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ENTREVISTA AL MÍTICO CINEASTA. Bruce LaBruce: “Los revolucionarios son románticos, y los que pueden abrazar sus autocontradicciones son los más interesantes”

Entrevista al mítico realizador de cine independiente, performer y artista plástico Bruce LaBruce (Canadá, 1963). Un canadiense controvertido y universal que ya tiene su lugar en la historia del cine reciente. “Gerontophilia” (2014), su penúltimo y más celebrado largometraje es ya un filme de culto y ha desconcertado a sus seguidores, pero también suscitado una honda admiración.

Eduardo Nabal

Eduardo Nabal @eduardonabal

Jueves 27 de julio de 2017

Hola Bruce. ¿Cómo te sienta la etiqueta de provocador, pornógrafo o icono del “homocore”, o la última bestia sin domar del cine gay contestario de los noventa? Porque algunos críticos que siempre te han ignorado es posible que alaben “Gerontophilia”, a pesar de su inconformismo de base.

Me encantan los epítetos de “provocador” o “pornógrafo”. Siempre he expuesto la teoría de que la homosexualidad abarca todo tipo de formas de comportamiento inconformistas, modos de vida poco habituales para la sociedad “normativa” o incluso para lo que se atreven a llamar “¡naturaleza!”. Con “Gerontophilia” he rodado una película más comercial o accesible, pero con la misma ética de rebeldía en el transfondo y en el mensaje. En ella está mi lado “punk” y “homocore” que comentabas, aunque de otra manera distinta. Es irritante ver como algunos críticos con prejuicios consideran que la pornografía y el romanticismo están muy alejados entre sí. En la llamada “pornografía”, tal y como yo la entiendo, hay un lado romántico, soñador y sensitivo, visible en mi último largometraje, pero también presente y más evidente en todos los anteriores. La gente no siempre es capaz de discernir.

Bruce La Bruce como el joven Xavi Dolan (“Mommy”) es canadiense. ¿Eso supone situarse en un mundo realmente diferente al de EEUU con sus valores y contravalores?

Completamente cierto. Los EE.UU. son el gigante que Canadá siempre ha tenido que soportar a su lado. El vecino ruidoso y glotón. En parte como un parásito, y en parte como un remanente del colonialismo británico que se define en oposición a los valores estadounidenses más inamovibles. Si se añade Quebec, que está más alineado con Francia y su lengua, también hay una sensibilidad más europea. Canadá está obviamente, más políticamente alineado con los valores democráticos liberales, y hasta cuasi-socialistas, de los países del norte de Europa. Al igual que muchos canadienses, tengo una relación de amor-odio con los EE.UU., y al igual que todos los demás que tienen que lidiar con los problemas o sentimientos de inferioridad que implica en vivir al lado de la mayor superpotencia del mundo. Tristemente, Canadá, que tradicionalmente se ha definido al margen respecto a la hegemonía global y una política exterior belicista e imperialista, ha tenido recientemente un gobierno muy conservador que se ha alineado más con la de la era Reagan o valores posteriores de Clinton, por no hablar del presente. Pero personalmente, como cineasta, me inclino hacia una sensibilidad más europea, menos preocupados por la comodidad o rentabilidad y más por un discurso significativo y la expresión artística. Esta tendencia es aún más pronunciada en Quebec, que es por eso por lo que el rodaje de “Gerontophilia” en carreteras con sus hermosos paisajes otoñales.

“Gerontophilia” es de esas películas que te reconcilian con el cine. Todo está muy bien pensado y rodado. Pero, ¿sabías que te metías nuevamente en terreno polémico hablando de relaciones intergeneracionales, feminismo, los malos tratos en los geriátricos, la discapacidad, la prostitución o las relaciones interraciales entre hombres de mundos opuestos?

No lo veo como terreno peligroso. Ha sido insuficientemente representado y hasta prohibido, pero no es necesariamente peligroso, en absoluto. Tal vez el truco de la película es que me he entregado a lo que se puede ser cualificado como terreno peligroso o pantanoso de un modo de que no parece estrafalario, o especialmente provocativo. Por el uso de las fórmulas de la comedia romántica, y una forma más corriente pude comunicar un mensaje provocativo, o incluso devastador, a través de un modo más sutil y suave. Es una técnica que funciona bien en el cine narrativo, que seduce a la gente de tal manera casi al nivel subconsciente, y quedan expuestos a repentinas sugerencias. Claves narrativas, visuales y con varias situaciones de comedia satírica. También con un protagonista joven, valiente y sin prejuicios. Y un anciano albino nada común, abandonado por su hijo en una inhumana clínica geriátrica. Como dijo una periodista de Vogue: “No es que nosotros vayamos demasiado deprisa, no tenemos que pedir perdón por lo que hacemos. Es que ellos están muy cómodos apoltronados en el siglo XV con su pereza mental”.

Hay un momento en la película en el que el espectador duda sobre qué actitud va a tomar la “novia” del joven gerontófilo. Pero ella, feminista y librepensadora, lo acepta y hasta lo admira y comparte. Pero pronuncia una frase legendaria que, según para qué público, puede resultar hasta dolorosa “Si fueras una chica estarías en mi lista”.

Bueno, Desiree es uno de mis personajes revolucionarios femeninos conflictivos y defectuosos, uno de esos personajes con los que me identifico con mayor fuerza en mi trabajo. Ella mantiene una lucha constante entre sus ideales revolucionarios y el intelecto, su corazón y las emociones en conflicto con sus convicciones, aunque finalmente se da cuenta de que son lo mismo unas cosas y otras. Pero los “revolucionarios” tienden a caer en las trampas de la fijeza ideológica, o una ideología arraigada y, en ocasiones, doctrinaria, o contradicciones y conflictos morales o éticos irreconciliables. Pero en última instancia, los revolucionarios son románticos, y los que pueden abrazar sus auto-contradicciones, o incluso sacarles un enorme partido son los más interesantes para mí.

Tuve ocasión de ver tu película en un Festival especializado, en concreto con mis amigos de Towanda y el Zinentiendo de Zaragoza, hace dos años. Parece que en Europa se hacen cada vez mas necesarios, cuando los recortes amenazan el cine. Pero los que no han visto “Gerontophilia” pensarán que LaBruce o la productora han sido algo lentos y hasta intrigantes. ¿Supongo que todo esto depende de muchos factores?

La distribución es siempre complicada, y el mercado para las películas independientes o más modestas es cada vez más difícil de gestionar. No es tan raro que haya un tiempo de demora larga entre las proyecciones en un festival de cine y la distribución más general. Tengo un gran agente de ventas internacional, MK2, con sede en Francia, y que he vendido la película basada en la demanda del mercado para ello. La película fue muy bien recibida, tanto por la crítica como económicamente, en Francia, y se ha recogido para su distribución en el Reino Unido, Bélgica, Alemania, Polonia, Taiwán, Canadá, los EE.UU., y una serie de otros países. Creo que fue recogido por HBO Latin America. Todavía es difícil de vender en otros mercados por el contenido, el tema desarrollado, tamaño de la película, y el hecho de que no hay grandes "estrellas" para vender con, que, por desgracia, parece ser un requisito cada vez más importante.

Una de las secuencias más celebres de tu cinematografía es aquella del muñón de “Hustler White” que comenzaba con una parodia de “Sunset Boulevard” de Billy Wilder. ¿Crees que había una audiencia joven e inquieta, necesitada ya en los noventa de un cine gay o queer sin perjuicios, alejado de los discursos de siempre? ¿O que habrá gente que nunca aceptará el cine de Bruce LaBruce?

Creo que ambas son verdaderas. Mis películas siempre han apelado a cierto segmento del mundo gay que aprecia el trabajo que desafía, perturba, escandaliza, incomoda y evita la casi inevitable postura políticamente correcta. Pero hay otros que piensan mis películas han presentado una representación desagradable e indeseable de la homosexualidad. He hecho una serie de películas, por ejemplo, tales como “Hustler White”, “Skin Flick” y “The Raspberry Reich”, que presentan caracteres subculturales o marginales (buscavidas, los cabezas rapadas neonazis y revolucionarios de extrema izquierda, respectivamente), que tienen relaciones homosexuales, pero que no se identifican como gays, e incluso pueden resultar hostiles a una ideología gay o filosofía de comunidad. Incluso algo de esa asocialidad hay en “Otto”, con algunas claves del cine fantástico o gore. Esto no es un enfoque muy popular entre los muchos gays ideológicamente “estrechos” que sólo quieren ver o representaciones políticamente correctas y "positivas" de personajes gays o lesbianas. Siempre he tratado de hacer películas más en la tradición de la comunidad gay de vanguardia -de Genet a Jack Smith, etc.-, cineastas que no están tan preocupados con distinciones ideológicas mezquinas y, sobre todo, mercantilistas.

Tu película demuestra a propios y ajenos que eres un narrador y un fotógrafo exquisito, además de tener una sensibilidad que no siempre se corresponde con el estilo agresivo y lleno de distintas formas de sexo y violencia de tus otros filmes. ¿Temes que puedan pensar que el joven pornógrafo LaBruce se está haciendo mayor?

¡Más mayor y también más audaz! Como algunas personas han señalado, se necesita un tanto de templanza y arrojo para hacer un tipo de película que no se espera y dar un paso fuera de la zona de confort y arriesgarse a suscitar las iras de tus más fervientes seguidores. Nadie espera un drama romántico, aunque el filme es muchas más cosas. Creo que es lo que hice con “Gerontophilia,” y la respuesta ha sido muy cálida, solidaria y alentadora. También he hecho otra nueva película, “Pierrot Lunaire”, que es “políticamente incorrecta”, sexualmente explícita, de bajo presupuesto, y provocativa en su descripción franca y simpática de un transexual FM homicida. ¿Qué nos depara el futuro? No lo puedo decir, dudo que sea demasiado afable.

¿Qué esperas que el público sienta hacia Melvin y Luke, su nuevo novio?

Para mi “Gerontophilia” es realmente un tipo de metáfora acerca de cualquier relación romántica y/o sexual que la sociedad considera tabú o que disguste y puede resultar inaceptable. Por supuesto hay siempre áreas grises, pero entre adultos que consienten no debería haber juicio ni prejuicio alguno. Como Desiree señala, Luke es un tipo inconscientemente revolucionario, que va contra el “establishment”, de la sociedad y lo llamado “natural”. Su relación con Melvyn cuestiona toda especie de convenciones sociales acerca de lo que hace a alguien sexual, amorosa o estéticamente deseable. En resumen, el film es acerca de dos caracteres que se aman a pesar de todas las probabilidades de salir perdiendo. Pienso que cualquiera que tenga corazón puede relacionarse con estos personajes y lo que significan en el mundo de hoy.


Eduardo Nabal

Nació en Burgos en 1970. Estudió Biblioteconomía y Documentación en la Universidad de Salamanca. Cinéfilo, periodista y escritor freelance. Es autor de un capítulo sobre el new queer cinema incluido en la recopilación de ensayos “Teoría queer” (Editorial Egales, 2005). Es colaborador de Izquierda Diario.

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