El relato de dos estudiantes del profesorado Normal 3 de Lugano en educación inicial, nos acerca a sus experiencias como docentes en un centro de primera infancia o como popularmente son llamados: CPI
Miércoles 4 de septiembre de 2019 19:48
¿Que es un CPI?
Según la página del gobierno de la Ciudad, los Centros de Primera Infancia (CPI) son espacios creados para garantizar el crecimiento y desarrollo saludable de los niños de 45 días a 3 años de edad en situación de vulnerabilidad social.
En los hechos, no es más que una versión precaria de un jardín maternal dirigido por el Ministerio de Desarrollo, un parche a las necesidades de muchas familias que quedan afuera del sistema educativo.
Estos CPI son lugares random en las cuales el estado brinda un presupuesto según espacio y cantidad de chicxs, para subsidiarlo y de esa manera se ahorra muchísimo en la creación de jardines maternales en condiciones. Deja a las claras que es parte del ajuste educativo que venimos padeciendo hace muchos años.
En ese combo de ajuste también entran las docentes encargadas de múltiples tareas, incluso las que no tienen que ver con su rol profesional, poniéndose al hombro la responsabilidad de muchos niñxs que no son más que un pequeño numerito para los que nos gobiernan.
M: “Nosotras trabajamos en una casa muy vieja, se nota mucho que es muy vieja. Ahora cambiaron los pisos porque tuvimos que quejarnos entre todas que se estaba saliendo, pero las condiciones no son las mejores para albergar a nenes y nenas menores de 4 años.
Nos pasó de encontrarnos con varias ratas y ni hablar de las cucarachas que ya es común. Lo preocupante es que son nenes que no suelen estar bien alimentados, tienen las defensas bajas para estar rodeados de ratas, es un combo un poco explosivo.
A mi me toca dar clases en un aula que frecuentemente se inunda, pero cuando te digo que se inunda, se inunda posta eh, me pasó de tener el aula inundada y que el agua me llegue hasta los tobillos.”
Después de haber contado algunas anécdotas referidas a las condiciones de aquél CPI, “M” quién prefirió no exponer su nombre por miedo a represalias en su trabajo, nos comentó sobre la situación laboral en las que se encuentran ellas y sus compañeras:
M: “En mi CPI cuando entrás tenés que hacerte monotributista, de alguna manera es tenerme en negro para que mis empleadores se eviten algunos costos laborales, es bastante ‘negrero’, no importa mucho en qué nivel estás para llevar adelante algunas tareas pedagógicas, les importa que estés en un aula haciéndote cargo de muchxs chicxs, que generalmente tienen realidades muy pero muy complejas, me tocaron semanas en donde las cosas me desbordaban mucho. Un par de veces tuve que dar una mano en 4 aulas distintas porque éramos pocas y no traían suplentes, osea imaginame subiendo y bajando escaleras atendiendo a 4 grupos de 2 a 3 años, una locura. Laburamos 8 horas y muchas veces más (porque depende de la hora que vienen lxs padres a buscar a los nenes) por 12.000 pesos ¿entendes? Es ‘negrero’, lo agarro porque no hay mucha alternativa de otra cosa y tampoco tengo que mantener a nadie, pero tengo compañeras que tienen que mantener su familia, su alquiler, la comida y la verdad es que nose como hacen y si las cosas se ponen más difícil, más malabares van a tener que hacer con la plata ”
Con respecto a la situación que viven los chicos “M” cuenta:
“Vemos realidades de chicxs que vienen sucios todos los días, que algunos están en situación de calle, otros son constantemente violentados. Me pasó de salir del trabajo y verlos a la vuelta con sus papás pidiendo monedas, osea son nenes de menos de 4 años y cuando tendrían que estar jugando, están ahí. ¿Sabés las veces que salí llorando de ahi? a veces siento mucha impotencia de ver eso y no poder hacer mucho para cambiarlo, solo pongo todo de mi para sacarles unas sonrisas el tiempo que están conmigo”
“O” que también es estudiante del normal 3 de Lugano en educación inicial y compañera de trabajo de “M” también nos acercó una reflexión:
“O”: “Desde el vamos todo está mal, las condiciones en las que trabajamos, las condiciones de vida de lxs chicxs, nuestro sueldo. Los CPI no deberían ni siquiera existir, no es más que un parche a una realidad difícil que la quieren tapar. Realmente si querés hacer un cambio o ayudar no tenés que elaborar un programa donde sus hijos desayunen, coman y después chau, dales un trabajo a esas familias, ayudalas de verdad, preguntales que necesitan”.
Este saqueo, que en los últimos meses vimos como se profundizó tiene consecuencias claras y que se pueden palpar en los relatos de “M” y “O”, que de alguna manera pueden ser la voz de un montón de estudiantes de inicial que atraviesan estas realidades. El ajuste tiene caras y son las caras de todas las jóvenes estudiantes que se tienen que enfrentar a estos trabajos, son las caras de aquellos niñxs, a quienes solo le ofrecen una horas de contención y de amor que sale del corazón de sus docentes para después volver a enfrentarse a las vidas que a las que son condenadxs, son las caras de las familias de esxs chicxs que nunca fueron prioridad de los gobiernos, dejándolos a su suerte.
Mientras se siguen fugando millones de dolares al exterior, mientras se sigue pagando una deuda que nunca pedimos (y que tampoco recibimos un peso de ahí) y mientras una minoría se sigue enriqueciendo, nuestras miserias se van agrandando, de nosotros depende pelear para que las prioridades se den vuelta.