El ex gobernador confirmó sus intenciones para 2019 que lo enfrentarán con su sucesor, en el medio de gestos amistosos al kirchnerismo.
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Maximiliano Olivera @maxiolivera77
Domingo 28 de octubre de 2018 01:00
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El rumor tomó peso sobre el final de la semana. José Alperovich lanzaría su candidatura a gobernador en 2019 este fin de semana a través de un medio de comunicación. “Si, voy a ser candidato. He decidido competir el año que viene para ser candidato a gobernador de todos los tucumanos, si Dios quiere”, contestó el senador en una entrevista exclusiva que otorgó a La Gaceta. Así, el ex gobernador (2003-2015) blanqueó sus intenciones de disputarle el sillón de Lucas Córdoba a Juan Manzur, quien va por la reelección junto a su vice Osvaldo Jaldo.
La definición de Alperovich confirma un distanciamiento que se mostró sin retorno el pasado 17 de octubre. Con un acto que atrajo a gran parte del peronismo no K -con la presencia de Sergio Massa, Daniel Scioli, Miguel Pichetto, el disminuido triunvirato de la CGT-, Manzur confirmó que “quiere repetir”. Allí, para quienes afirmaron trabajar por la unidad del peronismo, tanto Cristina Kirchner como Alperovich fueron innombrables. Con la sorna de quien corre con el caballo del comisario, el peronismo alineado con el gobernador dijo que no se excluía a nadie y Jaldo se permitió chicanear que ningún peronista necesita invitación en el Día de la Lealtad. Con el acto en el Hipódromo, Manzur ganó un mejor lugar en el peronismo nacional, con una ilusión cuyo porvenir está en 2023, al mismo tiempo que realineó a toda la tropa de su lado en una demostración de fuerzas a cielo abierto.
Reconociendo su no lugar en el Partido Justicialista local, Alperovich aclara que no considera probable que entre en una interna partidaria. “Voy a salir por fuera del PJ”, resume. En movimiento coordinado, su esposa Beatriz Rojkés pidió ayer una licencia por “motivos estrictamente personales” de la presidencia del PJ tucumano por lo que resta de su mandato. En estos años de pretendido poskirchnerismo, la ex senadora supo llevar los volantazos pejotistas, llegando a organizar un acto para Cristina en El Cadillal.
Una conveniente cercanía al kirchnerismo
Los últimos movimientos públicos de Alperovich fueron bien calculados. Su cuenta de Twitter fue la plataforma de los mensajes para que quien quiera oír oiga. Una semana antes del Día de la Lealtad, el ex gobernador publicó una imagen junto a Cristina Kirchner. Remarcando la unidad del peronismo, sostuvo que “la claridad de conceptos” de la ex presidenta son fundamentales. Con las sonrisas de las fotos, quedaban atrás las declaraciones de distanciamiento en los primeros meses de macrismo. En junio de 2016, Alperovich había afirmado que no era kirchnerista e incluso que tuvo una mala relación con la ex mandataria. En un diagnóstico compartido con Manzur, decía que no tenía dudas de que el kirchnerismo se había terminado.
La claridad de conceptos de @CFKArgentina es fundamental para analizar la dura realidad que atraviesa la Argentina. Unidos los peronistas podremos crear un país para todos y todas. pic.twitter.com/6L6bKdSTON
— José Alperovich (@JAlperovichOk) 10 de octubre de 2018
El anuncio de la candidatura de Alperovich se realizó cuando se cumplió un nuevo aniversario de la muerte de Néstor Kirchner. Tiempista, el senador publicó una de las tantas imágenes junto al ex presidente que hasta hace poco prefería dejar atrás.
En un nuevo aniversario del fallecimiento de Néstor Kirchner recuerdo a este gran líder argentino. Siempre estaré agradecido por haberme ayudado a que Tucumán pueda salir adelante cuando inicié mi gestión como gobernador, épocas muy difíciles para la provincia. Gracias Nestor. pic.twitter.com/MZgqzfW9sx
— José Alperovich (@JAlperovichOk) 27 de octubre de 2018
Pero ese acercamiento tuvo un nuevo episodio esta semana con el rumor de que la diputada Alicia Soraire sería la compañera de fórmula de Alperovich. Como supo quejarse el ex gobernador, Soraire fue impuesta por Cristina en la lista de diputados, junto a Marcelo Santillán. Precisamente, en estos días, Santillán tuvo una declaración jocosa para la militancia peronista, afirmando que Manzur y José Cano “son lo mismo”. En tanto que, en el programa radial “Veníamos bien”, la diputada no negó su anhelo por integrar una fórmula a la gobernación y dejó abierta la posibilidad de un acercamiento entre Alperovich y Manzur.
En su entrevista con La Gaceta, Alperovich vuelve a ponderar a los Kirchner. “No soy el hombre que muerde la mano al que le da de comer. La ex presidenta está pasando por un mal momento. La Justicia es la que debe decidir qué pasó (durante su gestión). Políticamente, ¿por qué juego así? Aquí hace falta ganarle a Macri y el PJ tiene que estar unido. ¿Por qué todos, menos Cristina? Eso es ser funcional a Macri”, enfatiza. Y apela a un argumento tajante para la razón y la astucia peronista: “Cristina es la dirigente que más votos tiene hoy”.
Frente a un aparato pejotista que se pasó con armas y bagajes al “Manzur-Jaldo 2019”, Alperovich apuesta a los buenos números de la ex presidenta. Según cifras publicadas en La Política Online, Cristina tiene una imagen positiva que ronda el 48%, con picos de 60% en localidades como Alderetes. Como contracara, la imagen positiva de Mauricio Macri está por debajo del 30%. En tanto que el consultor Hugo Haime, que llegó a la Casa de Gobierno de la mano de Alperovich, señala una imagen positiva del 23% y una negativa del 77% para el presidente, colocando la imagen positiva de Cristina por arriba del 50%. Y desde Unidad Ciudadana se envalentonan y dicen que la intención de voto a CFK es del 55%. Con los números en mano, Haime planteó una advertencia: la división del peronismo tucumano puede habilitar a que ‘un tercero meta la cola’.
Un repentino descubrimiento del antimacrismo
En un primer ensayo de un perfil político para diferenciarse, Alperovich llegó a un repentino descubrimiento del antimacrismo, tras tres años de “recorrer la provincia”. En este novedoso camino el senador aprovecha para golpear a su futuro contrincante. “A mí me duele ver a Tucumán así. En mi época festejábamos la eliminación de los comedores; ahora se alegran cuando se crean”, dice, intentando darle épica a sus doce años de gobierno. Con ejemplos de las principales consecuencias del ajuste, Alperovich pasa al terreno político, acercándose al kirchnerismo, en donde se discute la unidad del peronismo. “Cuando me dicen que en el acto del 17 (Luis) Barrionuevo podía estar, pero Cristina no; que (Carlos) Cisneros sí y Cristina no... Me parece que lo que hacen es jugar para Macri”, señala.
La discusión del presupuesto de 2019 le sirve a Alperovich para una crítica a Manzur y los diputados nacionales que le responden. “Sentí mucha bronca cuando se aprobó, cuando nuestros diputados han votado, porque también se vota con el traste”, señalo en torno al quórum que el macrismo consiguió gracias a diputados peronistas como Pablo Yedlin, Gladys Medina y José Orellana.
Entre frases y gestos, Alperovich parece atar su suerte a la de CFK, carta para una jugada por igual de fuerte y arriesgada. De todas formas, la negocación, aunque velada, sigue abierta y en diez meses pueden pasar cosas. Además de machacar con la idea de que no puede haber “unidad” que no incluya a la ex presidenta, el ex gobernador aprovecha la discusión por el presupuesto para diferenciarse de Pichetto. “Ese presupuesto es decirle ‘sí’ al FMI. Que la gente tenga más hambre, que suba la nafta, el transporte, el gas... Todo eso se votó. Pichetto apoya el presupuesto. Yo no lo voy a votar. Y Beatriz Mirkin, tampoco. Ese es mi límite”, afirma. Como siguiente paso, se da por descontado el abandono de Alperovich y Mirkin del bloque justicialista que el rionegrino preside en la cámara alta.
Pero la soltura con la que Alperovich da vuelta de página no es suficiente para pasar la prueba del contraste entre las palabras y los hechos. Desde que asumió como senador, fue una pieza importante de ese grupo de parlamentarios que “le votaron todo” al macrismo. Desde el arreglo con los fondos buitres hasta la reforma previsional que saqueó a los jubilados, pasando por el voto en contra al aborto legal, Alperovich fue parte de esa “oposición de diseño” (CFK dixit) que posibilitó que Cambiemos realizará parte de sus planes de ajuste. Exceptuando un discurso opositor de ocasión para las legislativas del año pasado, Alperovich y Manzur se autopercibieron como la “oposición constructiva” que aportó sus votos en el Congreso. La ubicación circunstancial en veredas enfrentadas en la interna peronista no anulan las grandes coincidencias que ambos tuvieron desde diciembre de 2015.
Desde otra óptica también es ilustrativo del derrotero del kirchnerismo. Si en un inicio, en nombre de la realpolitik, se justificó la alianza con el pejotismo (que incluyó a los barones del Conurbano y a los caudillos provinciales como Alperovich o Gildo Insfrán) ahora resulta que el “Hay 2019” incluye a los que hasta hace poco se tildaba de “traidores”. Esa “unidad”, con componentes papales y sectores de la burocracia sindical entreguista, que pregona el kirchnerismo se asienta en la especulación electoral mientras se consuman los ataques al pueblo trabajador. Una “unidad” que hoy también pregona Alperovich, representante, por un lado, de un régimen sostenido para aumentar las ganancias de las patronales azucareras, citrícolas y el agro, y, por otro, profundamente hostil a las condiciones de vida estructurales de los trabajadores, las mujeres y la juventud.
En cuanto a espacios políticos en la provincia, la versión local de Cambiemos, con el liderazgo de Cano desgastado, está desdibujada pero sin dejar de militar el ajuste. Por otro lado, Ricardo Bussi aspira a sostener su núcleo duro y derechizar la discusión política. En tanto que el peronismo quiere reeditar la estrategia electoral de hacerse elegir como opositores al macrismo luego de años siendo los mejores oficialistas. Así, la “espera” a 2019 para votar a alguna variante peronista significa condenar mientras tanto a miles de familias al hambre, la miseria y la desocupación. La fuerza de los trabajadores para derrotar al ajuste están bloqueadas por esas burocracias sindicales dejan pasar todos los ataques mientras se reacomodan en la interna peronista.
Para hacerle frente a estas fuerzas políticas que sostienen una "división del trabajo" en llevar adelante el ajuste del FMI hay que poner pie una alternativa política con la fuerza y el programa necesarios para que la crisis la paguen los capitalistas. Por eso desde el PTS venimos sosteniendo la propuesta de construir un gran partido unificado de la izquierda clasista, junto a los trabajadores dispuestos a enfrentar los ataques, las mujeres de la "marea verde" y los estudiantes que lucharon en defensa de la educación pública, y los miles que apoyan al Frente de Izquierda
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Maximiliano Olivera
Nació en Mosconi, Salta en 1989. Militante del Partido de los Trabajadores por el Socialismo (PTS). Miembro del comité editorial del suplemento Armas de la Crítica.