Un pueblo obsesionado con los astros, ubicado en algún lugar perdido de Estados Unidos en la década del 50. Esta es una de las tramas principales con las que juega en su nueva película, que tiene todas las características que generan el encanto de Wes Anderson. En esta nueva entrega recomendamos su película que la pueden encontrar en cines y en algún que otro lado de la web.
En Asteroid City están todos los elementos que uno encuentra en una película de Wes Anderson. En su estética tan personal busca hasta en el último milimétro las composiciones simétricas, las paletas de colores dónde nada se deja al azar y en esta edición priman los colores pastel y las escenas en blanco y negro. La sensación que a una le da es que no se busca imitar la vida real, sino que el director arma la vida de sus personajes como si habitaran maquetas, una versión mejorada, más estéticamente placentera que ofrece la realidad. Llenas de detalles que hay que mirar con atención para entender la escenas, que conviven con diálogos en donde se mezcla permanentemente lo ingenioso y lo absurdo. Las conversaciones reflejan a veces en un tono naif las declaraciones más contundentes sobre la vida y la muerte, comentarios que no se podrían definir de otra manera que simplemente peculiar. En la mayoría de sus películas -y esta no es la excepción - las niñas y niños adolescentes tienen papeles protagónicos dónde se destacan no sólo por su inteligencia, sino también por mostrar la astucia, creatividad (y muchas veces también imprudencia) que sólo las infancias pueden tener.
Como si fuera poco, esta nueva producción de Anderson vuelve a tener un enorme plantel de lujo con grandes actuaciones. Muchos miembros ya son habitués del director y lo acompañaron en la mayoría de sus películas de las últimas décadas como Jason Schwartzman, Edward Norton, Tilda Swinton, Willem Defoe, Jeff Goldblum y algunes que incorporó por primera vez en esta película como Scarlett Johansson, Tom Hanks, Maya Hawke y hasta una pequeña aparición de Margot Robbie, sin dudas una de las estrellas del momento por su protagónico en Barbie. Se hacen extrañar Owen Wilson, Bill Murray y Anjelica Houston que también acompañan al director en la mayoría de sus entregas pero en esta no tienen papeles.
Para quienes no han visto ninguna película del director recomendamos que vean Los Excéntricos Tenembaum (2001), Moonrise Kingdom (2012) y Fantastic Mr. Fox (2009) que si bien son bastante diferentes entre sí, te permiten introducirte en las distintas aristas que tiene el mundo de Wes Anderson, que tan fascinado tiene a millones, que hasta se generó un trend viral en TikTok dónde se busca recrear el estilo tan característico del director estadounidense.
Volviendo a Asteroid City, como en la mayoría de sus películas, la trama y el hilo de la narración está compuesto por la concatenación de distintas historias y micro historias que tienen lugar dentro de un mismo universo que se conectan entre sí de alguna manera, aunque no siempre de la forma más evidente. En este caso tiene como telón de fondo los acontecimientos teatrales que suceden en el lapso de algunas semanas en el poblado Asteroid City, de la cual los personajes no pueden salir fácilmente por una cuarentena, tema que se volvió recurrente en el cine post-covid, aunque en este caso los hechos no tienen que ver con una enfermedad.
Estas historias son presentadas y narradas por Bryan Cranston (el protagonista de Breaking Bad, la serie preferida de muchos) dentro de otro hilo narrativo en blanco y negro, compuesto por escenas y ensayos teatrales que acompañan el guión de la película, y que a su vez se combinan con otra tercera trama monocromática que transcurre en un set televisivo dónde la gente es parte de ver el desarrollo de todas las subtramas anteriores.
Hasta acá podes llegar sin spoilers, a partir de este momento es bajo tu propio riesgo
Esta serie de eventos transcurren en un pueblo pequeño del suroeste de Estados Unidos llamado Asteroid City en 1955, lo rodea un desierto completamente naranja y lo rodean formaciones rocosas del mismo color. El pueblo es básicamente una estación de servicio, un hotel de ruta, un taller mecánico y casitas blancas idénticas pero lo que hace especial a ese pueblo es que hace 5000 años cayó un meteorito y ahí construyeron el observatorio científico- militar. Todo lo que transcurre en Asteroid City, gira en torno al meteorito. Lo que reúne a todos los personajes allí es que son participantes de una “Convención de jóvenes observadores de estrellas y cadetes espaciales” dónde se invita a estudiantes secundarios que son brillantes a mostrar sus inventos. Los padres de estos adolescentes incluyen a un fotógrafo de guerra recientemente viudo interpretado por Jason Schwartzman, su suegro (Tom Hanks) con el que no tiene una relación de cariño y una estrella de cine que está procesando muchos traumas del pasado interpretada por Scarlett Johansson.
La forma en que describe este lugar tan pintoresco cuenta con una innumerable cantidad de gags y parodias sobre la vida en los Estados Unidos de esa época. Por ejemplo, en una de las escenas nos encontramos con un vaquero que se cuela en la clase que están recibiendo unos niños, para plantearles que hay que confiar en el ejército norteamericano que nunca perdió ninguna guerra. Aquí podemos encontrar una referencia al ideal que imperaba durante los años de la guerra fría en gran parte de la sociedad estadounidense, que en 1975 se chocará con la primera gran derrota bélica de su ejército en Vietnam. De hecho, en la misma época en la que se desarrolla la película, en desiertos parecidos, Sobre las representaciones de esta Guerra en el cine de Hollywood ya hemos escrito en este artículo, que de paso les recomendamos.
De las subhistorias que aparecen dentro de la película, la más interesante es la que envuelve a la familia del fotógrafo de guerra, la forma que tiene de procesar la muerte de su esposa, atravesada por su propia existencia que se ve de forma impotente (básicamente un fotógrafo de guerra sin guerra) y la forma de transmitirle a sus cuatro hijes que su madre ya no se encuentra viva. La ternura de las hijas que buscan hacer brujerías para resucitar a la madre o convencerse de que el cielo y el más allá en una posibilidad real, el hijo pródigo que racionaliza absolutamente todo y un abuelo que le admite a su yerno que en realidad, nunca lo quiso. Una familia rota o disfuncional, que termina conectando con otra que es una madre, actriz de Hollywood, idola de adolescentes y su hija que ya no le quiere ver la cara pero que sólo tolera su voz.
Ya avisamos que iba a haber spoilers, pero admitamos que el affaire entre el fotógrafo y la actriz era cantado, de todas formas lo interesante de esa historia es la carga que implica el pasado de cada uno de ellos, y como los influye en su forma de relacionarse en el presente. Entre líneas podemos leer como la actriz Midge Campbell (Scarlett Johansson) va dando insinuaciones de haber vivido un pasado atravesado por la violencia de género, y como eso de alguna forma la condiciona para los papeles que elige interpretar tanto en los set de filmación como en la vida real. Esto lo vemos en las escenas en las cuales ella se pasea por el pueblo con grasa en la cara, intentando imitar un ojo morado, al punto de que en varias ocasiones se repite la pregunta acerca de “qué te sucedió”. En ese camino se encuentran “un roto para un descosido”, mientras sus respectivos hijes también comienzan una particular amistad y una aventura.
Una crítica que le hacemos a la película es que al ser múltiples historias concatenadas, ninguna se termina de desarrollar hasta el final, cómo si fuesen saltos entre las múltiples realidades de una obra de teatro, que va a estrenar en Broadway pero que en realidad es una serie de televisión. El hilo y la justificación de porque el director tomó esas decisiones no quedan del todo claras. Si bien tiene muy buenos actores que la saben llevar, no justifica apariciones de las principales estrellas de Hollywood que están sólo segundos en la pantalla.
Más allá de eso, nos parece una linda película que le recomendamos no solamente a los fanáticos Andersonianos, sino también a todas aquellas personas que gusten de las producciones con buena fotografía, diálogos ingeniosos y buenas actuaciones. Esperemos que también la disfruten y a partir de ella se adentren en el mundo de este director más que recomendable.
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