Al menos 10 muertos y decenas de heridos dejaron hoy dos explosiones en el aeropuerto de Adén cuando un avión que transportaba al nuevo Gobierno de unidad de Yemen llegaba a la capital provisoria del país.
Miércoles 30 de diciembre de 2020 10:29
Al menos 10 personas murieron en dos fuertes explosiones que tuvieron lugar en el aeropuerto de la ciudad de Aden, en el sur del Yemen, sede temporal del nuevo Gobierno y adonde viajaron los ministros del Ejecutivo, en el que participan también los separatistas sureños.
Testigos dijeron a la agencia Efe que dos estallidos se registraron en la principal terminal y un tercero a la entrada del aeropuerto, en el momento en el que aterrizó el avión con los ministros del nuevo Gobierno formado el 18 de diciembre, que han salido indemnes.
Imágenes difundidas por canales de televisión árabes muestran el momento de la explosión, cuando los ministros estaban desembarcando del avión y columnas de humo negro saliendo de la terminal del aeropuerto, además de un gran socavón en el asfalto provocado por una de las explosiones.
En ese momento había un gran número de periodistas y personal de seguridad en el aeropuerto, y hay informaciones aún no confirmadas de que se han registrado víctimas.
Por su parte, el ministro de Información yemení, Muamar al Eryani, acusó rápidamente a través de la red social Twitter a los rebeldes hutíes, que le disputan el poder al Gobierno reconocido internacionalmente desde finales de 2014 y lo expulsaron de la capital Saná.
Al Eryani también informó de que todos los miembros del gabinete se encuentran bien y que lo sucedido no les impedirá llevar a cabo su "deber nacional", porque su "sangre y alma no es más preciosa que la de los yemeníes".
El nuevo Gobierno está formado por 24 ministros, cinco de los cuales pertenecen al Consejo Transitorio Sureño (CTS), que también tiene su sede en la ciudad de Aden, donde sus fuerzas se han enfrentado a las gubernamentales.
El Ejecutivo conjunto se enmarca en el acuerdo de Riad, alcanzado por el Gobierno yemení y los separatistas en noviembre de 2019 en la capital de Arabia Saudí y auspiciado por este país para poner fin al conflicto en el sur, pero que no se aplicó hasta el julio de 2020.
Las tensiones están teñidas por la confrontación regional entre Arabia Saudí e Irán, quién respalda a los hutíes chiíes. La monarquía saudita llevó a cabo en los últimos años masacres brutales contra el pueblo de Yemen y contra los rebeldes como parte de la reacción hacia los levantamientos que sacudieron la región desde la Primavera Árabe. Lo hicieron con el visto bueno de los países imperialistas y con la ayuda particular de Estados Unidos que les proporcionó todas las armas necesarias para los ataques.
A medida que Estados Unidos fue abandonando la región tras la desastrosa aventura de las guerras en Irak y Afganistán, y sin querer involucrarse directamente en la guerra civil en Siria, Irán comenzó a ocupar un rol preponderante como potencia regional, avanzando sobre el terreno que dejaba EE. UU. y también mostrando poder de fuego contra el Estado Islámico. Como parte de ese avance extendió su influencia hasta el Mediterraneo, pasando por Siria y Líbano, en áreas preponderantes y en el Gobierno de Irak, y hacia el sur, hasta Yemen.
Es por esto que la guerra en Yemen se agudizó como parte del enfrentamiento entre Arabia Saudita (sunitas) e Irán (chiitas), con Estados Unidos e Israel metiendo la cola.
El nuevo Gobierno de unidad es parte de la política para tratar de desactivar la influencia iraní en la región. Las explosiones de esta mañana muestran que el objetivo aún es lejano.