La prueba, que se llevó a cabo en agosto pero acaba de hacerse pública, mostró que China había logrado un progreso asombroso en armas hipersónicas. Con una velocidad de 7.344 kilómetros por hora, es decir seis veces más rápido que la velocidad del sonido, fue capaz de dar un giro completo sobre el ecuador en menos de dos horas.
André Barbieri @AcierAndy
Lunes 18 de octubre de 2021 09:41
China probó un misil hipersónico con capacidad nuclear en agosto que dio la vuelta al mundo antes de llegar a su objetivo final, demostrando una capacidad espacial avanzada que tomó por sorpresa a la inteligencia estadounidense.
El Ejército chino lanzó un cohete que transportaba un vehículo planeador hipersónico que voló a través del espacio de órbita baja antes de descender hacia su objetivo.
Si bien el misil falló su objetivo por aproximadamente 24 millas, la prueba mostró que China había logrado un progreso asombroso en armas hipersónicas y estaba mucho más avanzado de lo que pensaban los funcionarios estadounidenses.
Los misiles hipersónicos son parte de la más alta tecnología militar en desarrollo. Por definición, las armas hipersónicas son aquellas que superan la velocidad del sonido en su vuelo, es decir, 1.237 kilómetros por hora (a una temperatura de 20ºC), según explica James Acton, codirector del Programa de Política Nuclear del Carnegie Endowment for International Peace, un grupo de expertos con sede en Washington.
Entre las principales versiones del arma se encuentran los vehículos planeadores hipersónicos (HGV), que son enviados al espacio, alcanzan grandes alturas y luego regresan con trayectorias sin rumbo definido hacia el objetivo. Los misiles de crucero hipersónicos (HCM) son un tipo de proyectil que tiene un sistema de propulsión que rompe la barrera del sonido varias veces.
El Xingkong-2 ("Starry Sky-2" en traducción libre), es un avión hipersónico no tripulado que, según el gobierno chino, viajaba a 7.344 kilómetros por hora. Es decir, seis veces más rápido que la velocidad del sonido, capaz de dar un giro completo sobre el ecuador en menos de dos horas.
Estados Unidos, Rusia y China están desarrollando armas hipersónicas, incluidos vehículos planeadores que se lanzan al espacio en un cohete pero orbitan la Tierra por su propio impulso. Son más lentos que un misil balístico, pero tienen la ventaja de no seguir la trayectoria de la parábola fija de un misil balístico y son maniobrables, lo que los hace más difíciles de rastrear.
Taylor Fravel, un experto en política de armas nucleares de China que desconocía la prueba, dijo que un vehículo hipersónico armado con una ojiva nuclear podría ayudar a China a dejar obsoletos los sistemas de defensa antimisiles estadounidenses diseñados para destruir los misiles balísticos. "Los vehículos planeadores hipersónicos (...) vuelan en trayectorias más bajas y pueden maniobrar en vuelo, lo que los hace difíciles de rastrear y destruir", dijo Fravel, profesor del Instituto de Tecnología de Massachusetts.
La creciente preocupación por la capacidad nuclear de China se produce en el mismo momento en que Beijing continúa fortaleciendo sus fuerzas militares convencionales y participa en actividades militares cada vez más asertivas cerca de Taiwán. Mientras acelera los preparativos para dar un paso hacia la reunificación militar de Taiwán con China continental, Xi Jinping busca acumular suficientes armas nucleares para disuadir a Estados Unidos de intervenir en nombre del gobierno de Taipei.
Taiwán, como hemos venido señalando, es estratégico para Beijing, tanto por su capacidad para brindar acceso a las aguas profundas del Océano Pacífico (que China no tiene) como por su posesión de infraestructura tecnológica avanzada, siendo la sede de la empresa de producción de semiconductores de última generación más valiosa del mundo: Taiwan Semiconductor Manufacturing Company.
Desde su primera prueba atómica en 1964, China se ha adherido a una política de "disuasión mínima", prometiendo no adquirir más capacidad nuclear de la necesaria para tomar represalias contra un ataque y afirmando que nunca tomaría la iniciativa en el uso de armas nucleares. Como resultado, se cree que China tiene alrededor de 350 ojivas nucleares, según el Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo (SIPRI), una fracción de las 5.550 ojivas que posee el imperialismo estadounidense.
Pero los descubrimientos recientes han alterado las predicciones sobre el ritmo de construcción del arsenal nuclear de China. Con el imperialismo estadounidense acechando, la burocracia reaccionaria de Pekín, encabezada por Xi Jinping, colocó el programa nuclear en el primer plano de importancia para los ingenieros militares del Ejército Popular de Liberación. Desde junio, los expertos han descubierto más de 200 silos de misiles en construcción en los remotos desiertos occidentales de China., en las provincias de Xinjiang y Gansu. El campo de construcción de silos de misiles de 800 km² en Xinjiang es la expansión más significativa del arsenal nuclear chino hasta la fecha. Según los datos, China está construyendo 10 veces más silos para misiles balísticos intercontinentales (Misiles Balísticos Intercontinentales, en el acrónimo en inglés ICBM) de los que tiene actualmente en funcionamiento.
La revelación del lanzamiento hipersónico se produce cuando la administración Biden lleva a cabo la Revisión de la Postura Nuclear, una revisión de políticas y capacidades ordenada por el Congreso que ha generado una fractura dentro del establishment yanki entre los defensores del "control de armas" y aquellos que dicen que Estados Unidos debe hacer más para modernizar su arsenal nuclear ante China.
El Pentágono no comentó sobre el informe, pero expresó su preocupación por China. "Dejamos en claro nuestra preocupación por las capacidades militares que China sigue buscando, capacidades que solo aumentan las tensiones en la región y más allá", dijo John Kirby, un portavoz. "Esta es una de las razones por las que consideramos a China nuestro principal desafío en términos de ritmo".
La difusión del ejercicio hipersónico también responde a las amenazas regionales de Estados Unidos en Asia-Pacífico. En particular, el acuerdo AUKUS, que involucra a Estados Unidos, Reino Unido y Australia , que permitirá a este último acceder a la tecnología de los submarinos nucleares del Pentágono. El acuerdo AUKUS fue la primera medida del regreso de Biden al "Pivot hacia Asia", después de la fallida retirada militar de Afganistán y la consiguiente desconexión de Oriente Medio, algo que enfureció al gobierno chino, que lucha por la posesión del Mar del Sur de China.
La embajada china se negó a comentar sobre la prueba, pero el portavoz Liu Pengyu dijo, según el Financial Times, que China siempre había seguido una política militar de "naturaleza defensiva" y que su desarrollo militar no estaba dirigido a ningún país. "No tenemos una estrategia global y planes para operaciones militares como los tiene Estados Unidos. Y no estamos para nada interesados en participar en una carrera armamentista con otros países", dijo Liu. "En contraste, Estados Unidos ha inventado en los últimos años excusas como ’la amenaza de China’ para justificar su expansión militar y el desarrollo de armas hipersónicas. Esto ha intensificado directamente la carrera armamentista en esta categoría y ha socavado seriamente la estabilidad estratégica global".
Este armamento del Ejército Popular de Liberación estaba siendo desarrollado por la Academia China de Aerodinámica Aeroespacial. CAAA es un instituto de investigación de la Corporación de Ciencia y Tecnología Aeroespacial de China, la principal empresa estatal que fabrica sistemas de misiles y cohetes para el programa espacial chino.
La idea de un desarrollo pacífico de China, justificada por la formación diferenciada de su Estado, introvertido y no beligerante, desarrollada por autores como Giovanni Arrighi o, con una visión menos sofisticada y cruda, por grupos estalinistas, no son congruentes con tiempos de crisis, guerras y revoluciones, en los que las disputas interestatales pueden adquirir un carácter beligerante en nombre de la preeminencia capitalista.
El conflicto entre Estados Unidos y China se da en este momento, y su carrera nuclear responde a objetivos contrarios a los intereses de las masas. Un eventual resultado militarista solo puede traer consecuencias reaccionarias a los trabajadores en China y en todo el mundo, que son la única fuerza capaz, con un programa independiente, de detener nuevas atrocidades por parte de las potencias explotadoras.
André Barbieri
Nacido en 1988. Licenciado en Ciencia Política (Unicamp), actualmente cursa una maestría en Ciencias Sociales en la Universidad Federal de Río Grande el Norte. Integrante del Movimiento de Trabajadores Revolucionario de Brasil, escribe sobre problemas de política internacional y teoría marxista.