La voz de la juventud en un nuevo aniversario de la muerte de 194 jóvenes. A pesar de los años y las generaciones, el suceso sigue movilizando, cada 30 de diciembre.
Lunes 2 de enero de 2017 20:32
Se cumplieron doce años de aquella calurosa e infernal noche en República de Cromañón, donde 194 jóvenes perdieron la vida en manos de la desidia estatal y la “corrupción de la noche”. A pesar de los años y las generaciones, el suceso sigue movilizando a gran cantidad de jóvenes y familias a marchar y organizarse.
Resultaría más de los mismo contar qué pasó esa noche del 30 de diciembre de 2004. No porque no valga la pena recordar, sino porque uno se da cuenta, cuando habla con pibes de 17 años, pibes de 25, pibes de 30, que Cromañón sigue vigente en la memoria de todos ellos.
Cuesta más bien encontrar alguien que no recuerde, aunque sea, el calor fatídico de esa noche y la placa roja de un medio de TV anunciando un incendio en un boliche de Once a la medianoche de un 30 de diciembre. “No olvidar, siempre resistir”, dice una famosa frase callejera que siempre se hace presente todos los 30 de diciembre en el Obelisco, donde las edades y generaciones se entrecruzan por un mismo fin.
No somos Nadie
No somos nadie es una agrupación de jóvenes de la zona sur del Gran Buenos Aires, bastante reciente, seguidores de Callejeros hace años. Imposible un mejor nombre. “Para la justicia, para los políticos, nosotros, los jóvenes, no somos nadie”, dice Antony, y agrega: “Lo que pasó fue como dijeron siempre: el rock and roll es droga y alcohol” y cuando pasó la tragedia, había que echarle la culpa a alguien, y la mejor manera de buscar culpables fue echándole la culpa al rock y por destino le tocó a Callejeros, quienes están pagando una culpa que merece pagar los que estaban en el gobierno en ese entonces”.
Callejeros se transformó desde entonces en la cara visible de una tragedia donde hubo empresarios y funcionarios políticos involucrados. Cuando desde los medios de comunicación y determinados sectores políticos se culpó sin más a Callejeros, en verdad se responsabilizaba al rock y a la juventud, que desde esa noche y las que le siguieron, no sólo fue vista como víctima sino también, criminalizada y castigada por medios y otros aparatos siempre funcionales a los gobiernos de derecha (el propio Bergoglio un año después de la tragedia y estando Aníbal Ibarra imputado en la causa, se entrevistó con él “para brindarle apoyo y solidaridad”).
Pero este fenómeno de encubrimiento y desresponsabilización hacia empresarios como Omar Chaban y políticos, no terminó en Cromañón. No tenemos que ir muy atrás. En abril de este año fallecieron cinco jóvenes en una fiesta electrónica. Tachando de irresponsables a padres por llevar a sus hijos a un recital o desviando la atención en el uso de bengalas o drogas,el estado y los empresarios encuentran la mejor manera para limpiarse las manos.
“A mí en particular y a muchos, Callejeros y las marchas que se hacen todos los 30 me abrieron la mente en muchas cuestiones que antes no le daba “bolilla”, como, por ejemplo, la política, que yo no le pasaba cabida y cuestiones sociales que tampoco me importaban. Escuchando a callejeros me empezaron a importar.” Dice Trinidad, una de las muchas chicas que conforman la agrupación “No somos nadie”.
Es cierto, Se perdió el señor soborno y todos lo están buscando, allá por los tribunales, hay guiños por todos lados, porque las idas de la “justicia” van y vienen, pero los 194 pibes de Cromañón que murieron en manos lucrativas, no vuelven más.
El interior también estuvo y sigue presente
“Yo tengo 16 años, mi viejo estuvo en Cromañon y fue sobreviviente. Él me metió a marchar por la causa y sigo viniendo porque sé lo que significa esto para él”, dice Sol Martinez que viene todos los años desde Rosario a reclamar justicia. “Seguimos buscando la justicia porque los pibes siguen siendo inocentes y creemos que los músicos también.
Marchamos, todavía hoy, por la desidia con la que se manejaron y la bronca que se le tiene a la juventud que se mueve
Lara Enciso, de 20 años estudia el profesorado de Historia en el ISFD Nª1 de Avellaneda y, además de ser fanática de Callejeros, milita en la agrupación de Pan y Rosas (impulsada por el PTS junto a independientes) del terciario en donde estudia. Tenía ocho años cuando sucedió la tragedia y aunque tiene un hermano seguidor de la banda que tuvo la suerte de no ir esa noche a Cromañón, murió un vecino muy amigo de la familia. Lara explicó a La Izquierda Diario: “Marchamos, todavía hoy, por la desidia con la que se manejaron y la bronca que se le tiene a la juventud que se mueve. Eso es lo principal que se muestra siempre. Hay una frase que dice que cuando” la juventud se pone en marcha siempre el cambio es inevitable” mas allá del partido del que provenga dicha frase, la reivindico siempre porque yo empecé a movilizarme por Cromañón cuando tenía 13 años y venía sola a las marchas siendo muy chica. Hoy, veo que a pesar de que pasan los años siguen asistiendo muchas personas, y veo que cada vez hay más chicos chiquitos, mujeres embarazadas, familias. Esto es para mí, lo más importante, el hecho de que aunque pasen miles de generaciones, seguimos acá”.