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Internacional. Brasil: basta de despidos, caos en la salud y ajustes

Los trabajadores y la juventud están sufriendo a diario con la crisis. Hay un consenso entre los capitalistas y los gobiernos: profundizar los ajustes, descargando aun más la crisis sobre nuestras espaldas. Dicen que no hay dinero, pero mantienen los privilegios de los políticos y esconden la “mina de oro” que consume la mitad del presupuesto público: la deuda pública. Necesitamos un plan de lucha de emergencia, para que sean los capitalistas los que paguen por la crisis.

Miércoles 10 de febrero de 2016

Un ajuste que aún consideran insuficiente

En 2015 se perdieron 1 millón y medio de puestos de trabajo, llegando a 9% el desempleo, siendo los jóvenes y las mujeres los más afectados. La industria fue el sector más afectado, con despidos en masa, el caso más reciente es el de despidos en la automotriz General Motors. La inflación aumenta. Los salarios pierden poder adquisitivo. Los empleos en blanco disminuyen. Se está reduciendo el acceso al seguro de desempleo y la pensión por fallecimiento. Aumentan el precio de la luz y otras tarifas como el transporte. El combustible sigue carísimo a pesar de la caída del precio del petróleo.

Se aplicaron enormes recortes en los presupuestos de salud, educación, transporte y programas sociales. En la salud el caos está instalado. El mosquito Aedes Aegypti se expande por el país, provocando el dengue, el virus del Zika, con nuevos casos de microencefalia. En educación los ataques no se detienen, se precarizan las condiciones laborales de los docentes, cierran escuelas y se privatizan.

En el sistema de transporte se paralizan obras prometidas y sigue el caos en los grandes centros urbanos. En el programa Mi Casa Mi vida, la promesa del gobierno federal era construir 3 millones de casas hasta 2018 y en los últimos días esa cifra se redujo a 2 millones. Los salarios de los estatales están atrasados, congelados o siendo parcelados en diversos estados y municipios. Los que más están sufriendo los ataques son los trabajadores tercerizados, con despidos en masa, atrasos salariales y pérdida de beneficios. Como si no fuera suficiente, hay varias ciudades del país en estado de calamidad debido a las inundaciones, otras debido a las sequías. La región de Mariana en Minas Gerais, afectada por la tragedia de la ruptura del dique aún sigue en emergencia y poco se hizo hasta el momento.

Estos ataques afectan a la población de todo el país, de norte a sur. Todos los gobiernos sean del PT, PSDB, PMDB, PSB, PCdoB descargan la crisis sobre las espaldas de los trabajadores. No hubo municipio o estado donde se tengan noticias de que los ajustes se realizan sobre los privilegios de los políticos, jueces, o sobre los subsidios de los tiburones de la enseñanza o los empresarios del transporte o sobre el presupuesto de las Olimpíadas o de obras con gastos exorbitantes o sobrefacturados que no responden a las necesidades más urgentes de la población.

Es decir, no solo Dilma y el PT sino todos son responsables por la crisis económica, política y social que vive el país. Ninguna medida de ajuste afecta a los poderosos, que cuentan con total impunidad para seguir lucrando.

La resistencia impidió mayores ataques

El año pasado, la resistencia de los trabajadores y el pueblo se expresó en una serie de huelgas, como la de los metalúrgicos de las automotrices que evitaron los despidos en masa en algunas fábricas aunque se negoció la reducción de derechos, la de los docentes de diversos estados, la de los trabajadores del Correo, o enfrentando los ataques a los planes de salud y los planes de ajuste de los gobernadores de Paraná o Rio Grande do Sul, para nombrar las más importantes.

La juventud terminó el año con una enorme demostración de fuerza con la lucha de los estudiantes secundarios de San Pablo que lograron hacer retroceder al gobernador del PSDB, Geraldo Alckmin, en sus planes de reorganización de las escuelas. Una vez más el espíritu ofensivo de la juventud que se levantó en las jornadas de movilizaciones de Junio de 2013 se hizo presente.

Si estos conflictos no fueron aun capaces de terminar con los ataques, fue debido al papel que juegan las burocracias sindicales, al control que ejercen sobre el movimiento obrero y también estudiantil. Los estudiantes secundarios vencieron justamente porque lograron pasar por arriba a la burocracia estudiantil y se organizaron desde las bases, con métodos combativos siendo el ejemplo legado por los trabajadores recolectores de basura (garis) de Rio de Janeiro. Recientemente, un sector volvió a ocupar las calles en varias capitales contra los aumentos del transporte, enfrentando la represión.

Sin embargo la izquierda no cumplió en estos conflictos un papel decisivo. Por un lado el PSOL, además de integrar el Frente Pueblo Sin Miedo con la burocracia sindical oficialista, no utiliza su proyección superestructural para apoyar efectivamente las luchas. Por su parte, el PSTU habla de “huelga general”, pero no organiza ni tan siquiera una campaña seria contra los despidos en General Motors, que perdió casi la mitad de los puestos de trabajo a lo largo de los últimos años y ahora avanza con el despido de más de 517 trabajadores. En la reciente asamblea convocada solo para los despedidos, separándolos de la base de la fábrica, no discutió ningún plan de lucha serio que avance en el enfrentamiento a los despidos.

Desde el Movimiento Revolucionario de Trabajadores (MRT) buscamos con todas nuestras fuerzas expresar una tradición distinta en la lucha de clases, tanto en la intervención directa como en las huelgas de profesores, del correo, bancarios y en las luchas de la Universidad de San Pablo, como construyendo la solidaridad desde nuestro portal Esquerda Diário, con las luchas en otros estados como en Paraná y Macapá.

Amenazan con mayores ataques

Los ataques que están en curso se sentirán aún más si no ofrecemos una resistencia mayor. Los gobiernos y capitalistas están exigiendo aún más. Dilma por ejemplo, insiste en avanzar con la reforma del sistema de Seguridad Social.

Las empresas y servicios estatales están amenazados por la privatización. La más reciente amenaza es el Proyecto de Ley del Senado (PLS 555) que está por ser votado en el Senado, que tiene como objetivo abrir al capital privado las empresas públicas para ser negociadas en las Bolsa de Valores, es decir, entregar todas las empreas estatales al control de capital privado, especialmente el capital especulativo imperialista. Significará el adiós a la Caja Económica Federal, al Correo, a Petrobras, entre otras estatales. La riqueza del país que representa la zona marítima de extracción de crudo conocida como Pre-Sal está siendo cada vez más amenazada, siendo lo más reciente el anuncio de las intenciones de Dilma de adoptar el proyecto de José Serra (PSDB) que abre a la exploración del capital extranjero

No faltan reclamos por el “costo Brasil” y las exigencias de una reforma laboral más profunda que ataque nuevos derechos de los trabajadores. (…) Los grandes medios, la oposición de derecha al gobierno del PT y todos los economistas “especializados” bombardean diariamente a la población atribuyendo la crisis al “exceso de gasto” del gobierno federal. Así, presionan al gobierno y ponen como ejemplo el neoliberalismo abierto de Macri en Argentina, mientras combinan las presiones económicas con las políticas amenazando a Dilma con el impeachment, aunque en la coyuntura esta amenaza esté más controlada.

Si atacan a uno, atacan a todos. La izquierda debe dar el ejemplo, comenzando por General Motors

Las luchas no pueden seguir asiladas. Es necesario que a cada ataque importante, como el que ahora sufren los trabajadores de la GM con los 517 despidos, lo rodeemos de solidaridad para enfrentar la ofensiva de los patrones y los gobiernos. Si no ofrecemos resistencia, los ataques serán cada vez más profundos. No podemos aceptar la división por sectores, ni la división de las luchas entre los trabajadores y la juventud.

Esta solidaridad debe comenzar en primer lugar por iniciativa de la izquierda, desde el PSOL utilizando su proyección superestructural y desde el PSTU utilizando su peso sindical. Pese a su pasividad siendo que dirige el sindicato, volvemos a llamar al PSTU a impulsar juntos una campaña nacional de solidaridad con los trabajadores de GM. Cada lucha que vence, fortalece la lucha de todos. Es necesario prepararnos para batallas mayores.

De las luchas por sector a un movimiento nacional contra los ajustes

Necesitamos dar un salto en la resistencia. La crisis económica, política y social que vivimos solo puede tener una salida progresiva si a partir de la disposición mostrada en cada lucha de los trabajadores y la juventud, en los principales procesos, en unidad con los sectores de izquierda sumamos nuestras fuerzas para ser capaces de construir un gran movimiento nacional contra los ajustes para que la crisis sea pagada por los capitalistas. Es urgente que la izquierda salga de la militancia rutinaria y dé una respuesta a la altura de lo que la situación exige. Es necesario que la izquierda que dirige varios sindicatos de trabajadores estatales en el país dé un paso y supere el corporativismo y que sean la base para una respuesta efectiva a la crisis económica, política y social que vivimos.

Una verdadera respuesta tendrá que pasar por la unidad de la clase trabajadora con la juventud de todo el país. Para eso, será necesario obligar a que las grandes centrales sindicales, los sindicatos más importantes y las direcciones del movimiento estudiantil y popular sientan una presión efectiva de sus bases para romper con los gobiernos y los patrones, convocando a un plan de lucha efectivo. Solo podremos conquistarlo, un verdadero frente único, si las fuerzas de la izquierda y los luchadores de la juventud y los trabajadores se unifican en este objetivo. (…)

Por el no pago de la deuda pública y una respuesta de los trabajadores a la crisis política

Los gobiernos dicen que no hay dinero para nada que favorezca al pueblo. Siempre la misma excusa para los ataques. Pero todos ocultan que la verdadera “mina de oro” del país, la “bolsa de los banqueros” es la deuda pública, que consume anualmente casi la mitad del presupuesto público.

La deuda pública es un verdadero sistema de privilegios que benefician de forma fraudulenta a los grandes bancos locales y extranjeros, un mecanismo perverso que sustrae los recursos públicos pagos por la población para que los gobiernos honren anualmente sus compromisos con el sistema financiero imperialista. Por ejemplo, solo en 2014 el gobierno federal utilizó 978 mil millones de reales en intereses y amortizaciones de la deuda pública, lo que representó casi el 45,11% de todo el presupuesto efectivamente ejecutado el año pasado. Esa cifra, corresponde a 12 veces lo que fue destinado en educación, a 11 veces los gastos en salud (según los datos oficiales del gobierno tomados del site Autoria Ciudadana de la Deuda).

Esta deuda es un verdadero mecanismo de concentración de ingresos para mantener a los ricos más ricos, y a los pobres más pobres. Tuvo su origen en la Dictadura militar para alimentar el llamado “milagro económico” y desde entonces viendo siendo religiosamente pagada por los gobiernos y continúa creciendo, principalmente desde el Plan Real. El sistema de endeudamiento del gobierno se da para beneficiar a empresarios, con la llamada estatización de la deuda, cuando el gobierno asume como deuda pública la deuda privada de empresarios y banqueros. (…) Es decir, el sistema de la deuda es simplemente dinero público drenado para los bolsillos de los grandes bancos como el Citibank, Bradesco, que están lejos de sufrir con la crisis, por el contrario, sus ganancias no paran de crecer.

Es necesario dar una respuesta de fondo a la crisis, un movimiento nacional contra los ajustes, para responder efectivamente y que la crisis la paguen los capitalistas. Comenzando por el no pago de la deuda pública, boicoteando la deuda para garantizar un plan de obras públicas de emergencia y atender a las demandas más urgentes del pueblo, de la regiones afectadas con las inundaciones y sequías, impedir la proliferación del Zika virus, con un plan de asistencia completa para las madres que deben tener el derecho de decidir, permitiendo el acceso al aborto legal, seguro y gratuito.

El no pago de la deuda permitirá destinar recursos a la educación, la salud y el transporte. Es verdad que habrá presiones del capital financiero internacional para sofocar aún más al país, pero es imposible resolver a fondo las demandas del pueblo sin una amplia movilización que signifique una verdadera ruptura con el imperialismo y cuestione a todos los políticos que conducen al país a esta grave situación. Con una movilización como ésta, podremos imponer la revocabilidad de todos los políticos que no cumplen con el mandato popular. No aceptamos que sea la derecha ultrarreaccionaria del país, la que a través de un impeachment contra Dilma, imponga un plan aun más reaccionario. Pero esto no puede significar ningún apoyo a este gobierno responsable de los ajustes. Luchemos por una Asamblea Constituyente Libre y Soberana, impuesta por la fuerza de la movilización, que pueda dar vuelta este régimen político e imponga el fin del pago de la deuda pública, entre otras demandas esenciales.

Extractos del artículo publicado en Esquerda Diário