Uno de los jueces del Tribunal Supremo salió al cruce de las declaraciones del ex comandante del Ejército. Quedó expuesta la manipulación de la causa judicial, tan defendida por algunos medios en Argentina y otros países.
Martes 16 de febrero de 2021 21:32
En una entrevista el ex comandante del Ejército, General Eduardo Villas Boas admitió que los tuits publicados por él un día antes del juicio por el Habeas Corpus presentado por el expresidente Lula, ante el Supremo Tribunal Federal (STF, similar a la Corte Suprema argentina) en el 2018, estaban de acuerdo con el Comando del Ejército Alto. “La declaración de tal intención, de confirmarse, es gravísima y contraria al orden constitucional. Y el Supremo Tribunal Federal es el encargado de velar por la Constitución”, dijo uno de los integrantes del Tribunal, Edson Fachin, en una nota difundida por su despacho.
La disputa entre los actores que garantizaron el autoritarismo de la operación judicial Lava Jato, pone en evidencia también a sectores de los medios, periodistas y políticos de la derecha, en la mayoría de los casos relacionados con la embajada de Estados Unidos, que presentaban a la investigación judicial como un "pilar" de la lucha contra la corrupción.
Acá muchos ponían de ejemplo el "lava jato" brasilero, pero cada día se conocen cosas más graves: un ex jefe del Ejército admitió que conspiró para impedir que la Corte Suprema considere un habeas corpus a favor de Lula y así avanzar en la proscripción.
.— Myriam Bregman (@myriambregman) February 16, 2021
La declaración del magistrado es una conclusión tan cínica como tardía. De hecho, el STF y la alta dirección de las Fuerzas Armadas actuaron en función de la causa Lava Jato, y trabajaron juntos para atacar los derechos democráticos más básicos de la población, en primer lugar el derecho a poder votar al candidato que quieran. Con la detención arbitraria de Lula y su proscripción como candidato, orquestada en común por el ex comandante Villas Boas y los ministros del STF, por el autoritarismo judicial y las Fuerzas Armadas, se abrió el camino a la elección de Bolsonaro en 2018. El juez Fachin votó contra el habeas corpus de Lula, y fue defensor acérrimo de su prisión.
La secuencia ya era evidente en su momento: el comandante del Ejército advierte que Lula no podía quedar libre en un mensaje de Twitter, al día siguiente el Supremo Tribunal declaró su oposición mayoritaria al hábeas corpus. En la votación se hicieron varias declaraciones absurdas, como la del juez Moraes que afirmó que “los derechos fundamentales son relativos”. El juez Fachin, quien fue incluso el miembro informante de la operación Lava Jato en el Tribunal, meses después también fue parte del bloqueo de la candidatura de Lula.
Nessa situação que vive o Brasil, resta perguntar às instituições e ao povo quem realmente está pensando no bem do País e das gerações futuras e quem está preocupado apenas com interesses pessoais?
— General Villas Boas (@Gen_VillasBoas) April 3, 2018
La acción de ambas instituciones fueron claras, pero ocultada o mostrada como algo menor por periodistas y medios defensores de la causa Lava Jato. Durante años los grandes medios y sectores de la derecha en Argentina y otros países de la región mostraron a la causa judicial como un "ejemplo" de lucha contra la "corrupción".
La elección era la primera después del golpe institucional que sacó a Dilma Rousseff del poder. El expresidente Lula da Silva, quien en ese momento era el presidenciable con mayor intención de voto del país había sido encarcelado en forma arbitraria en abril de ese año.
Lula fue preso por el entonces juez Sérgio Moro, que comandaba el tribunal de segunda instancia de la región sur, el TRF4. Allí Lula fue condenado y encarcelado por supuesto soborno en el caso de un departamento triplex en la ciudad balnearia de Guarujá, en la costa paulista. Se trató de una medida de la operación Lava-Jato para obligar al partido de Lula, el PT, a elegir otro candidato para la disputa presidencial de 2018, tomando todo tipo de medidas arbitrarias, que fueron reveladas en los siguientes años por la revista The Intercept, lo que se conoció como el escándalo de la Vaza Jato.
En el posteo, Villas Bôas anunciaba que el Ejército “comparte el repudio a la impunidad y el respeto a la Constitución”, presionando claramente a la Corte Suprema a mantener la prisión arbitraria de Lula. Además, afirmó que el Ejército estaría “atento a sus misiones institucionales”, insinuando que no se quedaría pasivo ante el resultado contrario.
El camino a la victoria de Bolsonaro fue allanado por sectores que habían dado el golpe institucional. Tras el triunfo en la contienda electoral, Bolsonaro buscó recompensar no solo a Sérgio Moro con la cartera de Justicia, sino principalmente a los militares, agradeciendo “el brazo fuerte y la mano amiga” que pavimentaron su victoria. Además de lotear incontables puestos clave en el Gobierno, pudieron acaparar una parte aun mayor del presupuesto estatal para la corporación.
La declaración de Villas Bôas llegan cuando la operación Lava Jato se encuentra en crisis y dejó de ser una de las principales armas políticas del golpismo. Después que pasaron los principales ataques económicos del golpe, los mismos sectores del Tribunal Supremo, de los militares, alineados a la nueva gestión de Joe Biden en Estados Unidos, ahora se deshacen de la operación, buscando darle un aire de “normalidad democrática” al actual momento.
La operación Lava Jato se deshace pero el autoritarismo del régimen golpista sigue, con el fortalecimiento del lugar de los militares y el Tribunal Supremo en la conducción política, poderes que no son elegidos por nadie e interfieren directamente el la vida de toda la población, en las riquezas nacionales, fortaleciendo el aparato militar y policial.
Los compañeros de Esquerda Diário denunciaron y señalaron incansablemente el papel proimperialista y golpista de la operación Lava-Jato, de la proscripción antidemocrática de la candidatura de Lula da Silva y su encarcelamiento, que buscaba profundizar las privatizaciones y la subordinación de la clase trabajadora brasileña a los intereses de los grandes capitalistas internacionales y nacionales. Sin ninguna expectativa, sin embargo, en que el PT pudiese impedir tal embestida, al contrario. En sus años de Gobierno, el PT fortaleció cada uno de los actores golpistas en el Congreso, en la Corte Suprema y en la cúpula militar, como por ejemplo con las operaciones militares en Haití, y lo hizo asimilando los métodos corruptos de Gobierno junto con los empresarios y el imperialismo.