Editorial Río Negro. Un ajuste a dúo y la necesidad de paralizarlo todo

El gobernador acaba de extremar un poco más el ajuste. En paritaria sus funcionarios soslayaron la idea de “quiebra del estado” para negarle a los estatales un mínimo aumento en este mes de inflación furiosa. Es un hecho: Weretilneck copia el ajuste nacional lo más que se pueda, contra el salario de la clase trabajadora y los puestos de trabajo.

Todo comenzó con el favor de la legislatura donde se aprobó más descuentos a los sueldos para el IPROSS, la obra social provincial que funciona como caja recaudatoria para la gestión. A su vez liquidó el pago de aguinaldos en cuotas. Weretilenck busca masa dineraria de la única mercancía que no subió su precio: la fuerza de trabajo.

A la par, realizó dos maniobras directas contra el empleo: ajustó partidas a los municipios delegando en sus intendentes la tarea de despedir centenares de municipales; mientras por su parte anunció la revisión completa del plantel provincial de contratados. Se trataría de unos 4mil puestos de trabajo precarizados sujetos a futuros despidos.

Todo esto, y mucho más, lo hizo en menos de un mes de mandato. ¿Qué lo convenció de esto si hasta hace un mes atrás Carreras decía que se estaba garantizando una buena transición “ordenada”? La respuesta es corta: se contagió de la política de ajuste de shock de Milei.

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Buscar dólares de donde sea

Un ejemplo: cerró el ramal turístico del Tren Patagónico , una de las sociedades del estado provincial. En pleno inicio de temporada, dice que los números no le dan. ¿Habrá despidos? Está por verse. Algo es seguro: Weretilenck imita el discurso de “no hay plata” y gasto cero del estado de Milei. Aclaremos: el Tren Patagónico tiene el servicio de La Trochita para el turismo top internacional de Bariloche, donde meses atrás tuvo un descarrilamiento y vuelco con decenas de turistas estadounidenses que sufrieron lesiones de diversa gravedad. Dado el cierre de ese ramal turístico y ahora el del tradicional viaje de Viedma a Bariloche, surge la pregunta: ¿puede ser el primer paso para la privatización? Si su partido gobernante, JSRN, con el apoyo de diversos peronistas habilitaron “privatizar” una Meseta entera con la “ley hidrógeno”, ¿por qué no lo haría con el tren si hubiese algún capital interesado en ese negocio?

Las medidas de Milei podrían establecer algunas contradicciones con intereses capitalistas afincados en Río Negro, específicamente las empresas fruteras a las que finalmente se le pondría retenciones a la exportación, algo contrario al pedido que le hiciera Weretilneck en la reunión que mantuviera con el Presidente y todos los gobernadores. Pero la gran burguesía de la AEA saluda de conjunto las medidas y entre ellas, muchas empresas de Rio Negro podrían festejar, entre las que se cuentan las mineras, petroleras y del turismo internacional. Lo más reaccionario de todo es que con el nuevo paquete de medidas incluso Joe Lewis podría legalizar todo su accionar con la nueva ley de tierras.

No por algo el diputado nacional de JSRN, el ex -ministro de economía provincial Agustín Domingo, saludó el decretazo y determinados aspectos de la nueva ley ómnibus, mientras Weretilneck efectúa discursos abstractos sin posicionarse concretamente hasta el momento. Este último aspecto es un giro en la anterior ubicación “massista” del oficialista JSRN en la arena política nacional. El conjunto del régimen está en reordenamiento con el nuevo gobierno recién asumido, y el nuevo bloque Innovación Federal al cual se insertó el partido de Weretilneck en Diputados, por el momento es un ala dialogadora con muchas posiciones de Milei y el PRO.

Todo este plan nacional y provincial se aplica para saldar las deudas con FMI y de los bonos Castello en Rio Negro. El problema es cómo la provincia paga una deuda en dólares contraída por el propio Weretilenck a fines de 2017. Es que el 90% de la deuda provincial debe ser saldada en un dólar cada vez más caro, por lo que al gobernador no hay recaudación tributaria en pesos que le alcance. Y con el corte de aportes del tesoro nacional, no hay mejor idea para el mandatario que achicar en los municipios y en los sueldos estatales. Para hacer una estimación: en octubre de 2023, estimando un dólar a 607 pesos argentinos, la provincia calculó que en 2024 debiera destinar para el pago de la deuda 78 mil millones de pesos. Se trata de un monto “móvil” y ascendente, porque la deuda del Bono Castello se paga en dólares, que ya está arriba de los 830 pesos, precio oficial. Podría decirse grosso modo que pagar la deuda de 2024 es el equivalente aproximadamente a no pagarle el sueldo por 2 meses a todo el plantel estatal provincial. Weretilneck va por ese camino. Es falso que en Río Negro “no hay plata”: el impagable Bono Castello se está llevando la parte del león en esta tajada.

Municipios y sindicatos: contener sin dar nada a cambio

Este momento de la crisis abierta pone al descubierto por un lado a las intendencias y por el otro a las centrales sindicales, que exhiben una ubicación pasiva como nunca. Los primeros municipios en ajustar fueron Cipolletti y Villa Regina, oficialistas. Pero hasta el propio Cortes, un intendente “independiente” de la principal ciudad rionegrina Bariloche, presentó un presupuesto menor al estipulado por el intendente saliente, Genusso (JSRN). La visita de Weretilneck al despacho de María Emilia Soria en Fiske Menuko queda para la foto como los visos de un acuerdo para la contención social, mientras lubrican el aparato de control policial de manera preventiva. Hoy por hoy a Weretilneck le sirve más apoyarse en su tradicional “adversario” sorista que en el conjunto de la alianza peronista que lo apoyó hasta su asunción, integrada por kirchneristas-doñatistas, massistas y otros peronismos locales. Es un aspecto del régimen político provincial que tiende a girar: el peso de los municipios de las ciudades grandes, su capacidad de ajustar, atacar y contener; es todo un cálculo para el orden que busca el gobernador mientras ajustan.

Por otro lado, las centrales sindicales sin asombrar a nadie, no dejan de sorprender por la pasividad. UPCN, dirigido por Scalezzi, no marchó en la jornada de lucha de la CGT-ATE y las dos CTA´s. Eso sí, el dirigente estuvo en la foto de portada el día de asunción del gobernador tres semanas atrás. ATE, que tiene responsabilidad de dirección sobre los trabajadores municipales en lucha contra los despidos, aún no convocó a ningún paro para frenar esta escalada en las ciudades. Aquí también juega un rol importante SOYEM, quien tampoco se vio en las marchas del 20 de diciembre. Por su parte, las CTA, con sindicatos enrolados como SiTraJur y UnTER, plantean resoluciones grandilocuentes, de “estados de emergencia y en asamblea permanente” copiando el posicionamiento de ATE: realizar jornadas de lucha sin paro.

Si la convocatoria al paro del 24 de enero comienza a generalizarse, vastos sectores de la clase trabajadora de la provincia podrían salir a escena. En un escenario así, los pactos de Weretilneck con sindicatos de peso provincial como Camioneros del Alto Valle y UOCRA, son difíciles de sostener si por otro lado no se aceleran los ritmos de inversiones capitalistas en los proyectos extractivistas mineros. A estos sindicatos de peso hay que sumarle los UATRE de todos los valles en pleno inicio de temporada, los hoteleros de la cordillera, marítimos de la costa y los propios estatales provinciales y municipales de toda la provincia. La fuerza social de la clase trabajadora provincial es enorme, y no hay “ajuste Castello” que pueda detenerla sino es con mayor represión de la protesta como intenta Bullrich-Milei y que a su manera lleva a cabo Weretilneck en su intento de represtigiar la Policía de Río Negro.

Impulsos desde abajo

En las concentraciones del 20 contra el decretazo y su día posteriorafloraron cacerolazos con una bronca genuina que hechó por tierra el protocolo anti-marchas. Con la Jornada de Lucha del 27 y el anuncio de la ley ómnibus, siguieron apareciendo en las distintas ciudades convocatorias de sectores en lucha: ambientalistas, de la cultura, o más en general se sostienen agrupamientos de tipo sectoriales donde se debate qué hacer. Allí intervienen sectores del graboisismo, algunos sectores incluídos en las conducciones sindicales de CTA, aunque por lo general lo hacen como parte de un “movimiento ciudadano” escondiendo su responsabilidad de dirección en movimientos sociales o sindicatos.

En esta coyuntura que se abrió, toda manifestación es una oportunidad para descargar bronca y decisión de lucha por parte de los nuevos sectores que empiezan a mostrarse activos. Por ejemplo, los cacerolazos de Fiske han desconcentrado luego de desarrollar una especie de asamblea popular con resoluciones programáticas y de exigencias a los sindicatos. En Viedma la convocatoria del cacerolazo del 20 y de la jornada del 27 han sido masivas, aunque aún bajo el control del aparato sindical y del peronismo. En Bariloche se dio conformación a una multisectorial donde intervienen sectores del activismo y donde tiene relevancia la presencia de la izquierda, mientras que a su vez en la jornada del 27 se demostró que hay sectores de trabajadores como la seccional sindical de Asspur más activa y con sectores hospitalarios en lucha contra el vaciamiento, a la vez de una dirección local de UnTER independiente de la burocracia y que planteó la necesidad de paro a la conducción provincial.

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La convocatoria al paro del 24 de enero será una primera demostración del enorme potencial que tiene la clase trabajadora cuando es capaz de liberar toda su energía y paralizar los resortes de la economía capitalista. Esto es a lo que verdaderamente le temen los gobiernos y empresarios. Y si bien un paro activo está lejos de los planes de las centrales, la bronca expresada en las calles y el descontento de millones es una enorme base para apostar a que ese gigante dormido despierte su furia y la dinámica de lucha se imponga.

En una circunstacia así, en aquellas asambleas y "foros" sectoriales activos donde se debate abiertamente, puedan expresarse con más fuerza la disposición de lucha de sectores de trabajadores. Desde el PTS intervenir en ese sentido implica fomentar las asambleas existentes y sobre todo en los lugares de trabajo y estudio; impulsar comités de lucha allí donde hay despidos, para que haya una deliberación democrática sin que las conducciones sindicales impongan sus maniobras; y buscar las vías de una coordinadora de estos sectores con las seccionales antiburocráticas, movimientos sociales independientes y agrupaciones de izquierda, que tome fuerza para imponerle a las centrales un paro activo con plan de lucha hasta derrotar estos planes.