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Red Internacional
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¿Anticapitalismo monárquico? Kichi rinde pleitesía al rey Felipe VI en el IX Congreso Internacional de la Lengua Española en Cádiz

Esta semana se inauguró el IX Congreso Internacional de la Lengua Española en Cádiz, evento que ha reunido a distintas autoridades españolas desde los Reyes de España a miembros del gobierno estatal y al presidente de la Junta de Andalucía. A todos ellos ha recibido y agradecido su asistencia el alcalde de Cádiz, José María González “Kichi”, el supuesto alcalde anticapitalista.

Roberto Bordón

Roberto Bordón @RobertoBordon13

Miércoles 29 de marzo de 2023

El IX Congreso Internacional de la Lengua Española se ha inaugurado esta semana en Cádiz tras haber cambiado su sede. Inicialmente debía celebrarse en Arequipa, Perú, pero la crisis política y social que recorre el país latinoamericano después del golpe contra el presidente Castillo descartó dicha posibilidad.

Finalmente se ha celebrado en Cádiz, donde su alcalde José María González “Kichi”, militante de Anticapitalistas, acompañado del presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno (PP), ha recibido al Rey Felipe VI y la reina Letizia para presidir el acto inaugural. Y lo ha hecho con una cordialidad y pleitesía vergonzosas. Una metáfora final de la integración en el régimen que supuso la gestión capitalista del ayuntamiento de Cádiz después de 8 años de actividad política institucional de Anticapitalistas en Cádiz.

Sin referencias a la situación de represión que sufre la clase obrera peruana y con mensajes ambiguos de fraternidad que también pudo suscribir Juanma Moreno, dirigente del PP andaluz, Kichi ha ejercido su papel como un alcalde más en un acto institucional más. Lo cual no supondría inconveniente, salvo porque Kichi es supuestamente uno de los principales referentes políticos de una organización que se dice “anticapitalista” y había prometido no ser un alcalde más que gestionase las instituciones como llevan haciendo los distintos partidos del régimen del 78 durante décadas.

En el marco de la Guerra de Ucrania y el obsceno rearme imperialista del Estado Español, recibir al Rey y el ministro de Exteriores no solo es un gesto lacayuno hacia una institución reaccionaria heredada del franquismo como es la monarquía española, sino también de blanqueamiento hacia la política de aumento del gasto militar, envío de armas, tanques y sanciones. Después de la defensa de los contratos con Navantia con la dictadura de Arabia Saudí en 2018 o su propuesta de mediación entre patronal y los trabajadores durante la huelga del metal en Cádiz, la reciente puesta en escena de Kichi es una gran representación de lo que supone asumir la gestión municipalista reformista de los ayuntamientos, en vez de defender una política que ponga en el centro la lucha de clases y la independencia política del régimen capitalista.


De la ilusión municipalista a la integración en las instituciones del régimen

Hace 8 años y de la mano de las candidaturas municipales de marca blanca impulsadas por Podemos, Kichi y un grupo de militantes de Anticapitalistas entró al ayuntamiento de Cádiz afirmando que serían distintos a la casta política que había gobernado la ciudad y que no se limitarían a ser gestores de las instituciones. 8 años más tarde su campaña electoral gira precisamente entorno a haber sido los mejores gestores de las instituciones.

Un ejemplo fundamental se encuentra en su discurso respecto a la brutal deuda que acumulaba el ayuntamiento de Cádiz en 2015. A lo largo de ocho años de gestión el equipo municipal ha sacado pecho por la reducción de esta (un 34% en su primera legislatura, de 213 millones en 2014 a 139 en 2018) y de su “mejor “capacidad de gestión” de las instituciones frente al PP que gobernaba anteriormente. Armados con cifras que efectivamente avalan que han reducido la cantidad de deuda y que pagan más eficientemente a los proveedores con los que negocian, Anticapitalistas parece querer convencer de que son los mejores gestores posibles de las instituciones locales. De los discursos del no pago de las deudas ilegítimas a enorgullecerse haber saneado las arcas municipales y haber restaurado el buen funcionamiento de los negocios capitalistas en la ciudad.

El equipo de Kichi presenta como un mérito el que ahora el ayuntamiento de Cádiz cumple mejor con sus obligaciones financieras y que, además, como un añadido, es capaz de gestionar políticas sociales ¿Pero es esto a lo que debe aspirar un alcalde anticapitalista? ¿A ser “solventes y fiables” ante los criterios de Hacienda?

El papel que han jugado Kichi y su equipo a lo largo de ocho años de gestión municipal ha girado en torno a la idea de una gestión más “honesta y eficaz” de las instituciones. Es por ello por lo que mencionan constantemente como han reducido ciertos privilegios y gastos asociados a la tradicional corrupción de la casta política gaditana. Sin embargo, cabe plantearse ¿qué han logrado más allá de ello? Si la estrategia de Anticapitalistas pasa por “ampliar el margen de maniobra” a través de la actuación institucional como afirmaba el propio Kichi en una entrevista ¿qué pasos han dado para ello estos ocho años?

Si nos atenemos a los propios balances publicados por Anticapitalistas de su experiencia municipalista en Cádiz no parece haberse hecho mucho en ese sentido. En un artículo publicado en Viento Sur llamado “Sueños, conquistas y realidades: el caso de Cádiz”, miembros del equipo de gobierno de Cádiz hacen balance al respecto.

Desde un punto de vista “ciudadano” alejado de cualquier eje de clase, los autores parten de un análisis en el no se contempla el ayuntamiento como una parte de una institución integrada en el Estado burgués, sino como una suerte de institución administrativa neutral que puede tomarse y virar su función política y de clase dependiendo de quien esté en el ejecutivo. Para ello se concentran en una serie de medidas que ellos mismo admiten que no terminan de corregir ningún problema de raíz y que han supuesto incluso un degaste entre su base social debido a la falta de resultados relevantes.

En este esquema, la labor de los concejales nada tiene que ver con una práctica de parlamentarismo revolucionario que favorezca la autoorganización de los trabajadores (no es el sujeto al que se refiere el texto, los autores hablan de la ciudadanía), que visualicen el ayuntamiento como una trinchera política y como punto de apoyo de apoyo de las luchas, como podría esperarse de quienes dicen reivindicar la tradición del marxismo revolucionario. En cambio, parecen quejarse de la dificultad de gestionar las instituciones municipales burguesas en una dirección más amable con los sectores populares debido a las propias trampas que la legalidad burguesa ha construido preventivamente, así como a un problema para informar a su base social de que dichos obstáculos han cerrado el camino que pretendían recorrer. Se habla de exigir mayores competencias municipales que permitirían gestionar mejor.

En un momento de autocrítica se cita la desconexión y desgaste de la relación con los movimientos sociales y la falta de construcción de organización y empoderamiento de las organizaciones populares. Pero no se hace ningún enlace entre esta cuestión y el hecho evidente de que la estrategia descrita anteriormente impide resolver esta carencia, porque en este esquema lo externo a lo institucional no se concibe como sujeto central sino como una fuerza que según el texto legitima a los concejales y les da mayor margen de maniobra en la lucha institucional.

No se trata como afirman los autores, entre ellos David de la Cruz el nuevo candidato de Adelante Andalucía a la alcaldía, de una falta de formación profesional o institucional para confrontar el trabajo institucional, sino de una falta de voluntad política y estratégica. El problema no ha residido en que los concejales provenientes de los movimientos sociales no fuesen “expertos” en sus materias de gobierno, el problema fundamental es que se han concentrado en gestionar la miseria en vez de plantearse como transformar la realidad.

Los 8 años de gobierno de Kichi, quien ya ha confirmado que se retira de la política institucional, podrán ser vendidos por su equipo de campaña como una gestión “honesta” de las instituciones municipales de Cádiz. Honesta en el sentido de que no han participado de los privilegios de la casta política y sus excesos de corrupción. Pero poco podrán servir de ejemplo de plataforma política que permita el avance de la autoorganización de la clase trabajadora, en sembrar la desconfianza en las instituciones del régimen capitalista y poner como centro de gravedad la lucha de clases por una perspectiva de emancipación social.

Rendir pleitesía a Felipe VI es casi una anécdota en comparación a los 8 años de respeto de la legalidad burguesa, pero es un buen resumen de qué han significado esas dos legislaturas de un alcalde de Anticapitalistas que ha sido de todo, menos anticapitalista.


Roberto Bordón

Andalucía

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