En la mañana de hoy , a sus 68 años y tras una larga pelea contra un cáncer de pulmón, se conoció la triste noticia del fallecimiento del crack holandés Johan Cruyff.
Jueves 24 de marzo de 2016
Cruyff fue parte de una generación del seleccionado holandés apodada “la naranja mecánica” por su sistema de juego exquisito. En ese equipo, él era la pieza fundamental.
Su carrera se inicia en el Ajax de su Ámsterdam natal en 1964 pero es, quizás, diez años despuéss, cuando Holanda queda subcampeona del mundial 74 cayendo ante Alemania por 2 a 1, donde llega a su máximo pico de rendimiento con la camiseta anaranjada. El mundial de Argentina 78, parecía ser la revancha de esa selección superpoderosa con Cruyff a la cabeza tras haber ganado tres balones de oro, sin embargo ocurrió algo inesperado.
Durante mucho tiempo se popularizó la versión de que en repudio a la dictadura cívico militar que se estaba desarrollando en la Argentina, Cruyff había decidido no venir a jugar la copa del mundo de 1978, sumándose a una larga lista de figuras de peso en el ámbito deportivo que a lo largo de la historia han sido claves en la pelea por los derechos humanos como fueron Classius Clay o el as del balompié brasileño Sócrates. Pero aunque muchos años después Cruyfff desmintió esa versión, la valiente actitud de parte del plantel de Holanda de negarse a recibir las medallas de manos de Videla en plena dictadura dan la pauta de la preocupación que tenían al respecto.
Seguramente por eso se lo sigue asociando a esa actitud frente a la dictadura y genera el sentimiento de una paradoja inentendible que hoy, a cuarenta años del inicio de la última dictadura militar, estemos despidiendo a Cruyff; muerte que le duele a simpatizantes del deporte más bello del mundo, sobre todo a quienes seguimos exigiendo hoy memoria, verdad y justicia.
