El viernes 17 de diciembre de 2022 se celebró la sesión inaugural del congreso fundacional de Révolution Permanente en Francia. Tomaron la palabra numerosas delegaciones internacionales, de Argentina, Brasil y Europa, y personalidades militantes e intelectuales, como Assa Traoré, Frédéric Lordon, Sandra Lucbert, entre otros. Anasse Kazib, trabajador ferroviario y vocero de Révolution Permanente, estuvo a cargo del discurso de cierre de este importante evento, que reproducimos a continuación.

Queridos camaradas, me uno a Daniela [Cobet] en el agradecimiento a todos los camaradas que nos han hecho el honor de estar aquí, de mostrar sus sentimientos fraternos con la organización que estamos fundando.

Milito con algunos de los camaradas desde hace cinco años. La primera vez que alguien me habló de Trotsky, a menudo me río de ello, le contesté: “No quiero oír hablar de tus historias de gulags y revoluciones”. Cinco años después, estoy al frente de la fundación de esta nueva organización política. Esto demuestra que todo es posible, que la subjetividad de los proletarios puede cambiar, y que gente como yo, escéptica ante la posibilidad de cambiar las cosas, puede creer en ello y decidir adoptar una estrategia y una perspectiva diferentes.

Mientras miraba a las diferentes personas que hablaban, ya fuera Assa, Sandra, Frédéric, Alexis de Total o Hassan de Geodis, pensaba que había un hombre que murió en agosto de 1940 a la edad de 61 años... Estaba entregando un libro a una persona que había intentado ganarse su amistad durante un año para asestarle un golpe fatal y acabar con su vida. Si 82 años después viera este Congreso y el proyecto revolucionario que estamos llevando a cabo, creo que se sentiría muy orgulloso.

Y es por estas razones por las que celebramos este Congreso. No se trata de ser la capilla más bonita, el partido más bonito, el mejor, el más fuerte. Sino porque hay millones y millones de personas oprimidas y explotadas, en este país y a escala internacional. Millones de personas cuyo único futuro es trabajar hasta los 65 años, romperse la espalda cada día en el trabajo, no poder vivir con dignidad. Personas a las que, cuando hay crisis sanitarias, se les explica que no tienen derecho a mascarillas, ni alcohol en gel ni respiradores artificiales. Personas que no saben cuál será su futuro y el de las generaciones venideras, entre crisis climáticas, crisis sanitarias, crisis económicas, guerras entre Rusia y Ucrania, tensiones geopolíticas entre Taiwán y China.

Por todo ello fundamos esta nueva organización. No, como a algunos les gusta burlarse del trotskismo y sus escisiones, para fundar una organización más. Si fundamos esta nueva organización política es para ayudar y participar en la lucha por finalizar con la explotación y la opresión de este sistema capitalista que no ofrece más que barbarie.

Nadie lo ha hecho, así que permítanme concluir citando a Trotsky. En un importante texto en el que hacía el balance de la Revolución española, hablaba así del partido: “En los momentos cruciales de los giros históricos, la dirección política puede convertirse en un factor tan decisivo como el de un comandante en jefe en los momentos críticos de la guerra. La historia no es un proceso automático. Si no ¿para qué los dirigentes?, ¿para qué los partidos?, ¿para qué los programas?, ¿para qué las luchas teóricas?” [1]

Es en este sentido que hoy, modestamente, intentamos prepararnos con este Congreso fundacional. Poder estar allí cuando se produzcan esos momentos cruciales, esos puntos de inflexión históricos y decisivos. Porque queremos ser coherentes con los trabajadores que, en los próximos meses, tendrán que salir a luchar. Cuando no existe una organización que con toda su fuerza sea capaz de dar dirección a estos movimientos subversivos, sabemos cómo terminan. La espontaneidad no basta para cambiar las cosas, es una tarea estratégica de los revolucionarios tener peso para ganar.

Con Révolution Permanente, en momentos tan subversivos como el movimiento de los Chalecos Amarillos, cuando éramos la mitad de lo que somos ahora, intentamos lograr peso. Estamos orgullosos de haber sido los que, con el Comité Adama, ideamos una estrategia en torno al “Polo Saint-Lazare”, para conseguir que miles de personas, militantes sindicales y obreros, militantes de barrios populares, se pusieran al lado de los Chalecos Amarillos cuando muchos decían que eran reaccionarios, pequeños patrones y gente de extrema derecha. También estamos orgullosos, en el momento de la reforma de las jubilaciones, de haber construido una coordinación entre las empresas RATP-SNCF [2] que participó en la derrota del plan Delevoye.

Es para todas las etapas que vendrán en el próximo periodo que este Congreso fundacional, en cuyo proceso reunió a más de 400 personas, debe darse a la tarea de salir con el máximo de debate. Demostrar que no es solo la fundación de una organización más, sino la fundación de una organización revolucionaria que nos permita construir el partido revolucionario capaz de acabar con la burguesía y con el sistema capitalista.

Traducción: Guillermo Iturbide