Mientras apologistas del Vaticano dicen que el papa tomó una medida “trascendente” al dividir a la Congregación de la Doctrina de la Fe (la vieja Inquisición) para “investigar” miles de denuncias, sobrevivientes de Argentina (que conocen bien a Bergoglio) y especialistas aseguran que nada cambiará y que seguirá el encubrimiento a los criminales.
Jueves 17 de febrero de 2022 21:40
Foto Vatican Media
El pasado lunes la corresponsal en Italia del conservador diario argentino La Nación publicó un artículo titulado “Abusos: el papa Francisco cambió la estructura interna de la Congregación para la Doctrina de la Fe”. Allí da detalles sobre un nuevo documento (motus proprio, especie de decreto del monarca vaticano) firmado por Jorge Bergolio en el que se ordena la creación de “dos secciones, una doctrinal y otra disciplinaria, cada una con un secretario”, en esa área estratégica de la “santa sede”. Según el periódico mitrista, se trata de “un cambio considerado de inmensa trascendencia”.
Vale recordar que la Congregación para la Doctrina de la Fe (CDF) es heredera directa de la tristemente célebre Santa Inquisición creada a principios del Siglo XVI. Además de ser la máxima autoridad sobre moral católica, apostólica y romana, la CDF centraliza todo lo que amerite ser estudiado bajo la lupa del Derecho Canónico. De allí que en los últimos años sus despachos hayan desbordado de expedientes con miles de denuncias de pedofilia y demás crímenes sexuales cometidos por curas, obispos y cardenales.
Una “fuente vaticana experta del tema” dijo a La Nación que el motus proprio de Francisco “es un reconocimiento explícito de que en la Iglesia tenemos una crisis, que es la crisis de abusos sexuales de menores por parte de sacerdotes”. La fuente detalló que la idea es constituir una estructura especializada con un tribunal integrado por juristas, luego de que se comprobara que “el 90 % del trabajo” de la CDF está centrado en “tratar los delitos gravísimos como son los de abusos de menores por parte de sacerdotes”.
En ese sentido, la nueva Sección Disciplinaria se ocupará formalmente “de los delitos reservados a la Congregación y por ésta tratados mediante la jurisdicción del Supremo Tribunal Apostólico allí instituido”. Su tarea sería “predisponer y elaborar los procedimientos previstos por la normativa canónica para que la Congregación, en sus diversas instancias pueda promover una recta administración de la justicia”.
Resta saber quiénes serán los nuevos “secretarios”, uno doctrinal y otro disciplinario, que reemplacen al actual prefecto de la CDF, el español Luis Ladaria, próximo a cumplir 78 años.
La Izquierda Diario consultó a sobrevivientes de abuso eclesiástico y a especialistas en la temática sobre este supuesto “cambio trascendente” motorizado por Bergoglio (un comprobado encubridor de abusadores en Argentina). Todas las personas consultadas coincidieron en que se trata de un mero gesto y un ensayo cosmético del Vaticano en pos de recuperar algo de su maltrecha imagen. Lo que lleva aparejado, naturalmente, un nuevo intento de engañar a las víctimas y seguir salvando el pellejo de los criminales de sotana.
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“Si quisieran limpiar la Iglesia, se salvarían muy pocos”
Julián Bartoli es referente de la Red de Sobrevivientes de Abuso Eclesiástico de Argentina. Él fue víctima de los abusos de Eduardo Lorenzo, el excapellán del Servicio Penitenciario Bonaerense que se suicidó en diciembre de 2019 en la sede de Cáritas de La Plata horas antes de ser detenido por abusar de menores durante años. Consultado por este diario, dijo que “ante la gravedad de la crisis (que, en realidad, es ‘grave’ porque los medios le dan bola), más obligados se ven a actuar y mostrar que hacen algo. Parece que en 2022 están tomando medidas y reconociendo algo que existe desde hace setenta u ochenta años (para hablar de los tiempos modernos)”, ironizó.
Desde la Red que integra Bartoli consideran que la Iglesia debe “abrir realmente toda la documentación que tiene, que los obispos dejen de tener los privilegios que tienen en los ‘juicios’ y ponerse a disposición real de la Justicia. Si realmente quieren limpiar la institución, tienen que empezar por sacar de adentro todo lo podrido que tienen. Que dejen de usar a las víctimas, ofreciéndoles las famosas ‘denuncias canónicas’ que para lo único que sirven es para juntar información con la que después los abogados pagados por la Iglesia ayudan a los curas. Eso es lo que me pasó a mí y a muchos otros compañeros. No quieren tomar medidas de fondo. Si quisiera limpiar la Iglesia, se salvarían muy pocos. Y no me imagino a una organización con tanto poder siendo gestionada con ese nivel de debilidad. La Iglesia no funciona sin pedofilia”.
“Es puro marketing”
Julieta Añazco también es de La Plata y sobreviviente de abusos en la Iglesia. En su caso, hace más de treinta años su victimario fue el cura Héctor Giménez, quien hoy transita impune su vejez en un asilo propiedad del Arzbispado de la capital bonaerense.
Añazco es referente de la organización Iglesia Sin Abusos. Consultada por La Izquierda Diario sobre la nueva medida de Bergoglio, afirmó que “hay compañeras, compañeres y compañeros que aún creen en la institución, siguen perteneciendo a la religión católica y siguen esperando que algo cambie. Incluso creen que debe ser un tema ‘complejo’, durante muchos años compactado. Pero también saben que a veces hay mucho ruido y pocas nueces, muchas palabras y pocos hechos. Por eso creo que esto es más de lo mismo, intentar lavar la cara con supuestos cambios, pero en el fondo que es puro marketing”.
En el mismo sentido se pronunció Ingrid Figueroa Cruz, sobreviviente del cura Moisés Pachado de Catamarca, quien agregó que “la Iglesia encubre sistemáticamente a los curas. Aún teniendo información al respecto, pensé que en mi caso sería distinto. Sufrí abusos a mis nueve años, a los once le conté esa tortura al cura Dardo Olivera, quien me ayudó espiritualmente durante diez años. Sin embargo, cuando pude hablar y realizar la denuncia penal, al llamarlo para que brinde su testimonio Olivera dijo no recordar nada. Solicité un careo, porque no quería creer esa postura, y en la Fiscalía, mirándome a los ojos y aún después de haber jurado por Dios, me dijo no recordar ese hecho. La Iglesia encubre, sólo les interesa que la verdad permanezca oculta. No les favorece en nada que los niños y niñas sigamos hablando y gritando los abusos sufridos durante décadas”.
El testimonio de Daniel Verá no difiere de los anteriores. Sobreviviente de los abusos del cura Walter Avanzini, cometidos hace tres décadas en Arias (Córdoba), Vera asegura que el cambio anunciado por el Vaticano “es otra gran muestra de cómo la Iglesia en ningún momento intenta asumir en serio y resolver el problema, sino encubrirlo y taparlo”. Y recuerda que, “mientras los abusos en la Iglesia fueron parte de las causas que llevaron a Ratzinger a renunciar al papado, ahora él mismo está involucrado por el informe de Alemania”.
Vera, quien comparte militancia con Bartoli y Figueroa Cruz en la Red de Sobrevivientes de Abuso Eclesiásico, considera que “esta división (de la CDF) es más de lo mismo y lo más grave es que todo siempre queda dentro del ámbito eclesial. Nunca se va a plantear una solución para que quienes fuimos víctimas tengamos una justicia real, en el ámbito civil, terrenal. Todo lo plantea dentro de la propia Iglesia. ¿En qué beneficia a las víctimas que pongan a una persona más a ‘investigar’ cosas que se resuelven dentro del ámbito eclesial? En nada. Es algo para la tribuna, para decir que se hacen cargo del problema, cuando en realidad nunca hacen nada”.
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“Es todo humo y seguir revictimizando a las víctimas”
Adrián Vitali es un exsacerdote cordobés. En 2021 publicó el libro El secreto pontificio, donde asegura que en Argentina hay, por lo menos, unos 650 curas abusadores ocultos por la alta jerarquía de la Iglesia, de la cual el propio Bergoglio fue máxima autoridad hasta que lo nombraron papa.
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Consultado por este diario, Vitali también recordó que “la Congregación para la Doctrina de la Fe es la antigua Inquisición, que hacía el patrullaje ideológico de la fe de la gente y si alguien no creía lo que la Iglesia decía era torturado y quemado”. En tal sentido afirma que “el tema de la pederastia eclesiástica nunca debería haber estado dentro de la Congregación. Para eso hay otros espacios y otras instituciones. Se incorporó dentro de la Congregación de una forma particular, cuando estaba Joseph Ratzinger como prefecto y se buscó controlar las denuncias. Ahí él y el papa Juan Pablo II decidían si se investigaba o no (normalmente era no)”.
Para Vitali, “lo de Francisco es un tibio gesto hacia lo planteado por Reinhard Marx, el cardenal alemán que denunció a Benedicto XVI por no haber denunciado a los curas abusadores en Alemania. Cuando Marx renunció el año pasado, planteó que lo hacía por el mal manejo de la pederastía en la Iglesia. Por eso digo que es un gesto tibio, más hacia adentro que hacia afuera”.
Coincidiendo con gran parte de las víctimas sobrevivientes, Vitali asegura que “el único cambio posible es que abran los archivos y se denuncie a los abusadores. No hay otra posibilidad. Todo lo otro es humo y seguir revictimizando a las víctimas. Todos saben que no hay ninguna voluntad de cambio. Creo que el próximo cisma, después de Lutero, va a ser nuevamente en Alemania y creo que Marx va a tener mucho que ver”.
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“Todo lo que la Iglesia hace siempre es en desmedro de las víctimas”
El abogado mendocino Carlos Lombardi es especialista en Derecho Canónico y lleva años asesorando y patrocinando a sobrevivientes de abusos eclesiásticos. Consultado por este diario, inevitablemente también recuerda el pasado de la CDF. “Es la heredera de la Inquisición, la organización que utilizando el brazo secular, es decir, los tribunales estatales o feudales, llevaba a la tortura y muerte a los herejes. Es heredera del Santo Oficio a la que le cambiaron el nombre y le dieron un barniz un poco menos violento, pero la función desde lo doctrinal es la misma, es la censura, el control de la libertad de expresión, de pensamiento y conciencia”.
En ese sentido, Lombardi afirma que con el cambio impulsado por Bergoglio “lo que están ratificando es a ese organismo nefasto. En materia de abusos ponen una nueva secretaría a cargo de equis obispo o cura, nunca van a poner a un laico y mucho menos a un católico con pensamiento autónomo. Es decir que lo sigue controlando el clero. No es ningún avance en beneficio de las víctimas, si se entiende por ‘avance’ una reforma en su estructura, organización y funcionamiento”.
Para el abogado, “todo lo que la Iglesia hace siempre es en desmedro de las víctimas, lo único que les interesa es su credibilidad. En esa estructura interna no hay transparencia y no hay defensa de los derechos de las víctimas. Que los borregos que tiene el papa en la Comisión Pontificia para la Protección de los Menores no hayan salido a criticar esta reforma, da a entender que aunque son profesionales, psicólogos, etc.; están nombrados a dedo y responden directamente a los intereses del papa”.
Informe: Valeria Jasper, Augusto Osorio y Daniel Satur
Redacción
Redacción central La Izquierda Diario