Uno de los motivos del paro de controladores aéreos de este jueves fue el despido de una trabajadora que denunció acoso laboral. La Izquierda Diario dialogó con ella sobre esta situación.
Sábado 22 de junio de 2019 14:30
Los controladores aéreos son quienes se encargan de dirigir el tránsito de aeronaves en el espacio aéreo y en los aeropuertos de modo seguro, ordenado y rápido y autorizan a los pilotos con instrucciones e información necesarias para prevenir colisiones entre aeronaves y obstáculos en el área de maniobras. Su labor puede complicarse por el denso tránsito de aviones, cambios meteorológicos y otros imprevistos. Por estos motivos es considerado uno de los trabajos más estresantes en todo el mundo y requiere cuatro años de carrera y una capacitación continua para llegar a adquirir todas las habilitaciones necesarias.
A estas condiciones propias del trabajo se suma la gran precarización que hay en el sector. A pesar de depender de una única empresa del Estado (EANA – Empresa Argentina de Navegación Aérea), gran parte del personal está bajo contrato, cobrando la mitad de lo que cobran quienes están en planta permanente (allí el salario tampoco es muy elevado, como se difunde generalmente en los medios de comunicación), sin convenio colectivo de trabajo y sin la posibilidad de agremiarse. La situación de los controladores aéreos no difiere demasiado de la que vive día a día la clase obrera argentina, especialmente la juventud.
Anabella Stark tiene 28 años y trabajó primero en el aeropuerto de Mendoza y en el 2016 se trasladó al Aeropuerto Internacional Ambrosio Taravella de Córdoba. Estuvo contratada durante tres años y medio y recién después de ese tiempo fue pasada a planta permanente.
En el 2017, una supervisora comenzó a hostigarla y ella la denunció por acoso laboral. A fines del año pasado fue despedida sin causa, lo que generó el rechazo del conjunto de sus compañeras y compañeros de todo el país. El caso se hizo conocido esta semana porque forma parte de las reivindicaciones que levantó el sindicato en el paro de este jueves.
Ver también: Paro en el control aéreo por caso de acoso laboral a una trabajadora
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Contanos la situación de acoso que viviste antes de tu despido
En mayo del 2017 empecé a sufrir acoso laboral, mobbing le dicen ahora, por parte de una supervisora. Era un maltrato muy grande, me insultaba, me decía cosas sobre mi vida privada, por la ropa que tenía, cosas así. Fueron muchas situaciones muy incómodas porque inclusive lo hacía delante de otros compañeros, yo trataba de evitarla o le decía que no estaba de acuerdo con lo que me decía, pero la verdad era muy difícil porque era mi superior. Empecé a tener ataques de angustia cada vez que me tocaba un turno con ella, además surgieron problemas de gastritis, todo eso está certificado por médicos.
Llegado un momento me cansé y me quejé al jefe del área del aeropuerto, que no me dio ninguna solución, lo único que me dijo es que tenía que enfrentarla “mano a mano” como quien dice. Yo le contesté que no era mi forma de ser, que tenía que haber una solución formal. Su respuesta fue que yo era muy débil, porque trataba de estar siempre tranquila y no me metía con nadie y que por eso todo el mundo me agredía, a partir de ese momento él tuvo también esa actitud. Me decía que, por ser vegetariana y tener tatuajes, algunos supervisores “no confiaban en mí”, eran todas mentiras, pero me hacía la vida imposible. Aunque hay muchas mujeres que trabajan en este sector, todavía hay muchísimo machismo por parte de la jefatura.
¿En ese momento acudiste a otras áreas de la empresa?
Sí, al tiempo de esa charla hablé con Recursos Humanos de Córdoba, como no me daban ninguna respuesta yo misma labré un acta porque me había puesto a estudiar sobre el tema y me enteré de que podía hacer eso, pero ellos la cajonearon. Llamaba a Recursos Humanos de Buenos Aires y me decían que ahí no sabían nada.
En noviembre del año pasado decidí ir a la central de la EANA (Empresa Argentina de Navegación Aérea) y hablar con el gerente de Transparencia y Ética electo, Jorge Bermúdez. Le expongo el caso y hacemos una nueva acta donde pido que cesen las agresiones a las que me sometían. Ahí me prometieron que no me iban a dejar sin trabajo y que iban a tomar una medida “ejemplificadora” con esta mujer.
Pero no lo cumplieron…
No, hicieron todo lo contrario de lo que me habían prometido. Al mes de la reunión que tuve con Bermúdez, un día estaba entrando a mi turno y me llaman de Recursos Humanos. Estaba el gerente, el jefe de operaciones y el jefe del Aeropuerto esperándome. La situación fue bastante brutal, la jefa de Recursos Humanos me trató muy mal, me dijo que estaba despedida, sin darme ninguna explicación. Me obliga a firmar el despido y le dice a mi jefe que me acompañara hasta mi auto tipo patovica, como si yo fuera una basura. Casi que tuve que rogarles que me dejaran buscar un protector gástrico que tenía en el locker y pasar al baño un segundo porque ya me empezaba a sentir super mal.
¿Cómo tomaron tu despido tus compañeros y compañeras?
Primero que nada, generó mucha preocupación. No soy la primera persona en sufrir acoso laboral en este trabajo, hay muchísimo maltrato por parte de la jefatura, pero con el tiempo hay mucha gente que lo toma como un elemento más del trabajo. Mi despido fue para aleccionar al resto, para que nadie se queje de lo que vive.
Pero también generó movilización, hubo varios delegados que tomaron el caso y se empezó a correr la voz en todo el país. Despertó mucha solidaridad y se hicieron campañas de fotos en muchos aeropuertos, eso la verdad que me dio más fuerza para seguir peleando por mi reincorporación. El caso se plantea en un plenario del gremio a nivel nacional, toma estado público por decir así, y el gremio empezó a tomar el caso.
¿Hay algún tipo de respuesta de la empresa?
La empresa respondió solamente con injurias. El Ministerio de Transporte, del cual depende la EANA, les pide un informe detallando las causas reales del despido y empiezan a inventar un montón de cosas sin fundamento ni pruebas. Es importante, porque por ahí no se sabe, que la EANA es una empresa del Estado y es única, es decir que yo ahora no puedo trabajar más como controladora aérea porque ellos son los únicos que dan las habilitaciones.
¿Qué problemas de salud te generó esta situación?
Bueno, como decía antes, ya con el acoso que sufría había empezado a tener problemas de gastritis y ataques de angustia, todo esto se agudizó con el despido y sumado a que todo está carísimo y es muy difícil encontrar trabajo. Actualmente estoy diagnosticada con depresión y estoy medicada, sin obra social todo se complica más porque tenés que pagar las consultas médicas, los remedios, todo. Realmente es una situación muy difícil y quiero remarcar que no soy la primera ni la última que pasa por esto, el nuestro es un trabajo muy estresante y hay muchos compañeros y compañeras que tienen distintos problemas de salud por eso.
¿Por qué te parece importante que se conozca esta situación?
Creo que es importante porque está todo muy difícil, hay mucha falta de trabajo, mucho trabajo en negro y muchos maltratos por parte de las empresas. Fui despedida de manera injusta por denunciar algo muy habitual en este trabajo, pero también pasa en otros lados. Creo que no se puede normalizar el maltrato laboral que vivimos todos los días, no nos pueden tratar como me trataron a mí y causando todos los problemas que me causaron.