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Red Internacional
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Entrevista. Carla Lacorte: “Sostienen a Berni porque se preparan para reprimir el conflicto social”

En junio de 2001 un policía bonaerense la baleó por la espalda en Quilmes. Militante del PTS y del Centro de Profesionales por los Derechos Humanos, en 2019 escribió el libro “La disciplina de las balas”. ¿Cómo sería el capítulo no escrito sobre el gobierno del Frente de Todos? ¿Qué incidencia tiene la agenda represiva en las elecciones? De la represión preventiva en los barrios de la Provincia de Buenos Aires a la represión a la lucha de clases en Jujuy.

Daniel Satur

Daniel Satur @saturnetroc

Miércoles 12 de julio de 2023 09:03

Foto Enfoque Rojo

Foto Enfoque Rojo

Carla Lacorte vive en Quilmes. Es una reconocida referente de la lucha contra el gatillo fácil y demás violencias del Estado. Su militancia en el PTS en el Frente de Izquierda y en el Centro de Profesionales por los Derechos Humanos (CeProDH) se conjuga con su propia experiencia personal. Ella fue baleada por la espalda en junio de 2001 a manos del policía bonaerense José Salmo.

En 2019 Lacorte logró condensar su experiencia militante en el libro La disciplina de las balas. Análisis en primera persona del gatillo fácil y la represión de la protesta en Argentina , en el que desarrolla cómo el Estado usa las fuerzas represivas tanto para reprimir la protesta social y a los trabajadores que luchan por sus derechos, como para imponer el miedo en los barrios más pobres, dejando centenares de vidas truncadas con su accionar, especialmente entre los más jóvenes.

En esta entrevista analiza la agenda represiva en el contexto electoral, a la luz de los hechos de Jujuy, del aval del kirchnerismo a las políticas de Sergio Berni y, también, de cuáles son las tareas de la izquierda y los sectores populares de cara a lo que viene en esta “Argentina del FMI”, como ella misma define al próximo período.

La entrevista es parte de un dossier especial que presentamos en La Izquierda Diario , junto a otras dos entrevistas. En una, Ricardo Ragendorfer habla desde su investigación sobre Bullrich, plasmada en su libro Patricia. De la lucha Armada a la Seguridad. En la otra Adriana Meyer, periodista especializada y docente universitaria, analiza la actualidad y piensa el futuro tras escribir su libro Desaparecer en Democracia. Cuatro décadas de desapariciones forzadas en Argentina. Con visiones que se encuentran en algunos puntos y difieren en otros, este dossier propone un “diálogo” virtual entre las tres entrevistas.

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¿Cómo ves, en relación a períodos anteriores, la agenda represiva vinculada al escenario electoral que cruza todo este 2023? Por caso, tenemos a Gerardo Morales en la fórmula con Rodríguez Larreta mientras despliega toda la represión en Jujuy. Y del otro lado tenemos a Berni encabezando una lista de diputados bonaerenses de Unión por la Patria, después de una gestión marcada por la represión y la violencia policial.

  •  Yo creo que estamos en un momento en el que hay un consenso de ajuste, de devaluación y de extractivismo feroz que involucra tanto a Unión por la Patria, a todos sus candidatos, como a todo Juntos por el Cambio y al FMI. Con ese panorama, me parece que vamos a un 2024 en el que vamos a ver resistencia y lucha frente a este ajuste. Y por eso mismo creo que se preparan a reprimir con todo. Jujuy es un anuncio. Por eso estos candidatos, por eso esta agenda represiva, por eso (como ocurre muchas veces) el seguro fortalecimiento del aparato represivo. De hecho ya está pasando y no sólo donde gobierna Juntos. En Quilmes, donde vivo, Mayra Mendoza hace campaña con patrulleros nuevos, con más policías.

    Vamos a un año de mayor ajuste donde es de esperar que haya luchas. Y si hay lucha ellos van a querer reprimir. Hablo tanto de la represión en los barrios populares, de tipo preventivo, tipo de gatillo fácil; como de la represión a las luchas como estamos viendo ahora en Jujuy.

    Si tuvieras que hacer un “balance” de la gestión del Frente de Todos en este tema, ¿qué elementos te parecen más críticos o preocupantes? ¿Qué podés decir de la violencia estatal en general, de las desapariciones forzadas, de la criminalización de los pueblos originarios, etc.?

  •  Cuando comenzó el gobierno de Alberto Fernández, con Sabina Frederic en el Ministerio de Seguridad y con Berni en la provincia de Buenos Aires, decíamos que, si bien se derogaba la Resolución 956 que legalizaba el gatillo fácil o “doctrina Chocobar”, se mantenía el número y las atribuciones de la Policía y las otras fuerzas. Por lo tanto, el problema de fondo que había llevado a tantos muertos por gatillo fácil en los años del macrismo no se terminaba de solucionar. No nos equivocamos. A raíz de la cuarentena no sólo ese número aumentó sino que se les dieron poderes especiales a todas las fuerzas de “seguridad”. Ni el gobierno nacional ni los gobiernos provinciales sabían para dónde iba la crisis y, por eso, fortalecieron el control social hasta el hartazgo. Tuvimos 400 pibes muertos, en su mayoría en el 2020. Entre ellos Facundo Astudillo Castro, que es un caso paradigmático. Gente desaparecida, gente muerta en las comisarías. Y también este fortalecimiento del aparato represivo significó represiones brutales a luchas como la de los obreros del Frigorífico Penta y, ni hablar, la de las familias que luchaban por tierra y vivienda en Guernica.

    En los años posteriores siguieron habiendo casos de gatillo fácil y represión a la protesta. Como decía antes, no sólo donde gobierna determinado signo político. El mismo balance que hago del Frente de Todos podemos hacer con Juntos por el Cambio. El caso de Lucas González en la Ciudad de Buenos Aires es parte de la misma cuestión. Estamos ante el viejo doble discurso que caracterizó el kirchnerismo, de “defensa de los derechos humanos” pero manteniendo en la práctica el aparato represivo. Sólo que ahora sostienen a Sergio Berni desde diciembre de 2019, lo que hace que todo sea menos ambiguo. Incluso la vicepresidenta Cristina Fernández el año pasado hizo discursos reivindicando a la Policía y la Gendarmería. Aunque con matices respecto a Juntos, se asume más la agenda represiva que en los primeros gobiernos de Kirchner.

    En La disciplina de las balas vos hacés todo un recorrido histórico del gatillo fácil, tomando tu caso como un ejemplo en todos los sentidos. El libro es de 2019. ¿Cómo te imaginás un capítulo que completa estos cuatro años que no entraron en su primera edición?

  •  Cuando escribí el libro esperábamos ver qué pasaría con la Argentina del FMI, porque había que pagar la enorme deuda externa y veíamos un panorama de ajuste y represión. Esto de alguna manera se vio un poco frenado por la pandemia, aunque vivimos también represión pero menos determinada por la lucha de clases. En 2024 creo que el libro va a tener más vigencia que nunca, porque vamos hacia la hipótesis que pensaba que se iba a dar en 2020 y, de alguna manera, por la pandemia se postergó cuatro años. Si hubiera que escribirlo, obviamente tendríamos que referirnos a lo que fue la represión en la cuarentena y a una ratificación del doble discurso, de “defensa de los derechos humanos” por un lado y de práctica represiva por el otro. El libro fue escrito pensando en lo que se viene en una Argentina del FMI descarnada.

    Hablamos del sostenimiento de Berni y sus políticas represivas por parte de un gobierno que se autodefine “progre”. ¿Por qué creés que se da esa aparente “contradicción” o ese doble discurso del que hablás?

  •  Porque el kirchnerismo, más allá de la retórica, no ha roto con las bases del modelo neoliberal. Las privatizaciones son sagradas. El pago a los organismos financieros internacionales es sagrado. Ni siquiera se ha tomado algún tipo de medida, en los momentos de mejor situación económica, para que la tasa de pobreza perforara el piso del veintipico por ciento. Peor aún, hoy la pobreza está en el 45 %. En este esquema, es “normal” el hecho de que haya un sector de la población sumergido en la pobreza, condenado a la asistencia, y a la vez reprimido si protesta. Es algo lógico. Por eso no es contradictorio en el kirchnerismo la vigencia de Berni. Sostenerlo, más allá de la retórica, supone que lo necesitan para reprimir, sea de forma preventiva o bien para enfrentar la lucha de clases.

    El viernes 30 te tocó cerrar una Audiencia Pública sobre estos temas convocada por las bancas del Frente de Izquierda en la Legislatura Bonaerense. ¿Cómo ves a la organización popular que tenemos en estos momentos, en cuanto a instancias de frente común para luchar y reclamar verdad y justicia?

  •  En el cierre de esa audiencia planteé la necesidad que tenemos de conseguir la unidad de los familiares de las víctimas con las organizaciones de derechos humanos, las organizaciones obreras y estudiantiles para enfrentar el 2024 de ajuste que nos está anunciando Jujuy. Es fundamental que se involucren las organizaciones de trabajadores, porque son los hijos de los trabajadores los que más sufren el gatillo fácil y son los trabajadores los que sufren la represión cuando salen a luchar. Ni hablar de la juventud.

    A la salida del 2001 hubo experiencias de coordinación que le pararon la mano a la represión por un tiempo. Sabemos que el freno que podemos poner es momentáneo, hasta tanto haya una transformación total de esta sociedad de clases. Por eso es muy importante mantener estás experiencias de coordinación. Aquello que se había logrado hace veinte años fue en parte desbaratado por la política de cooptación del kirchnerismo, que desarmó bastante lo que había. Por eso tenemos el desafío, o más bien la obligación, hacia el próximo período de coordinar fuerzas y pararnos para enfrentar la represión que acompañará al ajuste consensuado por el FMI, Unión por la Patria y Juntos por el Cambio.

    En esa audiencia hablaste también de lo importante que es ver lo que pasa en el mundo en este sentido. Nombraste especialmente a Francia.

  •  Sí, claro. Los hechos de Francia, con sus diferencias y pese a que es otra geografía, plantean problemas similares a los que vemos acá. La lucha enorme contra la reforma jubilatoria, los enormes paros y movilizaciones tuvieron que enfrentarse a una dura represión. Ahora, que esa lucha se había frenado un poco, está estallando la bronca popular a partir de un caso de gatillo fácil. Nuestros compañeros de Revolución Permanente en Francia están llamando no sólo a las organizaciones sociales y a las familias que sufren la represión sino a las organizaciones obreras a actuar para enfrentar la represión en los barrios. Tenemos una gran tarea desde las organizaciones de derechos humanos, los partidos de izquierda, las organizaciones obreras y estudiantiles para obligar a las centrales sindicales y a las conducciones de los grandes movimientos sociales que se expidan frente a este flagelo que vamos a tener que enfrentar con todo. Mucho más de lo que lo venimos enfrentando hasta ahora.


  • Daniel Satur

    Nació en La Plata en 1975. Trabajó en diferentes oficios (tornero, librero, técnico de TV por cable, tapicero y vendedor de varias cosas, desde planes de salud a pastelitos calientes). Estudió periodismo en la UNLP. Ejerce el violento oficio como editor y cronista de La Izquierda Diario. Milita hace más de dos décadas en el Partido de Trabajadores Socialistas (PTS).

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