El juez Ramos Padilla ordenó detener a los dos excomisarios bonaerenses Ricardo Bogoliuk y Aníbal Degastaldi, sindicados por Marcelo D’Alessio como quienes le ordenaron extorsionar a un empresario agropecuario.
Lunes 25 de febrero de 2019 22:15
Este lunes el juez federal de Dolores, Alejo Ramos Padilla, ordenó la detención de los excomisarios de la Policía Bonaerense Ricardo Bogoliuk y Aníbal Degastaldi, imputados en la causa por extorsión abierta tras la denuncia del empresario Pedro Etchebest contra el operador judicial y falso abogado Marcelo D’Alessio y el fiscal federal Carlos Stornelli.
Ambos espías fueron apresados en la tarde de este lunes, luego de que el juez Ramos Padilla evaluara la declaración indagatoria de D’Alessio, en la dijo que Bogoliuk y Degastaldi le dieron la orden “de hacer entrar en pánico” a Etchebest y así sacarle algunos cientos de miles de dólares.
Este domingo, antes de conocerse la orden de detención de ambos excomisarios, el periodista Ricardo Ragendorfer publicó un artículo en el portal Nuestras Voces, en el que rememora quiénes son los dos espías de la AFI cuyas identidades D’Alessio sacó a la luz en busca de repartir responsabilidades.
Ragendorfer dice que “en su atemorizado empeño por despegar al fiscal federal Carlos Stornelli del episodio extorsivo sobre el empresario Pedro Etchebest, (D’Alessio) hizo añicos un secreto de Estado: la pertenencia a la AFI de los excomisarios bonaerenses Aníbal Degastaldi y Ricardo Bogoliuk, a quienes les atribuyó el rol de mandantes del chantaje en cuestión”.
De Degastaldi, el periodista recuerda que en 2002 el entonces jefe de la DDI de San Isidro se hizo mediáticamente famoso por ponerse “al frente” de las “investigaciones” de secuestros express como los del hermano de Juan Román Riquelme, del rugbier Federico Virasoro y del joven Juan Manuel Canilla (este último con final mortal), todo ocurridos en la zona norte del Gran Buenos Aires.
El accionar de Degastaldi en aquellos hechos no se basó precisamente en ir con la ley en la mano a desentrañar casos criminales, sino a ser parte (materialmente) interesada en ellos. Sobre el crimen de Canilla, un miembro de la SIDE “vinculado a la investigación”, le sugirió a Ragendorfer que en ese secuestro hubo complicidad de “policías de la seccional de Victoria, y su participación habría consistido en el encubrimiento”. Para la fuente del periodista, Degastaldi tenía “absoluto conocimiento acerca de todos los secuestros en San Isidro”.
La versión afirma que el comisario Degastaldi intervenía activamente en las negociaciones entre secuestradores y familiares de secuestrados, aun en casos donde no existían denuncias que obligaran a la Policía a actuar.
En esas intervenciones, se sospecha, Degastaldi se quedaba con parte del botín y después aparecía públicamente como uno de los salvadores de las víctimas.
Sobre Bogoliuk, “en 1999 había sido relevado del cargo de subjefe de la DDI de Mercedes por encubrir a piratas del asfalto”, recuerda Ragendorfer. El comisario y sus oficiales “efectuaban falsos procedimientos de control de camiones, además de liberar zonas y proteger galpones con mercadería robada”. Con la llegada de Carlos Ruckauf a la gobernación bonaerense, a fines de ese años, pasó a ser subjefe de la Departamental de Mar del Plata, donde “nuevamente incurrió en un desliz: encubrir a los policías acusados del asesinato de Natalia Mellman”, facilitando “la fuga del único acusado civil, Gustavo ‘Gallo’ Hernández”.
Degastaldi y Bogoliuk hicieron de las suyas durante muchos años y con varios gobiernos (todos peronistas), hasta que en 2006 el entonces ministro de Seguridad de Solá, León Arslanián, los exoneró junto a más de cien uniformados de la fuerza.
Lo que ahora puede sorprender a varios es que ambos excomisarios aparezcan ahora como espías de la Agencia Federal de Inteligencia. “Un rumor adjudica aquellas ‘adquisiciones’ a su segunda jefa (de la AFI), Silvia Majdalani, y que fueron concretadas al inicio de 2016”, afirma Ragendorfer.
Aunque según otras versiones habrían ingresado en épocas de Cristina Fernández de Kirchner, gracias a las gestiones del histórico jefe de Operaciones del organismo de inteligencia, Antonio “Jaime” Stiuso.
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Redacción central La Izquierda Diario