Christian Castillo (Chipi), candidato por el PTS-FITU en Argentina, fue electo este domingo a diputado nacional en Buenos Aires luego de una campaña construida desde abajo, Chipi estuvo en México en el año 2000, cuando los acontecimientos de la lucha de clases lo hermanaron con el movimiento estudiantil mexicano y compartió prisión con más de mil jóvenes.
Martes 24 de octubre de 2023
Chipi tenía poco tiempo en México en el año 2000, se solidarizaba con la huelga que levantábamos en la UNAM hacía 9 meses, cuando fue detenido junto a más de mil estudiantes y acabó convirtiéndose en un hermano en prisión y en parte del proceso de defensa de la universidad pública y gratuita, por lo que hoy, nos llena de orgullo que llegue al Congreso junto a los compañeros y compañeras del PTS y del Frente de Izquierda y Unidad en Argentina, como parte de la izquierda que se preserva bajo banderas de independencia de clase, que se forja con las luchas de los explotados y con una campaña a pulmón, como no podía ser de otro modo.
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El movimiento estudiantil mexicano mantenía la lucha con un Consejo General de Huelga desde abril de 1999 y el gobierno, las instituciones y prácticamente toda la clase política del país cerraban filas hace meses para derrotarnos.
Nuestra lucha tomaba tintes heroicos porque habíamos enfrentado a todo el régimen en defensa de nuestro pliego petitorio, la burguesía y sus aliados nos exigían flexibilizar y nos criminalizaban las 24 horas y 7 días de la semana por no retroceder en la exigencia de revertir las reformas neoliberales impuestas la última década en la UNAM por varias rectorías priístas, a la orden de los organismos financieros internacionales.
Chipi estaba en México desde mediados de enero del año 2000, era un joven dirigente del Partido de los Trabajadores Socialistas de Argentina que apenas llegó se acercó a dar su solidaridad a los huelguistas, nos dijo que la lucha que manteníamos había rebasado las fronteras del país y que, a pesar del bloqueo informativo, fuera de éste se sabía que miles de estudiantes mexicanos estábamos en pie de lucha. Su solidaridad fue como agua en el desierto en ese momento, porque aunque teníamos apoyo del pueblo, el gobierno no quería resolver nuestras demandas y la amenaza de ocupación policial de la UNAM era cada vez más fuerte.
Entonces, Chipi nos habló de marxismo, de lucha de clases y de relación de fuerzas, un lenguaje que sentíamos nuestro, porque mientras toda la burguesía decía que estábamos equivocados, él nos dijo que nuestra lucha, como la educación pública y gratuita eran legítimas y que la dureza del régimen mexicano era porque nuestro Consejo General de Huelga cuestionaba a los organismos financieros internacionales, la antidemocracia universitaria y demostraba la fuerza de la juventud organizada cuando se lo proponía.
El gobierno había creado una policía especial llamada Policía Federal Preventiva, que “estrenó” ocupando todos los planteles de la UNAM la madrugada del 6 de febrero del 2000, miles de uniformados llegaron en autobuses y aterrizaron un helicóptero con total impunidad en la explanada de la rectoría, federales encapuchados y equipados, buscarían estudiantes huelguistas en cada rincón de las instalaciones todo ese día y en toda la ciudad amenazaban con más órdenes de aprehensión.
Ese 6 de febrero Christian estaba en el auditorio “Che Guevara” de la facultad de Filosofía y Letras, junto a Cecilia Feijóo, Cecilia Rossi y Leandro Rodríguez Lupo, argentinos que acompañaban la asamblea del CGH cuando miles de policías irrumpieron en Ciudad Universitaria para desalojar a los huelguistas, llevándose a todos los que estaban dentro. Más de mil estudiantes fueron detenidos esa madrugada y con ellos serían llevados los compañeros argentinos a la Procuraduría General de la República, que al ser identificados como extranjeros los obligaron a declarar frente al cónsul argentino, presionados migratoriamente como si no tuvieran derechos y criminalizados, hasta que fueron enviados al Reclusorio Norte, compartiendo cárcel con los jóvenes mexicanos.
Cecilia Feijóo era también una compañera del PTS, estudiaba y tenía poco más de un año en México, nos acompañó muchas noches a los jóvenes de la agrupación Contracorriente en la Facultad de Estudios Superiores Acatlán, entre marchas y asambleas, estudiamos con ella una docena de procesos históricos, revoluciones y luchas estudiantiles en la historia, que nos ayudaron a sacar conclusiones, balancear nuestra lucha con el peso de la historia y mantenernos con ánimos.
Pasaron 18 días presos, Chipi fue recluido en la celda 4 del sector 4 del penal para varones y Ceci desde el área femenil enviaba cartas a compañeros que seguían libres y les pedía mantener la moral en alto. Ambos hablaban de marxismo y formación política en la cárcel, resistieron y aguardaron el curso de los acontecimientos junto a todos los detenidos, hasta el 23 de febrero, cuando fueron sacados por la fuerza, sin acceso a la prensa y deportados a Argentina, por haber apoyado la gran huelga de la UNAM.
Las circunstancias de la historia nos llevaron a compartir los últimos días de huelga con Chipi y las órdenes de aprehensión, por la inmediata criminalización del gobierno en contra de quienes apoyaron nuestra lucha.
Cientos de estudiantes manteníamos un plantón permanente afuera del penal por la libertad de los presos políticos, cuando un día empezaron a gritar que se llevaban a los compañeros argentinos sin avisarnos, la dura represión abría una crisis política al gobierno aún mayor con extranjeros presos y el gobierno mexicano ofreció al gobierno argentino su libertad a cambio de la deportación, para intentar cerrar una parte del escándalo internacional.
Fueron sacados en autos particulares y agachados en el asiento trasero, mientras corríamos detrás, gritamos y protestamos exigiendo su derecho a la defensa en México, eran nuestros hermanos de lucha y los defendimos como a cada uno de nosotros. Permanecieron en migración custodiados por 30 agentes, sacados finalmente del país entre engaños, con pasaportes improvisados y obligados a firmar su deportación en la puerta del avión que los llevaría a su país.
Fueron liberados por la presión social de miles en México, la marcha de cientos de miles de personas contra la represión al CGH, las protestas en varios países y el plantón de un centenar de estudiantes argentinos y militantes del PTS, que hicieron una huelga de hambre afuera de la embajada de México en Buenos Aires y una campaña internacional de solidaridad y por la libertad de los estudiantes mexicanos y sus compañeros argentinos. Una lección de lucha internacionalista que mostraba el joven PTS a los estudiantes mexicanos.
En Argentina, un par de años después Chipi como docente alcanzó la dirección de la Carrera de Sociología de la Universidad de Buenos Aires, en 2002, con el voto directo de profesores y estudiantes, una democracia directa representativa, algo por lo que peleamos en México.
Un momento de la historia nos colocó en el mismo lugar con Christian Castillo y esa experiencia hoy forma parte de su larga trayectoria política y militante como revolucionario. Como hace décadas, acompaña las luchas de los explotados y oprimidos y busca su fortalecimiento.
Quienes formamos parte de la huelga de la UNAM en 1999-2000 y que nos mantenemos en la lucha independiente de los partidos del régimen en México, parte del agrupamiento CGH Vive, por la recuperación de la memoria histórica de lucha del movimiento estudiantil mexicano, nos emocionamos al saber que el compañero alcanzó una diputación nacional al Congreso Nacional por la provincia de Buenos Aires este domingo, más aún cuando el Frente de Izquierda de los Trabajadores - Unidad y los compañeros del PTS, enfrentaron una dura campaña cruzada por ataques y el debate con el aparato político e ideológico de la derecha argentina.
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Sobra decir que, sabemos que Chipi hará un gran trabajo por llevar las ideas revolucionarias a millones de trabajadores y defendiendo la voz de la clase trabajadora en el Congreso, él es aquel que en 2014 habló desde el Congreso de Buenos Aires del ejercito libertador de Emiliano Zapata en el aniversario de la Revolución Mexicana y exigió al gobierno mexicano la presentación con vida de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa, el mismo que lleva en su sangre un poco de la garra de la gran huelga de la UNAM, junto a más de 30 años de trayectoria militante por una alternativa revolucionaria para los trabajadores, la juventud, las mujeres y los oprimidos en Argentina.