El presidente de México, López Obrador, dijo en conferencia de prensa del 8 de agosto que a falta de agua en el norte, impedirá que se den más concesiones a cerveceras para explotar el vital líquido, reconociendo que el nivel de explotación es insostenible para garantizar el abastecimiento de los mantos acuíferos.
Miércoles 14 de septiembre de 2022
El 29 de julio, el presidente decretó una medida temporal para reducir o modificar el permiso de extracción de agua de las concesiones con fines distintos al doméstico y al público urbano, dadas por la Comisión Nacional del Agua (Conagua) en la mayoría de los municipios de Nuevo León (afectados por la sequía).
Sin embargo, estas medidas no terminan con el problema del saqueo y la desigualdad que hay entre los empresarios y la población trabajadora respecto al acceso que tienen al agua.
El estudio “Percepción del servicio potable de agua y cultura del agua en México” del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), que fue aplicado en 342 localidades de 232 municipios del país, arrojó el dato de que sólo 14 % de la población tiene el servicio de agua potable las 24 horas del día, todo el año, y 48 % no lo recibe ni siquiera una vez al día.
Pero lo más impactante es que sólo el 1.1 % de los usuarios del agua en México, 3 mil 304 usuarios privados, a quienes la Conagua les otorgó concesiones por más de un millón de metros cúbicos, concentra una quinta parte del recurso para fines lucrativos.
El plan del gobierno de la 4T sigue siendo la sobreexplotación de los mantos acuíferos, sólo que ya no en el norte, donde la escasez está causando problemas; en su lugar, llamó a que se den concesiones para explotar las aguas del sur del país, continuando la expoliación de los recursos naturales a manos privadas.
A pesar de que López Obrador menciona que su gobierno no es neoliberal, continúa con la política de apropiación de los recursos naturales a manos de unos cuantos, permitiendo su enriquecimiento a costa del empobrecimiento de la mayoría de la población.
La sobreexplotación, además, afecta a todo el ecosistema al extraer y contaminar más agua de la que se puede renovar a través de un ciclo natural. Por lo que cambiar de lugar de explotación sólo ralentiza la percepción del daño y lo profundiza. Es algo que no podemos sostener en medio de una crisis mundial de falta de agua debido al cambio climático.
La industria cervecera en México
Sonora, Nuevo León y Chihuahua se encuentran dentro de las cinco entidades con mayor cantidad de agua concesionada para su extracción con uso industrial a nivel nacional, junto con Quintana Roo y Campeche.
Algunas de las cerveceras que acaparan dichas concesiones son: Cervecería Cuauhtémoc Moctezuma (cerveza Bohemia, Carta Blanca, Sol, Tecate, Indio), con cinco concesiones en Nuevo León, Sonora y Baja California, que suman 11 millones 130 mil 560 metros cúbicos de agua al año; Compañía Cervecera de Coahuila (que elabora cerveza de barril y de malta, principalmente para exportarla a EE.UU.), Cervecería Modelo de Torreón (que tiene como principal producto a la cerveza de malta para exportación) y Distribuidoras de Cervezas Modelo en el Norte (cerveza Corona, Victoria, León, Pacífico), que tienen concesionados 22 millones 501 mil 880 metros cúbicos por año.
Datos del INEGI y la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), afirman que para producir 250 mililitros de cerveza se utilizan 75 litros de agua en el proceso.
Es una cantidad enorme para los secos acuíferos del norte de México. Sonora, por ejemplo, tiene 14 de sus 60 acuíferos sin disponibilidad de agua; durante 2020 el 56.5 % de los 23 acuíferos que existen en Nuevo León se declararon sin disponibilidad de agua. En total, el 42.11 % (275) de los 653 acuíferos existentes en el país fueron declarados oficialmente sin disponibilidad de agua en 2020 (Datos de Serendipia).
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¡No más privatización!
Lejos de buscar lugares que se puedan explotar hasta la desecación, necesitamos un plan científico de extracción que vaya acorde con el ciclo natural del medio ambiente y las necesidades de la población, que no provoque la sobreexplotación de los recursos ni la sobreproducción de alimentos que al no poder ser consumidos terminan convirtiéndose en contaminantes.
Para ello es indispensable que la población consumidora tenga injerencia sobre el uso y manejo del agua. No sólo para controlar su extracción, sino también la repartición, exigiendo inversión para garantizar la infraestructura en los lugares donde todavía no hay acceso al agua potable, que mayormente son comunidades indígenas, y que no falte en instancias públicas como escuelas y hospitales.
Este presupuesto puede venir de no pagar la deuda externa, del cobro progresivo de impuestos a las grandes fortunas y de anular el presupuesto para la Guardia Nacional y la militarización del país.