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Libros. Alguien tendrá que serlo: un ensayo de Gustavo Pecoraro sobre vivir con VIH

Nuevamente por editorial Egales de Madrid, Gustavo Pecoraro publica un ensayo breve y necesario sobre la visibilización de las vidas con VIH. "Para las personas que vivimos con VIH, el 1ro de diciembre son los 365 días del año", sentencia. Un texto que agradece a quienes no callaron antes y retoma esa tarea, transformada en activismo, consciente de que la visibilidad "aporta algo inmenso", no solo "por los otros que lo hicieron" sino fundamentalmente, "por los que nunca lo harán".

Andrea D'Atri

Andrea D’Atri @andreadatri | Diputada porteña PTS/FIT

Viernes 24 de enero 09:05

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¿Acaso puede una amenaza de muerte, transformarse en una militancia de vida? Esa pareciera ser la pregunta que subyace en los textos que hilvana Gustavo Pecoraro en su último libro Alguien tendrá que serlo. Reflexiones sobre vivir con VIH. Porque Gustavo es uno de esos seres anfibios, que transitó la tragedia ochentosa de las muertes en cadena de amigos, amantes, parejas y famosos desconocidos, pero sobrevivió para narrarlo, dar testimonio, hacerlo cine y llegar, si no a la cura, a algo que se le parece muchísimo.

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El autor vive con VIH y es feliz, según dice cada vez que tiene que hacer una breve semblanza autobiográfica. Y esto no es un talento, un destino, ni menos aún la insensatez de alguien que ignora la seriedad del asunto; sino una decisión consciente que puede advertirse desde aquel primer momento del diagnóstico, cuando en vez de largarse a llorar, desesperarse o convertirse en la buena víctima que el establishment médico-farmacológico hubiera esperado, se largó tranquilamente al cine XXX más cercano a tener sexo oral con un desconocido, dejando claro (dejándose claro) que nada podría impedirle seguir abrazado a su deseo.

Alguien tendrá que serlo es un libro de Pecoraro, pero en el que se escuchan otras voces, como las del médico Pedro Cahn, uno de los primeros médicos infectólogos especializado en VIH/SIDA en Argentina y fundador de la Fundación Huésped, la del médico Santiago Moreno Guillén, jefe de servicio de enfermedades infecciosas en el Hospital Ramón y Cajal de Madrid y después están las voces breves, en epígrafes atinados, de personas tan disímiles como Rock Hudson, Abraham Lincoln, Roberto Jáuregui, Elizabeth Taylor, Carlos Mendes o Audré Lorde. Pero sobre todo, las voces adivinadas que pueblan la memoria del autor: las del activismo colectivo que lo cobijó en distintos ámbitos y países, la de los muertos que lo ayudaron a vivir, la de los vivos que lo ayudaron a no morir y los de que claman, a través de su visibilidad militante, que quieren estar vivos el día de la cura.

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“El diagnóstico de VIH como un acto de militancia es tan personal e intransferible que no se lo aconsejo a nadie que no esté dispuesto a enfrentar los niveles crecientes de discriminación y estigma. Pero alguien tiene que hacerlo, alguien tiene que serlo. Porque miles ya lo hicieron y ese hacer construyó mejores condiciones para todas las personas con VIH en el mundo. (...). Todos recordamos a los muertos cuando ya están muertos. Alguien debe hablar de los vivos y de nuestras existencias.”, dice Pecoraro hacia el final de este pequeño gran libro.

Valga mi tardía reseña de esta publicación de Gustavo Pecoraro por editorial Egales, de Madrid, en momentos en que el mundo escucha en un foro internacional, al presidente ultraliberal de Argentina lanzar sus invectivas contra la comunidad de la diversidad sexual, con agravios aberrantes, prometiendo barrer con derechos consagrados, restableciendo prejuicios propios de la Inquisición y amenazando sus existencias. Una distopía del presente, paradójicamente cimentada en nombre de la libertad.

Pero también en esto, en la resistencia contra los líderes de la crueldad, estamos segures de que contamos con mucho más que alguien para serlo. Como la dedicatoria de Gustavo en el ejemplar que viajó hasta mi casa en Buenos Aires, cuando debajo del título Alguien tendrá que hacerlo, agregó de puño y letra "y muchas y muchos lo somos. Con amor marica."


Andrea D’Atri

Diputada porteña del PTS/Frente de Izquierda. Nació en Buenos Aires. Se especializó en Estudios de la Mujer, dedicándose a la docencia, la investigación y la comunicación. Es dirigente del Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS). Con una reconocida militancia en el movimiento de mujeres, en 2003 fundó la agrupación Pan y Rosas de Argentina, que también tiene presencia en Chile, Brasil, México, Bolivia, Uruguay, Perú, Costa Rica, Venezuela, EE.UU., Estado Español, Francia, Alemania e Italia. Ha dictado conferencias y seminarios en América Latina y Europa. Es autora de Pan y Rosas. (…)

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