En Santa Fe se realizarán capacitaciones de perspectiva de género en el Instituto de Seguridad Pública, a cargo de la Directora Provincial de Género de la Policía, Noelia Figueroa parte de “Nueva Mayoría” al interior de Patria Grande. ¿Se puede cambiar a la policía “desde adentro”? Abrimos el debate: ¿Siempre con las pibas, nunca con la yuta?
Lunes 12 de abril de 2021 09:29
Con el femicidio de Úrsula Bahillo a comienzos del 2021 se ha puesto sobre la mesa, nuevamente, la situación de violencia de género que viven las mujeres y disidencias. El femicidio de la joven Úrsula a manos de un policía y la posterior represión a las movilizaciones que exigían justicia dieron una muestra del rol que juegan las instituciones del Estado frente a la violencia machista: por una lado un involucramiento directo en la violencia de género e institucional como es el caso de la policía, que como denuncia la Correpi, uno de cada cinco femicidios fueron cometidos por un miembro de las fuerzas de seguridad.
Pero también quedó demostrado que no se trata solo de miembros de las fuerzas que actúan individualmente, sino que se trata de una institución que lleva cabo esa violencia de género, por eso se desestiman las denuncias que radican las mujeres en las comisarías, por eso bajo la orden del gobierno de la provincia de Buenos Aires, las marchas que pedían justicia por Úrsula en Rojas fueron reprimidas por esa misma policía.
Con esto pretendemos abrir un debate con el rol que referentes del feminismo o agrupaciones políticas que también hablan desde, y para el movimiento de mujeres, y que consideramos fundamental para pensar hacia dónde debe dirigirse la fuerzas de las mujeres y las disidencias.
Desde que Alberto Fernández asumió la presidencia, un sector que intervenía en el movimiento de mujeres, como aquellas agrupaciones que integran el Frente de Todos, pasó a ocupar lugares dentro del Estado. Esto no es una idea general sino que se concretiza con la apertura de ministerios creados para abordar y encauzar las demandas del movimiento de mujeres, en los cuales son parte referentes del feminismo que se reivindica oficialista. El movimiento de mujeres con demandas concretas como era el aborto legal, se volvió un sector con el cual el gobierno decidió dialogar, a través de “estatizar” sus demandas en ministerios, que poco o ningún plan han desarrollado para avanzar en los derechos, por ejemplo en medidas paliativas contra la violencia machista.
Te puede interesar: Feminismo de ministerios: lejos de la mayoría de las mujeres
Te puede interesar: Feminismo de ministerios: lejos de la mayoría de las mujeres
En Santa Fe, referentes de esta política fueron por más y hoy en día llevan adelante capacitaciones en género para la policía. Y acá se abre la polémica: es la policía una instituciones reformable desde un enfoque de género? es esta la pelea que el movimiento de mujeres debe levantar?
¿Nunca con la yuta?
La definición del sector “Nueva Mayoría” de Patria Grande de integrarse a la Policía santafesina conformando una Dirección provincial de género, ya no se trata de un debate que podamos tener en términos de cómo terminar con la opresión a las mujeres, se trata de un cambio de vereda importante. Esta integración las lleva a – en nombre del feminismo- lavarle la cara a una fuerza que por demás está de mugrienta en nuestra provincia. Pretender capacitar en un enfoque de género a una institución que está determinada por su función social, creada para defender la propiedad privada y avanzar contra toda manifestación que cuestione a los poderosos, al Estado y sus instituciones, es pretender llevar al movimiento de mujeres a aliarse con quienes están en la vereda de enfrente de nuestras demandas, de nuestros derechos, de nuestra propia vida.
La policía no sólo actúa como una fuerza misógina que cuando una mujer denuncia violencia de género en una comisaría responde que no les van a tomar la denuncia porque es fin de semana, como le dijeron a Úrsula Bahillo. Es una fuerza que regentea las redes de trata y organiza el narcotráfico, que persigue a las mujeres en situación de prostitución o que dispara a pibes casi por deporte en los barrios. Todas estas son sus tareas, sí. Pero su accionar central es defender la propiedad privada.
La policía es una organización armada profesional, con instrucción militar, que detenta – junto a otras fuerzas- el monopolio de la violencia por parte del Estado. Esto quiere decir que hay una violencia que sí es legítima para el Estado y sus gobiernos, y es aquella que ejercen sus Fuerzas Armadas. Aunque esa violencia implique disparar balas de plomo contra una manifestación como en el 2001 o signifique prender fuego casitas como en Guernica. Esa violencia es legal y necesaria para el Estado y los gobiernos que buscan disciplinar a los trabajadores y el pueblo en determinados momentos. La policía es el brazo armado del Estado y en nuestra provincia es una fuerza que además está calentando sus motores contra los trabajadores que quieren enfrentar los ataques de los empresarios y las patronales. La policía santafesina viene de desalojar el acampe en Buyatti en Puerto San Martin contra los despidos masivos, se llevaron detenido a un dirigente del SMATA por acompañar el reclamo de los trabajadores despedidos en Guerrero Motos en San Lorenzo, detuvieron a 23 trabajadores de una distribuidora de Coca-Cola en la zona oeste de Rosario. No hay un solo comunicado ni twitt de “Nueva Mayoría” que repudie estos hechos, simplemente porque la policía estaba cumpliendo su rol, junto a una justicia profundamente reaccionaria y pro-patronal.
En nuestro país bajo la idea de cambiar el Estado y sus instituciones desde adentro, estas agrupaciones de mujeres que son parte del Frente de Todos pusieron en pie un “feminismo de ministerios”. Anunciaron las creaciones de Ministerios de Género y Diversidad que aparecían como la solución a muchos de los problemas que vivimos las mujeres día a día.
En el mundo son muchas las mujeres que ocupan lugares en el Estado, sin embargo al calor de la crisis mundial que se ha profundizado con la pandemia, la vida de las mujeres no ha cambiado, al contrario: la desigualdad se ha profundizado. Las mujeres somos el 70% entre las más pobres de la población mundial y el trabajo reproductivo sigue cayendo casi exclusivamente sobre nosotras, significando un ahorro sideral al Estado y las patronales que no garantizan guarderías infantiles o centros de cuidados para adultos mayores. Los derechos conquistados bajo estos Estados siguen siendo por las peleas en las calles y no pos dádivas de algunos gobiernos o ministerios, como demostró la pelea por el aborto en Argentina que llevó años de lucha, entre ellos varios bajo el gobierno de una mujer como Cristina Fernández.
Desde la agrupación de mujeres Pan y Rosas peleamos contra todo tipo de opresión y explotación. Somos feministas socialistas y entendemos que cuando existen intereses materiales contrapuestos no se puede convencer con ideas. Cuando la función social va por encima de la condición social o bien los intentos por reformar.
Y eso pasa con el Estado y sus instituciones como las FFAA. No se puede hacer una policía más “piola” o más “feminista” con cursos y talleres porque sus intereses como Fuerza son resguardar el orden de los empresarios y capitalistas en las calles, en las fábricas, en las rutas, en los barrios, en las facultades.
Nuestro feminismo hoy está del otro lado de la mecha: peleamos por unir la fuerza de nuestra lucha y nuestras demandas con la resistencia de les de trabajadores. Como en la ex Hey Latam, como en Magaldi, junto a las docentes y las trabajadoras de salud. Creemos que allí está la poderosa alianza que necesitamos las mujeres, junto a les trabajadores, para poner en pie una organización común que a la par de dar peleas por su derechos, haga una experiencia con el Estado y sus instituciones sacando la conclusión de que hay que pelear por un Estado diferente en el camino de terminar con un sistema capitalista-patriarcal que solo tiene para ofrecernos mayor opresión y mayor precariedad de vida para las grandes masas.