Reproducimos a continuación el siguiente artículo publicado originalmente en el sitio Comunistas Cuba, que consideramos de interés para las y los lectores de La Izquierda Diario, sobre liberación de algunos presos políticos cubanos y la decisión tomada por Biden de retirar a Cuba de la lista de Estados que supuestamente patrocinan el terrorismo.
Viernes 17 de enero 11:27
Edificio de la embajada de Estados Unidos en La Habana.
El pasado 14 de enero el presidente estadounidense Joe Biden anunciaba que su gobierno retiraba a Cuba de la lista de Estados que supuestamente patrocinan el terrorismo. Al mismo tiempo, la cancillería cubana anunciaba que como parte "del espíritu del Jubileo ordinario 2025" -festividad católica- el gobierno de Díaz-Canel liberaría a 553 presos.
Si bien en ningún momento el gobierno cubano ha anunciado que la liberación de los presos es producto de negociaciones con Estados Unidos donde -como ya ha sucedido- el Vaticano sirve como mediador, los hechos demuestran que las excarcelaciones son consecuencia del gesto del presidente Biden. Incluso, tanto la prensa del Partido Conunista (PCC), como las organizaciones extranjeras aliadas de la burocracia dirigente cubana, han insistido en celebrar la exclusión de la lista y silenciar la excarcelación de los presos. Por el contrario, la amplia oposición cubana se ha centrado más en celebrar la liberación de los presos que la medida de Biden.
Si bien en las 48 horas que sucedieron a ambos anuncios el gobierno cubano liberó parte de los presos políticos -condenados por participar en las protestas del 11 de julio de 2021 o no-, todavía el número es muy inferior a la cifra prometida. Según fuentes del gobierno cubano, en enero de 2024 aún cumplían sanción alrededor de 290 presos del 11J. A ello se le suma que desde 2021 en adelante las protestas en Cuba han continuado y la represión -incluso el Código Penal- se reforzó. De hecho, diversas organizaciones opositoras cubanas alegan que en la isla hay aproximadamente mil presos políticos. Si no se quisiera dar por verídica la cifra extraoficial, el hecho de que continúen detenidos aproximadamente 290 personas por participar en protestas es algo aberrante.
Sin embargo, la excarcelación de los presos políticos cubanos hay que entenderla en un escenario mucho más amplio. Si bien el gobierno cubano accedió a liberar a parte de los presos políticos tras negociaciones tan secretas con Estados Unidos que ni siquiera las menciona, al mismo tiempo ha rechazado dos intentos de diálogo que se le presentó desde las izquierdas para excarcelar a los detenidos del 11J.
La primera de ellas -hasta este artículo en pleno silencio- ocurrió entre agosto y octubre de 2021 donde un grupo de dirigentes marxistas e intelectuales, en su mayoría europeos, solicitaron al gobierno cubano la liberación de los presos del 11J. Esto ya tenía como antecedente la campaña pública -con resultados efectivos- que se libró el mismo 11 de julio de 2021 donde intelectuales y referentes de la izquierda internacional exigieron liberar a varios de los detenidos en las mencionadas protestas. Sin embargo, las negociaciones de agosto-octubre de 2021 entre un sector de la izquierda europea y el gobierno cubano para lograr la liberación de los presos del 11 de Julio, quedaron hasta hoy en el silencio y la frustración: los burócratas cubanos dilataron las conversaciones hasta la obviedad de una respuesta negativa.
Posteriormente, en abril de 2024, el argentino Frente de Izquierda de los Trabajadores - Unidad visitó públicamente la embajada cubana en Buenos Aires para reclamar la liberación de los presos del 11 de julio. En esa ocasión, la comisión estuvo encabezada por diputados del FITU e importantes referentes de las organizaciones que lo componen. Si bien en este encuentro quedó abierta la puerta para futuras conversaciones, cuando el FITU solicitó volver a hablar con la embajada cubana, solo recibió el silencio.
Ambos ejemplos evidencian que el gobierno cubano prefiere dialogar con el imperialismo antes que tender puentes con la izquierda marxista. Como mismo la burocracia dirigente cubana accedió ir a la corte de Londres cuando un fondo buitre la demandó, en vez de iniciar una campaña contra la deuda externa; respecto a los presos políticos del 11J el gobierno cubano prefiere negociar con Washington y no con organizaciones comunistas. Sin embargo, ahora más que nunca, las organizaciones marxistas revolucionarias que han echado pie en tierra con la clase trabajadora cubana y no con la burocracia restauradora debieran exigirle al gobierno de Díaz-Canel que liberen a los presos del 11J.
He aquí cuando salta otro aspecto ¿Quiénes han sido liberados hasta el momento? Si bien tanto en las conversaciones de agosto-octubre de 2021 como en las encabezadas por el FITU en 2024, las organizaciones marxistas dejaban claro que el reclamo no atañía a los presos de la ultraderecha, precisamente La Habana libera a importantes referentes de la contrarrevolución derechista cubana. Entre ellos, destaca Daniel Ferrer, quien ha hecho público su anticomunismo, no solo teórico, sino proponiendo un programa neoliberal -en el caso de llegar al poder-. Casualmente, como mismo se ha denunciado desde esta tribuna de orientación y combate, el gobierno cubano viene aplicando anualmente medidas económicas de corte neoliberal. Sucede que, básicamente, la diferencia entre Daniel Ferrer y Díaz-Canel es la toma del poder. El ultraderechista Ferrer no dudaría en reprimir con fuerza manifestaciones obreras como las del 11J si él estuviera en el gobierno. Creer lo contrario es ignorar la lucha de clases. Los vemos hoy en Argentina. El psicótico presidente argentino que esta semana volvió a atacar al sistema de salud mental en particular y de salud pública en general, tiene como consigna “Viva la libertad”. Sin embargo, su gobierno se ha caracterizado por todo lo contrario: desde limitar el derecho a la manifestación, perseguir referentes de la izquierda marxista, destruir instituciones del periodismo como la agencia de prensa Telam e incluso censurar libros y canciones. Aunque en algún momento la ministra mileísta Patricia Bullrich llegó a sindicar al gobierno cubano de organizar protestas en Argentina, La Habana no ha atacado al ultraderechista Milei. Todo lo contrario. Las relaciones se mantienen sin ningún cuestionamiento, e incluso, una delegación de burgueses cubanos con funcionarios estatales visitaron Argentina en delegación oficial. En cambio, La Habana ha hecho silencio ante la persecución de Milei contra los referentes de la izquierda argentina -represión la cual solo comienza-. Esto es completamente lógico: ambos gobiernos ajustan y reprimen a la clase trabajadora.
Que el gobierno cubano libere a dirigentes ultraderechistas mientras continúan presos desconocidos manifestantes del 11 de Julio; que la burocracia dirigente del PCC haya preferido al Vaticano y Washington para liberar a parte de los presos y no a la izquierda, son dos claros ejemplos de hacia dónde se dirige el PCC. Desgraciadamente, ya sea por oportunismo, ya por desconocimiento o una nostalgia rayana en la fe, existe todavía una izquierda que defiende al gobierno cubano acríticamente, haciendo silencio respecto a las medidas de corte neoliberal que cada año aplica Díaz-Canel y su camarilla restauracionista.
La medida de Biden es un fantasma. La próxima semana Trump llegará a la presidencia y la puede borrar de un plumazo. Hasta el mismo canciller cubano ha declarado que las medidas de Biden en favor de Cuba “pueden revertirse en el futuro”, calificándolas además de tener un “carácter limitado”.
El único motivo por el cual Trump podría no revertir la exclusión de Cuba en la lista de Estados patrocinadores del terrorismo sería porque Putin le pidiera no afectar sus intereses en la isla. Nótese que Putin lo haría no por defender a Cuba, sino por proteger sus intereses en la isla. No se debe olvidar que a instancias de Putin, Cuba recientemente se convirtió en Estado socio de los BRICS y forma parte del área de libre comercio en Asia Central que regentea Rusia. La penetración financiera rusa en la isla caribeña llega al punto de que Cuba es uno de los pocos países “occidentales” donde se pueden usar las tarjetas de créditos rusas. Por si fuera poco, el único banco extranjero en Cuba es un banco ruso.
Téngase en cuenta que, aunque Trump le puede resultar a Putin lo que fue Hitler a Stalin, la alianza tácita que ambos políticos sostienen se está haciendo ver incluso antes de la llegada del demonio naranja a la Casa Blanca. La caída de Bashar Al-Assad, más que por la inesperada ofensiva de los rebeldes fundamentalistas islámicos, se debió a la retirada de Rusia, lo cual evidencia que Putin utilizó a Siria como moneda de cambio por Ucrania: Trump insiste en que dará fin a la guerra ruso-ucraniana.
Cuba no está exenta del escenario que está provocando la actual crisis mundial del capitalismo. Aún menos cuando ha decidido optar por el bando ruso. Precisamente, el gobierno cubano intenta aplicar un modelo capitalista y para consagrarlo necesita insertarse en el sistema financiero internacional -esto es: FMI, Banco Mundial, etc-. Paradójicamente, la caída del bloqueo estadounidense contra Cuba traería como consecuencia la restauración del capitalismo: sin el apoyo del FMI y el Banco Mundial el gobierno cubano no puede llevar a cabo el modelo capitalista chino, vía por la cual optó desde hace años. De hecho, no es simbólica la salida de Cuba de la mencionada lista: esto implica el cese de sanciones económicas. El 14 de enero pasado Biden suavizó también las medidas de acoso financiero contra Cuba.
Otra vez la clase trabajadora cubana está ante un escenario donde ve pasar decisiones de las cuales, en los hechos, no se sale beneficiada. El gobierno cubano, para poder restaurar el capitalismo y mantener el sistema de control político que tiene, seguirá reprimiendo. La salida de la lista de países patrocinadores del terrorismo o será una medida breve o terminará redundando en beneficio de los intereses capitalistas, tanto de la burocracia restauradora cubana, como de los oligarcas putinistas. Los presos del 11J terminaron siendo usados como lo que se venía advirtiendo: una moneda de cambio del gobierno cubano para canjearlos por un aligeramiento del bloqueo yanqui; a la vez que sirven de escarmiento a la reprimida clase trabajadora cubana. Además, nada garantiza que la totalidad de los 553 condenados a ser liberados sean presos políticos. Según la citada declaración de la cancillería cubana, como parte de anteriores conversaciones con la Iglesia Católica, entre 2023 y 2024 fueron liberados aproximadamente 10 000 presos los cuales no cumplían sanción por motivos políticos. Es decir, buena parte de los 553 reos que serán excarcelados -si no la mayoría- pueden terminar siendo presos comunes.
Por su parte, Biden no aplicó esta medida por ningún sentimiento compasivo hacia Cuba: es típico de los presidentes estadounidenses tomar medidas controversiales cuando están a punto de concluir el mandato. En este caso, deja una situación incómoda al presidente que asumirá la próxima semana y gana una imagen positiva en el electorado (social) demócrata estadounidense.
La salida beneficiosa para la clase trabajadora cubana será una nueva revolución, esta vez con la premisa de la democracia socialista como el pilar impostergable que es si verdaderamente se quiere construir el comunismo.