Cifras publicadas por la Iglesia muestran en concreto la crisis que cruza al mundo eclesiástico.
Martes 30 de enero de 2018
El último Anuario Estadístico de la Iglesia 2015, editado el 2017, aporta importantes datos en relación a la creciente separación de la Iglesia católica con su base social.
En dicha publicación, se evidencia de drástica disminución de los sacramentos católicos. El matrimonio es el que evidencia la mayor caída, con una disminución del 48% en el periodo que abarca entre los años 2001 y 2015. Mientras, la primera comunión cayó un 44,5% y la confirmación un 39,2%.
Pero, no sólo estas ceremonias religiosas se vieron golpeadas, también la formación de sacerdotes y religiosas se reduce a la mitad. Al igual que, el aumento de renuncias de sacerdotes en el mismo periodo de tiempo (2001-2015).
A estos datos hay que sumar lo que dejó la visita del Papa, en donde quedó claro que no lograron movilizar a la cantidad de adherentes que esperaba la Iglesia, siendo la noticia central en su visita los fuertes cuestionamientos al rol del Papa y la Iglesia frente a los casos de abuso sexual, personificada en el obispo Barros, quién recibió defensa pública por parte de la entidad.
De conjunto, se deja en evidencia la crisis que sufre una de las instituciones pilares del régimen post-dictadura, que fue central en el proceso de la transición pactada.
Esta crisis se enmarca en los profundos cuestionamientos al régimen político, del cual la Iglesia forma parte. Así como las reiteradas denuncias de abuso sexual por parte de religiosos, que no han tenido respuesta activa por parte de la Iglesia y sus cúpulas, terminando por asumir una defensa férrea, encubriendo a presuntos abusadores o “sentenciándolos a una vida penitencias”. A esto, hay que sumar la posición de la Iglesia frente a importantes debates políticos, como el aborto en 3 causales, ley de identidad de género o el matrimonio igualitario, en donde han hecho gala de sus posiciones contra los derechos democráticos del movimiento de mujeres y diversidad sexual, ligándose a sectores políticos abiertamente reaccionarios de la derecha.
De esta forma, es como se abrió una importante brecha entre la Iglesia y su base social, cuestión que no parece ver una solución próxima, sino que, una profundización cada vez más evidente de esta crisis histórica.