El músico del barrio Villa Catela de Ensenada lleva casi cuatro años preso. Lo acusan de robo a mano armada e intento de homicidio contra una pareja de abogados de La Plata. Las “pruebas” aportadas por la Policía son endebles, pero al Poder Judicial lo convencieron más que las evidencias de la inocencia del joven. En marzo irá a juicio. Su familia reclama la absolución y denuncia el armado de una causa para encubrir a los verdaderos asaltantes. Nueva entrega de Antipoliciales, crimen y violencia con una mirada de otra clase.
Daniel Satur @saturnetroc
Miércoles 10 de enero 10:08
Isolina Chávez | Foto Enfoque Rojo
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En esta nueva entrega de Antipoliciales te voy a contar un caso que, como muchos otros en el país, parece de película. Pero es verídico y tiene como víctima a un joven de un barrio popular de la provincia de Buenos Aires. ¿Sus victimarios? Varios estamentos del Estado bonaerense, empezando por la Policía.
Braian Chávez tiene 24 años, es músico y su familia vive en el barrio Villa Catela de Ensenada. Desde los 21 está preso, acusado de robo a mano armada e intento de homicidio contra una pareja de abogados de La Plata. Las “pruebas” aportadas por la Policía son endebles, pero al fiscal Juan Condomí Alcorta lo convencieron más que las evidencias de la inocencia del joven. En marzo irá a juicio. Su familia reclama la absolución y denuncia el armado de una causa para encubrir a los verdaderos asaltantes.
El robo, el tiro y la causa
La tarde del 10 de abril de 2020, en medio de la cuarentena represiva a causa de la pandemia de covid-19, dos personas armadas ingresaron a una casa de la calle 116 del Barrio Hipódromo de la capital bonaerense. Según la versión oficial, un tercer individuo se quedó afuera, haciendo de “campana”.
Dentro del domicilio había una pareja de 41 y 42 años de edad, ambos de profesión abogados. Ante la sorpresa, no pudieron detener a los intrusos, que algunos minutos después terminarían llevándose un botín de $ 70.000, tarjetas de crédito y débito y documentos. Antes de darse a la fuga, en medio de un forcejeo, uno de los atacantes le disparó al dueño de casa. La bala rozó su brazo izquierdo.
Consultada tras hacer la denuncia al 911, la pareja dijo que no podría reconocer a los ladrones ya que éstos tenían las caras tapadas por bufandas y buzos con capucha. Intentando hacer memoria, el hombre baleado dijo que uno de ellos tendría 40 años y que su pelo era “entrecano” y corto. La mujer, en cambio, manifestó que ambos tendrían unos 30 años, eran altos y sus cabellos ondulados y oscuros. Esas imprecisiones quedaron plasmadas en sus declaraciones testimoniales con las que la jueza Marcela Garmendia, titular del Juzgado de Garantías 5 de La Plata, abrió una causa por “robo doblemente calificado” sumado a “tentativa de homicidio”.
La instrucción del expediente quedó en manos del fiscal Juan Cruz Condomí Alcorta, a cargo de la Unidad Fiscal de Investigaciones 16. El 15 de abril, cinco días después del violento hecho, a partir de “información” de inteligencia (ilegal) aportada por la Policía Bonaerense, Condomí Alcorta le pidió a Garmendia que ordenara detener a dos jóvenes de Villa Catela, barrio ensenadense lindero al Barrio Hipódromo de La Plata. Los buscados eran Braian Chávez y Julián Martínez.
“¡Braian es inocente!”
Isolina Chávez es madre de tres hijos varones. Braian, de 24 años, es el del medio. Ella tiene 49 y desde hace mucho tiempo sostiene el hogar en soledad (el padre de los dos más grandes se borró cuando eran chiquitos y el del más chico falleció hace tres años). Sus hijos son su razón de vivir y nunca dejó de darles lo mejor que pudo, tanto en lo material como en valores y educación.
Cuando la tarde de ese 15 de abril su hijo mayor la llamó para avisarle que una veintena de policías rodeaban la casa buscando a Braian, Isolina no le creyó. Ella había ido a la verdulería en bicicleta y el celular le sonó mientras estaba comprando. Creyó que le estaban haciendo un chiste y cortó. Al sonar otra vez el teléfono, el hijo ya le hablaba de golpes contra Braian. Salió pedaleando enseguida para la casa.
La banda de uniformados ya había entrado violentamente a la casa y sin orden de allanamiento. Ya habían “esposado” al pibe con un precinto de plástico. Y ya le habían propinado una buena paliza. Eran efectivos de la DDI junto a personal de la Comisaría Segunda de La Plata, que dicho sea de paso no tiene jurisdicción en Villa Catela (ellos operan en la capital bonaerense y el barrio está en Ensenada).
Al escuchar golpes en la puerta, Braian les preguntó qué buscaban. Le dijeron “tenemos que allanar ésta y otras casas del barrio porque mataron a un viejo acá cerca”. Una mentira para anular cualquier intento de resistencia. Adentro estaban él y su hermano. Los gritos alertaron a una hermana de Isolina que vive en la misma cuadra y se acercó a ver qué pasaba. Los policías no querían dejarla entrar. Logró hacerlo a los empujones y se abalanzó sobre su sobrino. A ella no le pegaron, pero sí la arrastraron para quitarla de encima del pibe y le rompieron la ropa.
Isolina llegó poco después. También querían impedirle el ingreso. “No me permitían entrar a mi propia casa, me decían ‘cuando hay un allanamiento su casa deja de ser suya, señora’; no sé cómo hice pero entré igual y apenas vi a Braian en el piso me dijo ‘mami, me cagaron a palos’”, relata la mujer en diálogo con este cronista. Ella insistía en saber por qué se lo querían llevar, si él no había hecho nada. Las respuestas nunca llegaron.
La oficial Mariana Elizabeth Rodríguez, una de las más activas en el operativo, le pidió “registrar” la casa, incluyendo el patio. “Yo les decía que dieran vuelta la casa si querían, pero que no nos pusieran nada raro, que yo estaba atenta a todo lo que hicieran. Se llevaron una pistolita de juguete que era de mi hijo más chico y una caja de zapatillas que adentro tenía unas hojas de marihuana. Les dije que eso no era lo que estaban buscando, si supuestamente era todo porque habían matado a alguien”.
Mientras adentro “reducían” a Braian, afuera otros efectivos extorsionaban a su hermano mayor. “Vos podés cooperar para que tu hermano quede libre, hacete un pic nic frente a la puerta de tu vecino Martínez y cuando sepas algo de él llamanos a este número”, le dijeron. Antes de llevarse a su hijo, la oficial Rodríguez le hizo la misma “oferta” a Isolina. La familia aportó esos números telefónicos a la causa, pero nunca fueron peritados, pese a que durante bastante tiempo desde allí salieron varias llamadas amenazantes.
A Braian lo llevaron a la Segunda y allí le informaron que su detención era por el robo a la casa de los abogados Pérez Aznar y Klapembach. “En la comisaría lo siguieron cagando a palos, como queriendo que confesara, no se sabe qué, si es inocente”, dice Isolina. Ella, el resto de la familia, sus amigos y sus abogados dijeron desde el principio que, al momento de concretarse el asalto, Braian estaba ensayando con su banda de cumbia a una cuadra de su casa. De hecho presentaron varios videos de ese ensayo, tomados con diferentes teléfonos, que lo comprueban.
Desde su detención, al joven lo “pasearon” por varios calabozos policiales y penitenciarios, hasta que finalmente quedó alojado en la Unidad 9 de La Plata, dependiente del SPB. Desde allí grabó un video, que la familia cedió a La Izquierda Diario, donde cuenta su situación actual y confía en que su inocencia prevalecerá.
Podés leer acá todas las entregas de Antipoliciales, crimen y violencia con una mirada de otra clase
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Pero para el fiscal Condomí Alcorta las pruebas endebles aportadas por la Policía alcanzan para “dar por hecho” que Braian era uno de los asaltantes de la pareja de la calle 116. Tanto que en plena declaración indagatoria el propio funcionario pareció amenazarlo al gritarle “¡vos sabés la causa que tenés!”.
Para entender mejor, Condomí Alcorta es el mismo fiscal que en octubre de 2020 pidió el desalojo violento de cientos de familias empobrecidas de Guernica y se sacó una selfie jocosa el día de aquella represión, con las llamas de las casillas de fondo.
A Julián Martínez, el otro acusado, lo detuvieron poco después en el contexto de otro hecho. La familia Chávez no tiene relación con él, menos aún desde que tuvieron un entrevero por usurpación de una casa propiedad de Braian. Hacía un año Martínez había salido en libertad por otro caso y en el barrio se comenta que había vuelto a robar. Sin embargo, en el expediente no existe evidencia de su participación en el robo de abril de 2020 a la pareja de abogados.
La “hipótesis” policial, comprada por el fiscal y avalada por la jueza Garmendia es que Braian y su vecino fueron los protagonistas de ese hecho. Pero si no hay pruebas de que lo hicieron hay que preguntar, entonces, quiénes fueron los verdaderos asaltantes. ¿Son Chávez y Martínez los “perejiles” de esta historia que, como cientos de jóvenes en todo el país, pagan culpas ajenas para encubrir a quienes se quedan con los botines?
Mucha “inteligencia” para un juicio armado
Entre el miércoles 13 y el viernes 15 de marzo de 2024 Braian y su vecino serán sometidos a juicio oral y público por “robo doblemente calificado por realizarse en poblado y en banda y por el uso de arma de fuego” en concurso con “tentativa de homicidio criminis causa agravado por el uso de arma de fuego”. Un juicio en el que, muy curiosamente, siendo especialistas en derecho, la pareja que fue víctima del asalto decidió no ser querellante.
El proceso estará a cargo del Tribunal Oral en lo Criminal 5 de La Plata, integrado por los jueces Carmen Palacios, Augusto Medrano y Claudio Bernard. Y como no hay “acusación particular”, ambos imputados sólo serán acusados por la Fiscalía, en este caso representada por Leila Aguilar, quien deberá defender la gelatinosa hipótesis de su colega Condomí Alcorta.
En el expediente de instrucción constan evidencias no sólo de la endeblez de la acusación sino la impronta “investigativa” de La Bonaerense. Mientras la defensa de Chávez (primero fueron abogados particulares y hoy lo representa la defensora oficial Natalia Argenti) aportó información, nombres y lugares constatables y coincidentes para fundamentar la inocencia del joven; la “inteligencia” encabezada por oficiales como Sagardoytho, Rodríguez, Barrera, Fernández y Hernández está plagada de testimonios de vecinos sin nombre (“por miedo a represalias” decidieron el anonimato) y de datos imprecisos.
La defensa de Braian, basándose en videos y demás pruebas, pidió el sobreseimiento, pero la jueza Garmendia y el fiscal Condomí Alcorta siempre se negaron. Ni siquiera concedieron el pedido de cese de la prisión preventiva, pese a que no existía riesgo de fuga ni mucho menos posibilidad de “entorpecer” la investigación por parte de joven. Ante el rechazo de la jueza, los abogados presentaron un habeas corpus a la Cámara de Apelaciones de La Plata, pero los jueces Alejandro Villordo y Fernando Mateos lo rechazaron.
Los funcionarios judiciales, por un lado, argumentan una falta de “sustento técnico” de los videos del ensayo de la banda de cumbia, por lo que según ellos no se podría demostrar la inocencia del joven respecto al robo cometido a unas quince cuadras de allí. Pero se han negado a realizar todas las pericias que permitan tomar esos registros como válidos. Por otro lado, se apoyan en un supuesto “reconocimiento de Braian de parte de las víctimas”.
Como se dijo más arriba, la pareja de abogados fue por demás imprecisa en la descripción de sus atacantes. Coincidieron en afirmar que tenían sus caras tapadas, pero mientras Pérez Aznar habló de un ladrón de 40 años, de pelo entrecano y corto; Klapembach dijo que ambos tendrían 30 años, que eran altos y de cabellos ondulados y oscuros. Lógicamente, el trauma del hecho los exime de tener que ser precisos. No así a quienes deberían “investigar”.
“Mi hijo tenía 21 años en ese momento y tenía el pelo bien rapadito, se lo puede ver en el video que se filmó ese mismo día mientras ensayaba con su banda acá en la otra cuadra”, dice Isolina con comprensible indignación.
Días después del asalto, probablemente apurados por el fiscal para encontrar a los culpables del atraco a la reconocida pareja de abogados, los policías Leonel Barrera y Mariana Rodríguez le sugirieron a la pareja que mirara el perfil de Facebook de Braian, a ver si podía reconocerlo. Según consta en el expediente, la mujer dijo ver en “la sonrisa” del joven una señal de que se trataba de uno de los atacantes (cuesta pensar en que el ladrón haya sonreído en semejante situación, pero bueno). Y el hombre también dijo reconocerlo como quien le disparó. ¿Y las caras tapadas? ¿Y la diferencia de edades y de cortes de cabellos?
Las víctimas reconocieron que esas imágenes les fueron puestas enfrente por la Policía cuando fueron citadas a ampliar sus declaraciones días después del hecho. Fueron los días que se tomaron desde la Comisaría Segunda para reunir los supuestos “indicios”con los que el fiscal inculpó a Chávez y su vecino.
Entre otras cosas, el policía Barrera “investigó” la moto de alta cilindrada en la que supuestamente huyeron los ladrones. El “sabueso” llegó a la conclusión de que sería casi el mismo vehículo que tenía Braian en su casa. Pero no sólo no se secuestró nunca la moto del joven sino que no coinciden las cilindradas ni tampoco hay precisiones respecto a marca y modelo de la moto usada en el asalto.
A su vez, la policía Rodríguez “investigó” los supuestos movimientos de los ladrones tanto previa como posteriormente al hecho. Y hasta aportó al expediente fotos y videos que mostrarían a Braian merodeando la zona. Sin embargo, esas “evidencias” adolecen de toda precisión respecto a origen, tiempos y lugares. Para la jueza y el fiscal, allí no hubo falta de “sustento técnico”.
Isolina y quienes la apoyan en la pelea por la absolución y libertad de su hijo no tienen dudas de que en los días previos a la detención la Policía hizo tareas de inteligencia ilegal para recoger información que le sirviera para detenerlo. Como la toma de fotografías a su casa y al mismo joven. Una de esas fotos lo muestra conversando en la calle con Martínez, como lo hace cualquiera con un vecino.
También en esos días se vieron por el barrio autos circulando a una velocidad sospechosamente baja. Y varios miembros de la familia recibieron insistentes llamadas de números sin identificar. “Para nosotros, entre el fiscal y los policías armaron todo para ‘encontrar’ sí o sí a los culpables del robo, o sea para encubrir a los verdaderos ladrones; vieron que podían acusar a Braian y entonces hicieron todo lo que hicieron”, dice Isolina mientras espera la absolución de su hijo como único resultado del juicio que se hará en marzo.
Con el expediente armado, a principios de 2021 Condomí Alcorta le pidió a Garmendia la elevación a juicio. Sin dudar, la jueza enseguida le dio curso al pedido. Por los delitos de “robo agravado por uso de arma” y “tentativa de homicidio criminis causae” las penas pueden superar ampliamente los quince años de prisión. A su vez, en un hecho por demás provocador, en el mismo juicio a Julián Martínez se lo juzgará por otros dos hechos de “robo agravado”. Así, Braian quedará en medio de un proceso judicial al que los propagandistas de la Policía no dudarán en calificar como “juicio a una banda de malvivientes”.
La abogada Argenti, defensora oficial de Braian, apeló la elevación a juicio con sobrados argumentos técnicos y periciales. Entre otras cuestiones, presentó el informe de un perito informático aportado por la familia que certificó la autenticidad de los videos del ensayo de la banda de Braian, tomados desde varios teléfonos. Pero la Cámara de Apelaciones dijo que el juicio debe hacerse igual, más allá de que ordenó que se llegue a él con todas las pericias tecnológicas completadas.
Silencio oficial
El caso de Braian no es ni el primero ni el único con estas características casi novelescas. En el informe “Causas armadas en Argentina: una industria estatal que no para de crecer” de abril de 2023, junto a Valeria Jasper relatamos algunos de los casos emblemáticos de los últimos años y a su vez entrevistamos a especialistas en la materia, como la Coordinadora contra la Impunidad Policial . Esa organización hoy apoya a Isolina y su familia en la lucha por la libertad de Braian.
En aquel informe se afirmaba que las causas armadas son una de las prácticas cotidianas ejecutadas diariamente por todas las policías provinciales, las fuerzas federales y los servicios penitenciarios contra los sectores más empobrecidos de la sociedad. Además de su aspecto criminalizador, el armado de causas tiene (junto a la participación directa de los uniformados en el gran delito) un componente recaudatorio singular: o se encubre a ladrones que reparten el botín con los comisarios o bien se extorsiona a cambio de dinero, bajo promesa de “limpiar” a los “perejiles” que caen en la volteada.
La banda de La Bonaerense que le hizo inteligencia ilegal a Braian y armó la “carpeta” para su detención es de las más experimentadas en tan abyecto métier. En 2021, también durante la pandemia, desde la DDI de La Plata siguieron sigilosamente a Jorge Daniel López, un humilde trabajador oriundo de Jujuy que hace años vive en Lanús con su pareja. Con pruebas plantadas, igual de vidriosas que en el caso de Braian, lo detuvieron y acusaron de haber participado de un millonario robo en la capital bonaerense. La causa por “robo doblemente calificado” también la instruyó el fiscal Condomí Alcorta. A fines de 2023 López fue condenado en primera instancia por el TOC 2 platense. Su compañera Mariela relató a La Izquierda Diario el caso y su lucha por la libertad.
Ni el caso de Braian Chávez, ni el de Jorge Daniel López ni tantos otros merecen la más mínima atención de los funcionarios de “justicia y derechos humanos” de la provincia de Buenos Aires. Muchos de estos casos se produjeron durante el gobierno de Axel Kicillof y su nefasto ministro de Seguridad Sergio Berni. Pero jamás el gobernador ni sus funcionarios hicieron mención siquiera a estas prácticas criminales naturalizadas en la Policía Bonaerense con complicidad del resto de las áreas del Estado involucradas.
En el video de más arriba, aportado gentilmente por Isolina, Braian dice: “Es muy difícil llevar todo esto y seguir adelante. Mi familia me apoya siempre y les doy las gracias a quienes me apoyan desde afuera. Desde acá adentro sigo haciendo lo que más me gusta, la música”. Como lo estaba haciendo el día en que, según el Estado, participaba de un violento robo a una pareja de apellidos distinguidos de La Plata.
La familia del joven actualiza la información del caso a través de una página de Facebook (ver acá). A su vez, junto a amigos y organizaciones de derechos humanos, realizarán diversas actividades para hacer más visible el caso. La Izquierda Diario seguirá de cerca el juicio oral y público que comenzará el 13 de marzo en los Tribunales de La Plata. La absolución de Braian Chávez será un importante punto de apoyo para otros muchos jóvenes también encarcelados injustamente.
Hasta pronto. Cuidate de la gorra. Y avisá si te enterás de algún nuevo capítulo del rati horror show. No seas botone.
Postdata 1- “Cárcel o bala” es el latiguillo reaccionario del diputado nacional José Luis Espert cada vez que quiere mostrarse duro ante la protesta social y los reclamos de las y los trabajadores. Pero hace unos días lo aplicó para decir qué habría que hacer, según él, con Myriam Bregman, Nicolás del Caño y demás diputades del Frente de Izquierda Unidad. La amenaza fue denunciada penalmente y también en la misma Cámara cuando el liberfacho fue ungido por una minoría de diputados como presidente de la comisión de Presupuesto. En esa reunión, desde el PTS-FITU Christian Castillo sostuvo que Espert no está habilitado para presidir una comisión, teniendo en su prontuario amenazas de muerte directa contra otros miembros del Parlamento. Acá Sol Bajar te lo cuenta en detalle.
Postdata 2- En esta nota de La Izquierda Diario te cuento cómo la Ley Ómnibus que esta semana empieza a discutirse en el Congreso busca mucha bala y cero libertad para protestar. Javier Milei y Patricia Bullrich le hacen un gran tributo al dictador Juan Carlos Onganía, mentor del artículo 194 del Código Penal que criminaliza la protesta social y que todos los gobiernos sostuvieron. De aprobarse el proyecto mileísta, el Ministerio de Seguridad podrá decidir quién marcha y quién no. Y a quienes no acaten, cárcel o bala, como diría Espert. La única “libertad” que defienden es la de hambrear al pueblo sin que nadie chille.
Postdata 3- Y hablando de Bullrich, acá te dejo un punteo de seis mentiras que la ministra de Seguridad lanzó impunemente al aire en sus primeras tres semanas de gobierno. No para de decir cosas que no son, de inventar datos y de negarse a reconocer la realidad. La única “seguridad” que puede dar es la de dar vueltas las cosas para que se acomoden a sus teorías.
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Daniel Satur
Nació en La Plata en 1975. Trabajó en diferentes oficios (tornero, librero, técnico de TV por cable, tapicero y vendedor de varias cosas, desde planes de salud a pastelitos calientes). Estudió periodismo en la UNLP. Ejerce el violento oficio como editor y cronista de La Izquierda Diario. Milita hace más de dos décadas en el Partido de Trabajadores Socialistas (PTS).