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Opinión. Bullrich con el Gordo Dan: ilusión de paz social y banalización de la violencia estatal

Mientras Gendarmería asesinaba un trabajador en Salta, la ministra se entrevistó con un youtuber a sueldo del Gobierno. Bullrich se diferenció de Macri y Milei tuvo su titular; pero detrás del aparente orden represivo, aún se gesta la resistencia social.

Martes 21 de enero 11:52

Imagen de portada de la entrevista en Youtube

Imagen de portada de la entrevista en Youtube

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Patricia Bullrich habló con el Gordo Dan en una entrevista donde se mostró eufórica por el poder de fuego que le dio el gobierno de Javier Milei. Según Admistía Internacional, en un año, su gestión reprimió 15 manifestaciones, hirió más de mil personas (33 con lesiones graves en el rostro) y detuvo manifestantes en cárceles de máxima seguridad. Según dijo Bullrich, se trata de "mostrar que el Estado tiene el monopolio de las fuerzas y cuando quiere las usa".

En tiempo récord, Bullrich replicó la misma doctrina que llevó a la desaparición y asesinato de Santiago Maldonado durante su anterior gestión como ministra de Seguridad, en el gobierno de Mauricio Macri. Aunque ahora dice que siente las manos más libres. Hace tan solo un mes, la Gendarmería Nacional asesinó en Salta al joven bagayero Fernando Gómez y dejó a otros heridos con perdigones en el rostro y la cabeza. Esto ocurrió el 18 de diciembre de 2024, el mismo día que Patricia Bullrich grababa la entrevista con el youtuber a sueldo de La Libertad Avanza, que se publicó la semana pasada. Por su puesto, Daniel Parisini no le preguntó absolutamente nada sobre este crimen que se conoció el mismo día y ocurrió en el marco de un operativo conjunto que impulsó la ministra con el gobernador massista Gustavo Sáenz.

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La entrevista, visiblemente pactada, sirvió como escenario de reconciliación entre La Libertad Avanza y la ministra. Al parecer, Bullrich fue perdonada por "poner bombas en jardines de infantes" y les retribuyó diferenciándose del gobierno de Cambiemos, que le habría sacado "toda posibilidad reprimir los piquetes de la 9 de julio", dándole esa potestad a Horacio Rodríguez Larreta. Es que de cara a las elecciones del 2025, el gobierno de Milei busca armar listas propias y competir con el PRO.

La banalización de la violencia estatal, estuvo acompañada de una propaganda anti-obrera, acorde a la ofensiva que prepara La Libertad Avanza junto a las grandes patronales, para imponer una nueva reforma laboral con aumento de la jornada de trabajo y el sueño capitalista de contratar y despedir como "comer y descomer".

Para la juventud trabajadora de la Argentina, Bullrich planteó un país distópico, donde ya ninguno querría tener derechos laborales, prefiriendo el monotributo. Así auguró una nueva Argentina de propietarios y emprendedores empresarios. La ilusión de un país sin trabajadores, no es más que la promesa de autoexplotarse de manera "independiente" y/o bancarse la esclavitud asalariada sin chistar, mientras los grandes grupos económicos se enriquecen y las grandes mayorías siguen hundidas en la pobreza y la precariedad. A eso le llaman libertad.

Pero todo esto aún está por verse. El 2024 fue un año de importante resistencia por abajo. La Universidad Torcuato Di Tella (que lleva una serie histórica) advirtió un notable crecimiento en la conflictividad laboral y social. Y el Observatorio de Trabajo y Derechos Humanos de la Facultad de Ciencias Sociales (UBA), contabilizó 652 conflictos laborales y sociales entre enero y mayo de 2024 que, luego de un descenso, volvió a aumentar entre septiembre y diciembre, superando las 1200 protestas. La resistencia se dio en los barrios con asambleas populares, en la Salud, entre docentes, con jubilados y jubiladas, aeronáuticos, trabajadores de la Cultura, entre muchos otros sectores, a los que se sumó la juventud universitaria que hizo tomas de facultades en todo el país. La pelea contra la Ley de Bases encontró unidas y unidos a miles y miles en las calles (incluso a pesar de la represión), y el Gobierno logró aprobarla con los viejos y conocidos métodos de la casta, lisa y llana compra de votos. Los detenidos y detenidas fueron liberados con movilizaciones y un importante arco democrático y de Derechos Humanos.

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La resistencia continúa en 2025 con el protagonismo del Hospital Laura Bonaparte y la defensa de los Sitios de la Memoria y derechos humanos. Además de conflictos en fábricas, con piquetes obreros y bloqueo de portones, entre otros.

Aún así, para Patricia Bullrich su Protocolo antipiquetes fue la varita mágica de la paz social. Con el Gordo Dan contó una anécdota incomprobable, aunque verosímil. Dijo que la segunda del FMI, Gita Gopinath, le preguntó cómo habían hecho para aplicar su plan económico sin que el país explotara. Que filósofos, sociólogos, economista y premios nobels habían planteado que sería imposible de aplicar desde la perspectiva social. Para Bullrich fue la mano dura con la protesta y en la entrevista describió el desfile de uniformados frente a las primeras protestas ante el DNU del 20 de diciembre de 2023 y el número de teléfono para buchonear a trabajadoras y trabajadores precarizados de planes sociales que salieran a la calle.

Una vez más, la banalización de la violencia estatal aparece no solo como una reivindicación de la crueldad y el abuso de poder, sino como análisis superficial de las dinámicas del conflicto social que se gestan por abajo. Por su puesto les conviene este relato.

Pero este "estadío" de la resistencia, aún en gestación, aún en construcción de un mayor potencial de combate, no se explica solo por la mano dura de Patricia Bullrich Luro Pueyrredón y del gobierno de Javier Milei. La momentánea y relativa paz, por la que se preguntan dentro del Fondo Monetario Internacional, ante el miedo de que la crisis social se transforme grandes irrupciones de lucha, tiene mucho más que ver con el régimen político y de los sindicatos, con la casta política y gremial, que con el Protocolo antipiquetes que una y otra vez se violó en manifestaciones y protestas a lo largo y ancho del país.

Entre el garrote y las burocracias

Qué hubiera sido y qué sería del gobierno de Javier Milei sin los importantes dadores de gobernabilidad que encontró en los distintos partidos y coaliciones políticas del régimen capitalista argentino. Por un lado, la tracción de la UCR y de Juntos por el Cambio hacia las políticas del Gobierno, que ahora asimila fracciones hacia la extrema derecha (la de Bullrich, entre ellas). Por otro lado, el peronismo, con el disciplinamiento de muchos de sus gobernadores y la compra de voluntades en el Congreso; pero también, con su implícito llamado a "desensillar hasta que aclare" que justifica la adaptación a políticas de ajuste y entrega extractivista que ya estaban en su programa de sometimiento al Fondo Monetario Internacional.

Y, operando más directamente sobre la potencialidad de los movimientos de lucha, la complicidad de las conducciones gremiales que, por un lado pactaron y, por otro, se dedicaron a dividir los conflictos y apaciguarlos. No es tanto el garrote y mucho menos la ley antipiquetes, sino la continuidad en el poder de burocracias que operan hace décadas para frenar cualquier forma de autoorganización democrática que surja por abajo entre trabajadores y/o en cualquier sector social que se ponga en movimiento.

Este análisis no deja de lado que Javier Milei, con un solo año de gobierno, aún mantiene legitimidad en la mayor parte de sus votantes. Por el contrario, que no se haya desplegado aún una más amplia y contundente resistencia unitaria, explica también por qué todavía amplios sectores del pueblo prefieren mantener la esperanza en el nuevo Gobierno, tras años de decadencia y gobiernos fallidos al servicio del FMI y el gran empresariado nacional y extranjero. Hace falta otra alternativa.

Ante la claudicación (más abierta o más velada) de las conducciones y proyectos político tradicionales, aún es necesario construirla. Una alternativa política de la resistencia. La izquierda la impulsa, desde cada lugar de trabajo y estudio, desde cada barrio, y también desde las bancas de diputados y diputadas que sirven como tribuna para acompañar y alentar la organización y la lucha. El pueblo trabajador, la juventud, las mujeres y disidencias y los sectores populares, en unidad, tienen la enorme potencialidad de ser la fuerza social capaz de frenar los planes de la extrema derecha y, aún más, pueden activar el freno de mano de la historia y construir una alternativa de sociedad en beneficio de las mayorías.

La primavera

A las puertas del Hospital Bonaparte, este lunes, una trovadora recordó un poema popular, que contesta muy bien a las bravuconadas represivas de Bullrich y el gobierno de Milei. "Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera". La metáfora que compara las fuerzas de la naturaleza con las fuerzas de la sociedad, se resignifica. Desde abajo, con democracia de los trabajadores y del pueblo, con solidaridad activa, unidad y coordinación, es posible arrancarle la huelga general a las burocracias, es posible desplegar un plan de lucha nacional. No es tarea sencilla, pero la moneda está en el aire. Para este nuevo año que se abre: paciencia y perseverancia en la construcción de esa resistencia.