El presidente rechazó, con justeza, el envío de armas a la dictadura de Añez en Bolivia. Pero su ministra de Seguridad envió topadoras de la Gendarmería a demoler casas de familias bolivianas en Lomas de Zamora. El doble discurso sobre “los hermanos latinoamericanos”.
Miércoles 14 de julio de 2021 23:52
En estos días se conoció el envío de material bélico a Bolivia por parte del gobierno del expresidente Mauricio Macri, como “colaboración” durante el golpe de Estado de 2019 que puso a la cabeza del país a Jeanine Añez. El hecho no deja de asombrar por la “solidaridad internacional” de los gobiernos de derecha, pero tampoco de conmover ya que la brutal represión dejó 35 muertos, cientos de heridos y miles de detenidos en Bolivia.
Un indignado Alberto Fernández sostuvo: "Que se haya colaborado para reprimir una protesta contra un golpe me parece de una gravedad enorme". Este repudio, que compartimos, es elemental. Pero sus declaraciones de preocupación por el pueblo boliviano no son coherentes con su trato a la comunidad de dicho país en la Argentina.
A tan solo 10 minutos de la Capital Federal, en el barrio Ribera Sur en la localidad de Lomas de Zamora, las topadoras de la Gendarmería Nacional (dirigida por la ministra de Seguridad del gobierno nacional, Sabina Frederic) pasaron por encima de las precarias casas de material construidas por el esfuerzo de años por parte de los vecinos del barrio, la mayoría de la comunidad boliviana.
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Pero no sólo eso. Actualmente la Gendarmería Nacional, que según la ministra “ahora está formada en los derechos humanos”, mantiene en una virtual cárcel a cielo abierto a los vecinos de la Ribera, encerrados tras alambrados y candados que sólo tienen los gendarmes, impidiendo ingresar alimentos, agua y gas (en pleno invierno), hostigando a los vecinos en recorridas con armas de guerra y ocupando y demoliendo casas y casillas, como vienen denunciando quienes viven allí.
Esta brutal realidad, que muestra de cuerpo entero al gobierno de Alberto Fernández, no es una excepción. Es la repetición de lo que sucedió en Guernica y otras tomas del país cuando, al acuciante derecho a la vivienda de los sectores más necesitados, se le contesta desde el gobierno “nacional y popular” con la topadora y la represión a mujeres, niños y ancianos.
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Del gobierno de Macri nada extraña. El gobierno de los CEO hundió en la pobreza y la miseria a millones, aumentó la deuda del país y “colaboró” con la dictadura boliviana que derrocó a Evo Morales. Pero del otro lado de la grieta sostienen un discurso de “unidad y hermandad latinoamericana” priorizando supuestamente “a los que menos tienen” que es una hipocresía. No sólo por las topadoras que dejaron en escombros al Barrio La Ribera sino porque están llevando adelante un brutal ajuste en vivienda, salud, educación, jubilaciones y salarios que profundizó aún más la pobreza, la miseria y la desigualdad.
Un ajuste (a la carta y a pedido del FMI) contra el pueblo trabajador sin distinción entre nativos y extranjeros, que no conoce de grietas entre los partidos tradicionales y solo se enfrenta con el idioma de la protesta, la lucha y la organización. En esa apasionante tarea estamos involucrados docentes, trabajadoras, trabajadores y jóvenes del PTS en el Frente de Izquierda Unidad y te invitamos a sumarte.