El Ministerio de Defensa anunció el convenio con la Guardia Nacional del Estado de Georgia que permite la instalación de bases militares en territorio argentino.
Sábado 24 de diciembre de 2016
El acuerdo fue firmado por el ministro de Defensa argentino, Julio Martínez, y el embajador de Estados Unidos en el país, Noah Mamet. Y fue anunciado el 13 de diciembre a puertas cerradas en la Embajada por Mahmet y Martín Lousteau (representante argentino en Washington).
Mediante el convenio se faculta al Ejército del país del norte a conducir la seguridad interior argentina, pasando incluso por encima al propio Estado Mayor Conjunto.
El convenio forma parte del State Partnership Program (Programa de Colaboración Estatal, SPP por sus siglas en inglés) que coordina el Departamento de Defensa de Estados Unidos y en el que participa directamente la Guardia Nacional estadounidense. Argentina quedó seleccionada entre 16 candidatos, en un programa que ya cuenta con 73 miembros y en el cual ingresan entre dos o tres asociados por año.
Este organismo militar prioriza las acciones fuera del suelo estadounidense, siempre y cuando sean de principal interés para el Congreso de los Estados Unidos.
¿La nueva era de “dominación de espectro completo”?
Con la Unión Soviética el enemigo era el fantasma socialista y que en otras partes del mundo se extendieran las ideas revolucionarias. Ese era el enemigo previo a la caída del muro y los procesos revolucionarios de posguerra. Se pasó de la construcción del enemigo de los entes institucionales a los inespecíficos, creando el enemigo interno y el peligro de las ideas socialistas.
Hoy, tomando como punta de lanza el proceso que intenta consumar la restauración capitalista en Cuba, Estados Unidos avanzó nuevamente en los últimos años con acuerdos y convenios cobre los territorios latinoamericanos.
Luego de la guerra fría Estados Unidos estableció la delimitación territorial del planeta en cinco regiones que en ese momento se reafirmaban bajo la supervisión de diferentes Comandos de las fuerzas armadas. Actualmente los Comandos de Combate son nueve: African Command, Central Command, European Command, Northern Command, Pacific Command, Southern Command, Special Operations Command, Strategic Command y Transportations Command.
Argentina ingresa bajo la órbita del United States Southern Command (Comando Sur de los Estados Unidos).
A través del programa, la Guardia Nacional de Estados Unidos conduce acciones y desarrolla soporte de objetivos militares, además de facilitar entrenamiento en cuanto a seguridad de fronteras, desastres ecológicos y humanitarios, logística y situaciones críticas de emergencia.
Una avanzada en la pérdida de soberanía
En mayo el presidente de Argentina Mauricio Macri acordó con Barack Obama la posibilidad de que Estados Unidos instale bases militares en territorio nacional. Washington siempre ha usado distintas excusas para instalar sus bases militares; “ayuda humanitaria y apoyo ante las catástrofes naturales” es una de ellas, los mismos argumentos esgrimidos en esta oportunidad para permitir la intervención de Estados unidos en cuestiones militares internas.
Las bases militares serán instaladas en la Triple Frontera (Argentina, Brasil y Paraguay), para lo cuál ya hay “observadores” norteamericanos en Misiones. y en la ciudad de Ushuaia, capital de la provincia Tierra del Fuego. Este último punto es el más polémico porque sus límites provinciales se extienden hasta la Antártida, la mayor reserva de agua dulce congelada en el mundo.
Este nuevo acuerdo formalizado con la Guardia Nacional del Estado de Georgia habilita a que sus miembros operen en este país y tomen decisiones con y por sobre las Fuerzas Armadas locales, en caso de considerarlo necesario. El acuerdo se enmarca principalmente en zonas fronterizas y desastres naturales, aunque no se descarta la actuación de fuerzas militares estadounidenses ante conflictos sociales, con el objetivo de “mantener la paz”.
Vale recordar que en las últimas décadas ha sido prioridad de Estados Unidos el desarrollo de doctrinas de defensa y seguridad ancladas en “nuevas amenazas” internacionales tales como el “terrorismo”, el “narcotráfico” y el “crimen organizado”. Gran parte de la política exterior estadounidense, con incursiones militares incluidas, se basó en esas prerrogativas. Algo que tiene muchos puntos de contacto con la política de Cambiemos y Macri. De hecho la “guerra contra el narcotráfico” fue uno de loss pilares de campaña del actual Presidente.
El convenio firmado hace algunos días entre Mamet y Lousteau se contrapone directamente con las leyes de Seguridad Interior y de Defensa Nacional que rigen en Argentina, ya que por medio del mismo habilita a emplear a personal militar en la Seguridad interior, lo que estáexpresamente prohibido. Y posibilita el empleo de fuerzas militares estadounidenses en esas tareas bajo el pretexto de “Mantener la Paz”.
Los meses de gobierno de la Alianza Cambiemos han demostrado con claridad que,junto al ritmo del ajuste y el incremento tarifario, hubo un crecimiento exponencial de la política represiva que ha empezado a trazar los lineamientos de lo que podríamos denominar una nueva Doctrina de Seguridad Nacional, desplegada desde Ushuaia hasta La Quiaca con la intervención de Estados Unidos.
Resta saber si finalmente Donald Trump mantendrá intactas todas las políticas exteriores de la administración Obama, incluyendo la instalación de bases militares en Latinoamérica, o bien reordenará su diplomacia y, sin dejar de ser todo lo miolitarista que es, desechará algunos de estos convenios. Lo cierto es que quien parece estar más que decidido a entregar porciones cada vez mayores de soberanía, insluso de forma ilegal, es el propio Gobierno argentino.