Frente al conflicto del campo se abre el debate estratégico al interior de la izquierda. Con esta carta, desde la CTS queremos abrir un intercambio con la militancia de Unidad Popular.
Viernes 26 de enero de 2018 01:27
Unidad Popular declaró que “apoya la lucha de los pequeños y medianos productores del campo” incluyendo las demandas que levantan de aumento del precio del dólar y mayores subsidios y exoneraciones. Además calificó como “expresiones fuertes” aquellas que reclaman cortar los planes sociales o achicar los gastos del Estado reduciendo personal.
El pasado 23 de enero su principal dirigente Gonzalo Abella y el diputado nacional Eduardo Rubio se hicieron presentes en Durazno compartiendo el encuentro con políticos de la derecha y representantes de la burguesía terrateniente. Creemos que esta lamentable postura confunde a su militancia y a los sectores oprimidos del campo que dice defender.
¿Quiénes son aliados y quiénes enemigos?
Tanto la militancia de las corrientes que forman Unidad Popular (UP) como quienes militamos en la Corriente de Trabajadores por el Socialismo (CTS) confluimos en nuestra preocupación por expresar un programa de lucha que priorice los intereses de los asalariados del campo y contemple la situación de los pequeños productores rurales y los colonos. Sin embargo, la declaración de Unidad Popular del 17 de enero (reproducida por el PCR en su página web) va mucho más allá de eso y apela a la unidad con los sectores medianos del campo y acepta sin más el programa reaccionario, expresión de los grandes terratenientes y los sectores más oligárquicos.
El movimiento ruralista es profundamente heterogéneo y policlasista. Por eso la tarea de la verdadera izquierda es plantear una postura independiente de los sectores patronales. Sin embargo, UP propone apoyar acríticamente la movilización policlasista sin plantear una política diferenciada de la patronal y sin plantear una salida propia para los trabajadores y los pobres del campo.
UP dedica apenas una oración a la situación de los trabajadores rurales. Dice “no olvidamos tampoco la situación de los trabajadores rurales” sin detallar en su declaración la situación de la super-explotación obrera, de los salarios de miseria y los casos de agresión y maltrato en contra de los asalariados. Esta misma operación – la de esconder el reclamo obrero - es la que hacen los empresarios cuando quieren reclamar mejores beneficios, llevando tras de sí a sus trabajadores, tal como vimos en durante todo el movimiento rural.
Desde la izquierda siempre hemos bregado por la situación de la clase trabajadora tanto de la ciudad como del campo. Los asalariados rurales constituyen el sector más explotado y oprimido del sector rural, junto con otros sectores postergados como los colonos – a quienes se los ningunea haciéndolos esperar años y años con la promesa de entrega de tierras – y los pequeños productores rurales – sectores perjudicados por la gran propiedad terrateniente y presos de sus políticas de fijación de precios y de condiciones productivas.
Sobre programas y medidas económicas
UP afirma en su declaración que entiende el reclamo del movimiento. Dice textualmente “Es claro que ante la caída de los precios internacionales excepcionales de años anteriores, hoy son necesarios también precios sostén para los productos del sector que van al mercado interno y terminar con el atraso cambiario (…) Eso no significa que apoyemos devaluaciones bruscas y de magnitud, que harían recaer sobre la clase trabajadora y los sectores medios, el peso de un mayor incremento inflacionario”. Con estas afirmaciones, UP termina justificando el reclamo de devaluación a 36 pesos, con el solo matiz de que sea “gradual”.
Desde la izquierda siempre hemos criticado la política de los gobiernos de turno de devaluación de la moneda nacional como políticas antiobreras y antipopulares, porque siempre han significado un ataque directo al bolsillo de los trabajadores, sean estas “bruscas” o graduales.
¿Medianos y pequeños productores son lo mismo?
Los medianos productores tienen cientos de hectáreas, emplean personal y por lo tanto explotan mano de obra, concibiendo a sus trabajadores como una “fuerza bruta” o como un animal más. Pagan miseria de salarios y se benefician de las exoneraciones impositivas otorgadas por el gobierno. No trabajan sino que viven del trabajo y de la superexplotación ajena. Son los que fumigan a sus trabajadores y arruinan y contaminan el trabajo de los pequeños. Si bien están en menor jerarquía que los grandes terratenientes, los llamados “medianos productores” son más amigos de los terratenientes que de los trabajadores rurales, y por lo tanto será imposible que algo bueno resulte de la unidad con estos sectores. Sus intereses son opuestos a los de la clase trabajadora y a las tareas nacionales de reforma agraria y liberación nacional.
Si bien UP intenta diferenciarse del gran latifundio, sin embargo se emparentan con los sectores medianos. Dicen textualmente “Los pequeños y medianos productores exigen apoyo en serio para mantenerse produciendo y así mantener las fuentes de trabajo para decenas de miles de trabajadores. Es justa su reivindicación de una rebaja de tarifas de electricidad y gasoil, para ellos”. Es correcto defender la fuente de trabajo, pero no se puede engañar con que “si le va bien al patrón le va bien a la peonada”.
Tampoco podemos presentar – en un análisis sin contenido de clase – al empresariado como “creadores” de fuentes de trabajo, como si cumplieran un rol progresivo en la sociedad. Si a UP todavía le queda algo de marxismo, debería saber que los intereses de los patrones (sean estos grandes, medianos o pequeños) siempre son antagónicos a los intereses de los trabajadores.
Las corrientes que integran UP consideran que hay sectores de la burguesía nacional que son “progresivos” y que ayudarían al desarrollo y la liberación nacional. Este supuesto – que, hay que decirlo, comparten también con el Frente Amplio – implica concebir que la lucha de los trabajadores y los sectores oprimidos debe primero intentar conquistar una etapa de desarrollo y liberación nacional en alianza con sectores burgueses. Pero no hay un caso en la historia del país donde el empresariado nacional, frente a los problemas centrales de la nación, no se haya puesto del lado de la reacción y el imperialismo. Es más, los empresarios medianos y grandes le tienen terror al poder organizado de la clase obrera y los sectores oprimidos. Por eso siempre prefirieren aliarse al imperialismo de turno, como pasó en 1973, que a la clase trabajadora para romper con el imperialismo.
Desde la CTS estamos convencidos de que las tareas de liberación nacional frente al imperialismo, el problema de la tierra, la impunidad de los crímenes de estado, solo pueden ser conquistadas y realizadas a través de la lucha independiente de la clase trabajadora y el pueblo oprimido en ruptura abierta con los distintos sectores patronales.
¿Qué programa para qué estrategia?
UP termina defendiendo abiertamente la unidad con el mediano empresariado rural, incluyendo el programa anti-obrero y antipopular que defiende este movimiento ampliamente, y en los hechos, llama a los pequeños productores arruinados, a los trabajadores rurales y a los colonos a que sigan luchando de la mano de los medianos y los grandes terratenientes.
Por el contrario, desde la CTS pensamos la lucha de los trabajadjores rurales, los colonos y los pequeños productores arruinados debe ser independiente de la de los medianos y grandes terratenientes. Que no es por un dolar alto y el quite de las asignaciones familiares por lo que hay que luchar, sino es por impuestos progresivos a la renta de la tierra donde pague más el que tiene más hectáreas, por facilidades para los pequeños productores, contra cualquier desalojo de los colonos, por la entrega inmediata de tierra en base a la expropiación sin pago de los grandes propietarios de la tierra, contra el latifundio y por la implementación de asociaciones de trabajadores y colonos para que produzcan en base a las necesidades de las mayorías populares. Un programa que destaque la lucha por aumento del salario de los trabajadores rurales y el fin del maltrato permanente y el acoso laboral, que permita la organización sindical sin represaliaas.
Por el contrario, UP parte de una estrategia de conciliación entre las clases - en este caso los trabajadores rurales con un sector burgués como los medianos productores – y justifica esta unión “en su camino hacia la liberación nacional y social”, un argumento falaz que UP ha utilizado otras veces de que “el enemigo de mi enemigo es mi amigo”.
Para quienes integramos la CTS, los verdaderos aliados de los trabajadores rurales, los colonos y los pequeños productores arruinados son los trabajadores de la ciudad y el resto de los sectores populares empobrecidos por estas políticas económicas. Esta es la unidad que debemos promover. Nada queremos con los patrones, ya sean grandes o medianos, sino que la alianza que permitirá imponer estos reclamos será una alianza obrera y popular. Aquí también es cuestionable la actitud del PIT-CNT que critica el movimiento rural pero no da ninguna respuesta que permita romper el bloque reaccionario y generar alianzas progresivas de los más explotados y oprimidos. Por eso es necesario pelear al interior de los sindicatos por una política de unidad de las filas obreras y de alianza con los sectores más oprimidos de la sociedad – pelea que tampoco da UP por encontrarse por fuera de los sindicatos nucleados en la central.
UP concluye su declaración con un lema muy usado: “No abona este camino la contraposición entre los intereses de los diversos sectores populares. ¡La unión hace la fuerza!”, muy parecido al que usa el Partido Nacional en su escudo “La unión nos hará fuerza”. ¿Pura coincidencia?
Compañeras, compañeros de las corrientes que integran UP, las y los llamamos a rever críticamente la postura de seguidismo de la dirección de la UP a un sector burgués y orientarse en una estrategia obrera.