Tras la cadena nacional de Bachelet, vinieron el Comité Político de La Moneda y las declaraciones de todos los interesados, mostrando el alineamiento de fuerzas alrededor del debate parlamentario. Pero, su resultado no estará allí, sino en la táctica que ya discute el movimiento estudiantil.
Martes 5 de julio de 2016
El frente anti-estudiantil, 1: el Gobierno cohesiona sus fuerzas parlamentarias
A las puertas de presentar al Parlamento su reforma, el Gobierno perdió la batalla por conseguir el apoyo de las fuerzas sociales que podrían haber sido afines: ni los estudiantes universitarios, ni los estudiantes secundarios, ni los Rectores de las Universidades estatales.
Se descuenta la abierta oposición de las otras fuerzas sociales: los capitalistas de la educación, empresarios dueños de Universidades y colegios privados, la Iglesia, todos persiguiendo sus intereses: las millonarias ganancias, como dimos cuenta en La Izquierda Diario aquí.
El Gobierno, mostramos aquí, quedó así aislado.
Entonces busca ahora desplazar la batalla al Parlamento, intentando cohesionar sus filas parlamentarias: antes de la cadena nacional, el mismo domingo, realizaron una reunión extraordinaria con los jefes de bancada de la Nueva Mayoría, y ayer lunes, en el Comité Político de La Moneda, reforzaron el esfuerzo por asegurar la votación para aprobar la reforma antes que termine su período de Gobierno. Le resultará arduo, como fue con la reforma tributaria y la “cocina de la DC de Andrés Zaldivar”, o la reforma laboral y la “bancada pro-PYME” de la derecha, la DC y el PPD en el Senado. Es que la discusión parlamentaria será dura.
El frente anti-estudiantil, 2: la Derecha, las empresas de la educación y la Iglesia
La Derecha, al contrario, y es su mayor fuerza, sí logró mantener unida a su fuerza parlamentaria de Chile Vamos con su fuerza social: los empresarios de la educación con los Rectores de las universidades y colegios privados como sus voceros, la Iglesia, intereses que amplifican con sus medios de comunicación, como informábamos aquí. Pero tienen minoría en el Parlamento, lo que le da una ventaja al Gobierno en este terreno.
Su bandera se desnuda cada vez más: los representantes del G-9, el grupo de universidades privadas del CRUCH, se oponen abiertamente por la pérdida de fondos que podría acarrearle la reforma.
Con miles de millones de pesos en juego, darán una dura batalla.
¿Pero qué se discutirá en el Parlamento?
Que lo digan ellos mismos:
Bachelet en su cadena nacional, reafirmó que quiere mantener el “sistema mixto” en la educación superior. El diputado UDI Jaime Bellolio, señaló que es necesario mantener la “condición mixta” en la educación superior.
Los dos, el “sistema mixto”, es decir, el mercado de la educación. Son dos alas de una misma política. Solo difieren en cómo darle continuidad: para la Nueva Mayoría, hay que retocarla, maquillarla, intentar darle legitimidad, regularla mejor. Para la Derecha, ciega, sorda, muda, dejando todo tal como está.
Sobre esta base de partida, y con el Parlamento de las bancadas empresariales: “bancada Penta”, “bancada SQM”, “bancada Corpesca”, “bancada Luksic”, y otras, nada bueno puede salir.
Esta es la alineación de fuerzas real. Dos alas de un mismo frente anti-estudiantil. En el Parlamento, las cartas ya están echadas.
El lugar donde se puede cambiar el curso de las cosas, está en otro lado. Por eso, aunque la batalla por la educación parecerá jugarse en el Parlamento, en realidad, pasará por las calles.
La importancia de la táctica estudiantil
Está en manos del movimiento estudiantil, cambiar el curso de las cosas. Y su lucha, está en un punto de inflexión, como mostramos aquí. En un punto de inflexión, la discusión de la táctica estudiantil cobra mayor importancia.
De un lado, la táctica de “incidir”, que encabezan las JJCC y la Izquierda Autónoma. En los hechos prácticos, apoyan la reforma del Gobierno, buscando mejorar algunos puntos, más maquillaje al maquillaje. Lo hacen engañosamente: parten por criticar que “busca consolidar la mercantilización del sistema, contraviniendo las demandas planteadas por el Movimiento Estudiantil”, para, aún así, terminar por criticar que se rechace la reforma apoyándola, lo que los lleva así casi al cinismo. Sino, ¿cómo puede ser que la apoyen? Agregan que al proyecto presentado lo consideran “un piso”, no el techo, ¿pero puede ser así en el Parlamento de las “bancadas parlamentarias” y con esa alineación de fuerzas?
A este intento de confundir, criticando por izquierda para terminar apoyándola “incidiendo”, se suman los Rectores de las Universidades estatales. Critican, en los mismos términos, que se “busca consolidar la mercantilización del sistema”. Parecen así aliados de los estudiantes. Pero, los persiguen con sumarios, expulsiones, amenazas contra los estudiantes en tomas y paros. No hay que dejarse confundir con bellas palabras, “por sus actos los conoceréis”.
Del otro lado, sectores que buscan fortalecer la movilización en rechazo a esta reforma de mercado. Con organizaciones como la Agrupación Combativa y Revolucionaria (ACR), que lucha por poner fin al mercado de la educación sin ningún tipo de fondos a los privados, con financiamiento basal del 100%, gratuidad para el 100% con los recursos del fondo reservado del cobre, impuestos progresivos a las grandes fortunas, verdadero royalty a la minería, re-nacionalización del cobre: recursos hay. Por ingreso irrestricto, sin límites a la matrícula. Por la estatización de las universidades privadas, la verdadera desmunicipalización con estatización de los liceos. Por conquistas parciales ahora como la elección universal de los Rectores y todas las autoridades y el co-gobierno triestamental, banderas históricas de la Reforma Universitaria.
Para arrancárselos, fortalecer el Paro Nacional Indefinido con un Tomazo, y llamando a fortalecer las propias fuerzas, con una Asamblea Coordinadora Nacional de Estudiantes Secundarios y Universitarios, y llamando a la CONFECH a un Encuentro Educativo de Lucha con los estudiantes junto a los profesores precarizados de universidades, liceos y colegios, funcionarios y todos los trabajadores. Como lo resumen claramente: no queremos incidir, queremos decidir.
Es una cuestión de fuerzas
El frente anti-estudiantil, con sus dos alas discutiendo matices de una decisión de fondo ya zanjada: mantener la mercantilización de la educación, encontrará así una verdadera fuerza que se le oponga. No se puede “incidir” con argumentos. Hay millonarios intereses en juego. Es una cuestión de fuerza contra fuerza. Es el único lenguaje que entienden. Lo demostró el 2011.