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Red Internacional
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Desde el aula. Ante los dichos de Soledad Acuña: Una vez más, ¡con los pibes no!

Tras los repudiables dichos de la ministra de Educación de la CABA se nos vienen a la mente cientos de escenas para nada gratas que vivimos docentes y estudiantes de la escuela pública.

Miércoles 19 de enero de 2022 16:39

Tras los repudiables dichos de la ministra de Educación de la CABA, Soledad Acuña se nos vienen a la mente cientos de escenas para nada gratas que vivimos docentes y estudiantes de la escuela pública. Es esa casta política que solo usa a las infancias y adolescencias para hacer campaña y luego descarta al olvido, como a las y los trabajadores sin importar gremio, ahí tampoco hay grieta. ¿Sabrá Soledad por qué desertaron? Es más fácil decir que están envueltos en el narcotráfico o buscando salidas fáciles, que pensar solo un segundo en una realidad que está a la vista de todos: despidos, desocupación, precarización al extremo, desalojos, pobreza, hambre, familias deshechas por una realidad social y económica que ya no se puede ocultar.

Sin dudas 2020 fue un año muy difícil para estudiantes, familias y docentes: la virtualidad versus la conectividad como privilegio de unos pocos, el miedo a los contagios, el hambre de las familias, las múltiples necesidades insatisfechas, el colapso del sistema de salud, la pérdida de seres queridos. Un año difícil de olvidar y no por los buenos recuerdos. Pero algo se profundizó: el vínculo humano entre los que hacemos la educación pública, familias, estudiantes, auxiliares y docentes.

En 2021 volvimos a habitar las escuelas. Ahí estuvimos para exigir lo que correspondía, tanto al Estado como a los paralizados sindicatos mayoritarios y aún esperamos: mayor presupuesto para educación, más y mejor alimentación para nuestros pibes, vivienda, trabajo y atención de la salud digna para todos. A pesar de algunos triunfos en la “justicia” seguimos peleando por todo esto. El que abandona no tiene premio dice la canción, y claro que no vamos a abandonar.

Hoy al escuchar tanta palabrería absurda por parte de la ministra, discurso estigmatizante y que levanta la bandera de la tan mentada meritocracia, nos hervía la sangre de odio y bronca. Odio por las palabras hirientes para con esos pibes y pibas que no volvieron a la escuela. ¿Sabrá Soledad por qué desertaron? Es más fácil decir que están perdidos en su mundo o envueltos en el narcotráfico o buscando salidas fáciles, que pensar solo un segundo en una realidad que está a la vista de todos los que la queremos ver: despidos, desocupación, precarización al extremo, desalojos, pobreza, hambre, familias deshechas por una realidad social y económica que ya no se puede ocultar.

¿Sabrá Soledad lo que es que un estudiante te explique que faltó una semana a clases por que tenía que ayudar a su papá en la obra en construcción para que les paguen más? ¿Sabrá lo que es que una nena de 7 años te cuente que en su casa solo se cena los primeros días del mes? ¿Sabrá la ministra qué se siente que un pibe te cuente que desalojaron su familia y no sabe si va a poder venir todos días a la escuela? ¿Conocerá el llanto desgarrador de un pibe que se quiebra y confiesa que hay violencia de género en su casa y que quiere huir con su mamá para salvarla? ¿Alguna vez habrá consolado a un grupo por la muerte de un compañero a manos de la maldita policía? Las y los docentes, así como también auxiliares y personal de cocina de las escuelas conocemos cientos de realidades como estás. Todas y cada una nos importan y nos indignan. No estamos dispuestos a simplemente acompañar y ayudar provisoriamente a esos estudiantes y sus familias. Claro que hacemos todo lo que está a nuestro alcance para intentar aliviarles un poco el dolor de la indiferencia y la desidia del Estado. Pero no alcanza.

¿Ya no se puede hacer nada como dice Acuña? Hay mucho por hacer, organizándonos para que se inviertan las prioridades. En principio que el Estado garantice un plan integral de becas para que pibes y pibas puedan volver a las escuelas, sin tener que optar por comer o aprender. Para esta tarea de ir en busca de cada estudiante que desertó se podría genera empleo para miles de docentes sin cargo, estudiantes de diversas carreras vinculadas a la educación y las Ciencias Sociales y la Psicología, con salarios acordes y plenos derechos laborales. También se podría invertir en talleres de oficios en las mismas instituciones para que todos y todas puedas egresarse con una salida laboral que les permita costearse estudios superiores o carreras que deseen hacer.

Todo lo anterior expresado va en contra de los planes de quienes nos gobiernan, tanto el gobierno de la Ciudad como el de la Nación están de acuerdo en algo: pagar la deuda al FMI a costa de ajustar cada vez más a los sectores populares, dejando que los que siempre ganan sigan saqueando los recursos naturales para saciar su sed de ganancias. ¡Basta! Estamos convencidos de que salida es colectiva y generando un cambio radical. Y es ahora.

Una vez más: Soledad, ¡con les pibes NO!