El Frente de Todos y Juntos por el Cambio negociaron a contrarreloj un proyecto común para que se vote el acuerdo con el FMI en el Congreso este jueves. El rol facilitador de La Cámpora y Hagman. Crónica de un día de rosca para legitimar una estafa. La calle se prepara para una jornada de movilización contra el ajuste y el FMI.
Jesica Calcagno @Jesi_mc
Miércoles 9 de marzo de 2022 21:37
Miércoles a la mañana. Llueve en Buenos Aires y el Congreso no duerme. Se viven las últimas horas de negociaciones del gobierno de Alberto Fernández para votar el acuerdo con el FMI, por una deuda ilegítima e ilegal que pesa sobre la Argentina desde el 2018. El calendario presiona y los tiempos se acortan.
Hace unas horas que Martín Guzmán no está. Se fue. Tomó un avión en la noche del martes. Bomba de humo en momentos decisivos para el gobierno. ¿El destino? Estados Unidos. Se fue a un congreso de energía en la ciudad de Houston. Las especulaciones sobre su extraña ausencia hablan de tensiones con Sergio Massa por la negociación en el Congreso. Con el propio bloque oficialista y con Juntos por el Cambio.
El gobierno no tiene los votos para aprobar el dictamen presentado por Guzmán que se debate en las Comisiones de Presupuesto y Finanzas. Arriesga así la propia aprobación del acuerdo con el FMI en el Congreso, donde necesita sí o sí los votos de Juntos por el Cambio. Si el oficialismo no negocia el dictamen con la oposición, no sale el acuerdo en Diputados. ¿El punto de la discordia? La coalición del gobierno de Macri que tomó esta deuda, no quiere hacerse cargo de los nuevos condicionamientos de ajuste que impone el Fondo. En realidad les parece un “ajuste blando”. Hacia la opinión pública priorizan un discurso de la polarización: “no vamos a votar un programa económico kirchnerista”.
Sergio Massa quiere conciliar las posturas del Frente de Todos, Juntos por el Cambio y el FMI. Aparecen las tensiones con Martín Guzmán que no está de acuerdo con las modificaciones. No hay una cosa sin la otra, sostiene. Son “inescindibles” los artículos de autorización para acordar y el programa económico. El argumento que esgrime (y hace trascender en los medios) es que el FMI no va a aceptar que se vote una sola cosa. El ministro de economía salió de la escena con su viaje. Massa gana protagonismo. No faltan las especulaciones que ven a Guzmán fuera del gabinete más temprano que tarde.
Son cerca de las 10 am, y habla el espacio de Juan Grabois que integra el Frente de Todos en una conferencia de prensa. A su lado están los tres diputados: Itai Hagman, Natalia Zaracho y Federico Fagioli. Anuncian que no van a votar a favor del acuerdo con el FMI, pero no dicen si el voto será en contra o abstención. Un posicionamiento para ayudar que el acuerdo salga: como se vota por mayoría simple (que tenga más votos a favor que en contra), el gobierno puede necesitar de sus abstenciones. Y están predispuestos a facilitar el camino para legitimar una estafa y el ajuste. Es la segunda señal de “buena voluntad”: en la Comisión de Presupuesto, Itai Hagman cedió el lunes su lugar a otra diputada (Pamela Calletti) para asegurarle al gobierno el voto pro acuerdo. Lo mismo hicieron La Cámpora y el bancario Sergio Palazzo, cediendo sus lugares. Metidos hasta el cuello en la rosca política. No les importa evitar una nueva catástrofe sobre el pueblo trabajador. Como el resto de la política tradicional miran el 2023: que unas “primarias diriman el rumbo del Frente de Todos” dijo el propio Grabois. Un curioso “ni”, eligiendo ponerse fuera de combate y silbando bajito: ni en el Congreso ni en la calle.
Juntos por el Cambio retoma reuniones y mantiene la misma posición. La debilidad del Frente de Todos les permite ganar protagonismo e imponer sus condiciones.
El cuchicheo y las operaciones mediáticas tiñen la jornada. Sergio Massa hace declaraciones en un programa radial, para marcar la tónica negociadora del oficialismo. Desmiente que el FMI no acepte las modificaciones que piden Juntos por el Cambio: “Tuve una charla con el staff técnico del FMI (…) El staff técnico no se involucra en las cuestiones políticas de la Argentina, el directorio tampoco (…) Lo que plantea la carta de intención es que se tiene que cumplir la legislación argentina”. Las revisiones trimestrales que hará el Fondo no dicen lo mismo. Pero la señal es para conciliar con la oposición. Evita pronunciarse sobre Máximo Kirchner y Cristina Fernández, aunque hace una definición clara: que todos los sectores están colaborando para que salga el proyecto. “Y cuando digo la colaboración de todos los sectores es de todos los sectores”. Un reconocimiento a esa buena voluntad de los que se dicen “críticos del acuerdo con el FMI”.
Arranca cerca de las 14 hs el debate en las Comisiones de Presupuesto y Finanzas. Para el gobierno y Juntos por el Cambio se trata de ganar tiempo y hacer show para la tribuna. Saben que las definiciones se hacen en las sombras de la rosca. Mientras sus diputados hacen discursos encendidos y polémicos, por atrás se dan la mano para negociar. Desde Casa Rosada difunden una foto del presidente Alberto Fernández y Wado De Pedro de La Cámpora que se reunieron por la tarde. Más señales de esa colaboración de todos.
En paralelo, el Interbloque Federal (del lavagnismo, Randazzo y Schiaretti) hace su conferencia de prensa con una posición calcada a la de Juntos por el Cambio. Crece la preocupación en el oficialismo.
Desentonan de las sombras del palacio las y los diputados del Frente de Izquierda. Myriam Bregman hizo una intervención repasando la historia de la deuda en Argentina. El silencio reinó en el salón: “con todo lo que dijo ha reforzado los argumentos de rechazo del Frente de Izquierda Unidad” arrancó picante, haciendo referencia a la larga exposición de Carlos Heller. "La deuda Argentina no es hija del déficit. ¿O alguien piensa que los milicos genocidas pagaban mucho en salario y jubilaciones, y por eso se produjo la deuda externa?" continuó Bregman. Fulminante para los argumentos liberales. También cruzó a la ideología oficialista que busca instalar que las alternativas son acordar con el Fondo o el caos. Explicó la doctrina de la deuda odiosa que permite desconocer en forma soberana endeudamientos que se hicieron contra los intereses de la nación. Del otro lado de los críticos pero no tanto, Bregman reafirma que la izquierda dará la pelea en el Congreso y en la calle.
Nicolás del Caño apuntó a las promesas incumplidas del Frente de Todos con el pueblo trabajador. Si eso pasó sin acordar con el FMI, ahora todo promete ser peor. Polemizó con Victoria Tolosa Paz: "Quizás desde el country privado no se ve, pero le pasaron la topadora con 4 mil policías enviados por Kicillof con Berni a la cabeza a las familias de Guernica y reprimieron a los más humildes que dicen defender".
Llegan mensajes de que se acerca la “fumata blanca” entre el Frente de Todos y Juntos por el Cambio. Todo indica que el oficialismo cede a la propuesta de la oposición: un solo artículo que autorice al ejecutivo para ponerle el gancho al acuerdo con el FMI. Murmullo en la sala. Germán Martínez, el nuevo jefe de la bancada oficialista que reemplazó a Máximo Kirchner, toma la palabra. Pre anuncia que la negociación avanzó para salir de la comisión con un solo dictamen, y pide cuarto intermedio hasta las 21 hs. Una fumata para el infierno del FMI.
Juntos por el Cambio se anotará el triunfo, por “doblegar” al gobierno. Pero sobre todo saldrá envalentonado para avanzar en instalar su agenda de ajuste abierto y pro empresarial. El oficialismo respira, debilitado. Seguramente se auto elogien por tener “voluntad de diálogo”. Pero tendrán un difícil camino por delante: asumir más directamente las consecuencias de un ajuste que será contra el pueblo trabajador. Los oficialistas críticos del acuerdo con el FMI estarán más cómodos con esta resolución. Si con los votos positivos de Juntos por el Cambio alcanza para que salga el acuerdo que propone su gobierno, sienten que podrán hacer mejor su juego de roles en el Congreso. Pero a ellos también les quedan casi dos años de un Frente de Todos del que son parte y no tienen intenciones de romper. Un Frente de Todos que se encamina a legitimar la estafa de Macri en el Congreso, asumiendo el timón del ajuste.
Afuera del Congreso, están quienes regresan a sus casas después de una larga jornada laboral. Hacen cuentas para comprar la cena, el sueldo no alcanza. Otros, ni pueden soñar con un plato de comida caliente y un techo, piden monedas de a montones deambulando en las veredas. Una postal que crece en el infierno del FMI.
El jueves sesiona la Cámara de Diputados. Cuando amanezca, más de 200 organizaciones empezarán a concentrarse frente al Congreso para rechazar este acuerdo y su ajuste. Ellas y ellos conocen muy bien esa realidad que se vive afuera. Son trabajadores, precarios, desocupados. Que no duerman tranquilos en el palacio, esto recién comienza. Esta historia continuará.
Jesica Calcagno
Nació en Buenos Aires en 1984. Licenciada y profesora en Sociología (UBA). Acreditada en el Congreso.