El ministro de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires dialogó con Baby Etchecopar, quien le exigía mano dura y condenas más largas. También defendió el uso de las pistolas Taser planteando que es de “sentido común”
Javier Nuet @javier_nuet
Jueves 9 de enero de 2020 22:44
El flamante ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires habló sobre la crisis del servicio penitenciario de esa provincia, que está colapsado por la cantidad de presos que hay. “Una superpoblación tremenda”, la denominó, ante un Baby Etchecopar que se babeaba con las ideas de mano dura que exhibe Sergio Berni cada vez que emite opinión.
En la entrevista, el ministro explicó su propuesta para el problema, diciendo que no está de acuerdo con el esquema "2x1", que plantea la contabilización como doble del tiempo de condena transcurrido durante las prisiones preventivas. En cambio, Berni quiere algo más parecido al modelo brasilero, que plantea "1x1": un año de trabajo por un año de libertad. “Pero el año de trabajo que sea productivo, que hagan escuelas, que hagan casas. Como decía el general Perón: que cada uno de los presos produzca lo que consume”, sentenció. Todo disfrazado con un discurso sobre la rehabilitación social que no se lo puede creer nadie.
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Etchecopar, firme en su mano dura, le cuestionó que las condenas tienen que cumplirse hasta el final. Y Berni, que no se deja correr por derecha, le contestó que está totalmente de acuerdo, que las personas que delinquen tienen que “pagar”, pero que no veía posible ese esquema hoy, con la provincia y el país en crisis. Claro, lo que ninguno de los dos mencionó en toda la nota son las condiciones de hacinamiento y precariedad en las que habitan los presos las cárceles. ¿De qué rehabilitación hablarán si la mayoría de las cárceles no tienen las condiciones mínimas para vivir con los mínimos estándares de higiene y seguridad que necesita un ser humano?
A su vez, el periodista le preguntó por el uso de las pistolas Taser: “Yo entre pegarle un tiro a un tipo y detenerlo con una pistola de estas, prefiero usar una taser. ¿Pero, por qué están en discusión pavadas como estas?”
La respuesta de Berni fue… a lo Berni: “Porque cuando la ideología reemplaza a la lógica y al sentido común entramos en discusiones que no tienen ningún sentido. Yo soy una persona pragmática. Por eso estoy convencido del uso de las Taser. La seguridad no reconoce cuestiones ideológicas”.
Pero que las Taser pueden ser utilizadas como "un método de tortura" no es una cuesstión ideológica ni una locura trasnochada de la izquierda. Hasta la Organización de las Naciones Unidas (ONU), un organismo internacional conducido centralmente por las potencias imperialistas que abrazan las políticas más represivas, debió reconocerlo.
La realidad es que las cárceles, en Argentina y en todo el mundo, están llenas de pobres. Durante la gestión de María Eugenia Vidal en la provincia, las condiciones de encierro y detención empeoraron de manera considerable. Pero la responsabilidad es compartida con el peronismo, que gobernó los 28 años anteriores. En última instancia, es una política de Estado. Como el gatillo fácil, que con todos los gobernadores se mantuvo y que, según el último informe de Correpi, se cobra la vida de un pibe cada 19 horas, siendo la gran mayoría provenientes de los sectores populares.
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Para Berni, para Etchecopar y la línea de mano dura de las fuerzas represivas, estos datos concretos se tratan de “dogmas” e “ideologías” locas de organismos de derechos humanos. En realidad, lo loco es pensar que se pueda solucionar este problema sin cuestionar la miseria social de un sistema capitalista que condena a millones a la pobreza, la indigencia y en muchos casos a la criminalidad.
En medio de una crisis del país, se plantea “solidaridad” a jubilados que cobran más de 19000 pesos o a empleadas domésticas, que no van a recibir aumentos de sueldos. Mientras tanto, se le sigue pagando peso por peso al FMI por una deuda odiosa, y no se le pide ni un peso a los grandes ganadores del saqueo macrista, como los banqueros y los sojeros. Esos crímenes sociales el ministro no los quiere discutir, pero sí debate sobre cuál es el mejor modelo para seguir llenando las cárceles de pobres.