En Palpalá, uno de los conglomerados urbanos más pobres del país dónde muchos no tienen derecho a hacer cuarentena ya sea porque no tienen casa o porque tienen que salir a trabajar, la policía enjaula a quienes no cumplen con esta medida. La "utilidad pública" que podría tener una fábrica como Zapla contrasta con la decisión del gobierno de poner sus recursos para reprimir.
Miércoles 25 de marzo de 2020 19:48
Las calles de la ciudad de Palpalá están semivacías debido a las disposiciones decretadas por el gobierno nacional y provincial, sólo circulan quienes no pueden quedarse en sus casas porque de su recaudación diaria logran el sustento para el día a día.
Se trata de uno de los conglomerados urbanos más pobres del país, donde se han perdido cientos de puestos de trabajo con cierres de fábricas y despidos en el cordón industrial y con un creciente número de jóvenes y trabajadores que deben salir a vender a las cada vez más abultadas ferias ubicadas en los barrios de la ciudad.
Desde que se dispuso la obligatoriedad de la cuarentena se vienen realizando incontables operativos de hostigamiento, razias y detenciones, cumpliendo con el mandato del gobernador Gerardo Morales de “encarcelar a medio mundo”, para lo que viene destinando recursos que se encuentran muy por detrás de las inversiones en materia sanitaria, faltando al día de hoy los test masivos para conocer el número de contagiados, así como respiradores y camas para los hospitales.
Así en la Regional Nº 8, ubicada en el interior de la fábrica Aceros Zapla, han armado jaulas donde obligan a permanecer durante horas a quienes no pueden justificar estar en las calles –jóvenes y trabajadores en negro que no cuentan con certificados de patronales o simplemente pibes de barrio que conocen de cerca la persecución policial que los hostiga ante cualquier actividad que hagan-.
Las personas detenidas pueden permanecer horas hasta ser liberados.
Ante el desfinanciamento en salud el gobierno responde con represión
Aceros Zapla fue cerrada tras las medidas adoptadas por el gobierno y ahora su predio es utilizado como forma de castigo medieval. La empresa podría estar funcionando y produciendo tubos de oxígeno y camillas para aportar a los hospitales.
La "utilidad pública" que podría tener una fábrica como Zapla contrasta con la decisión del gobierno de poner sus recursos para reprimir. ¡Plata para salud no para represión!