Debates sobre la situación actual y las perspectivas del Nuevo Partido Anticapitalista (NPA) de Francia. La participación en las próximas elecciones y las “nuevas representaciones políticas”. Syriza, Podemos y el debate en Francia.
Daniela Cobet @DanielaCobet
Jueves 4 de febrero de 2016
Los debates de la Conferencia Nacional del Nuevo Partido Anticapitalista (NPA) de Francia, que tendrá lugar a finales de marzo, se centran a primera vista sobre una cuestión inmediata, la presencia del NPA en las próximas elecciones presidenciales y el contenido de su campaña. Sin embargo, se constata que lo que está en juego va más allá de esto. Por un lado, porque todos saben que la ausencia del NPA en las próximas elecciones no se produciría sin consecuencias para el futuro del partido, pero también porque detrás de este debate sobre las presidenciales se esconde otro, más estratégico, que es el de las hipótesis de construcción de partido después del fracaso del proyecto inicial del NPA.
Así que no es extraño que los camaradas de la antigua mayoría del NPA (reagrupada en la plataforma C) vinculen su proposición de abrir un proceso unitario para las presidenciales con la idea de una “nueva representación política de las y los explotados y oprimidos”. La valoración de partida es ampliamente compartida: después de la metamorfosis definitiva del PS en partido de las clases dominantes y el declive de la influencia que ejercía el PCF en los medios obreros, se ha creado un vacío de representación del movimiento obrero en el terreno político, siendo hoy por hoy la extrema izquierda demasiado débil. Es esto lo que explica la progresión de la influencia del Frente Nacional de Marine Le Pen sobre una franja de nuestra clase, en torno a una demagogia supuestamente popular.
En este contexto, para los camaradas de la Plataforma C, se trataría si no de impulsar al menos de “mantenerse disponibles” para el surgimiento en Francia de fenómenos tipo Syriza o Podemos, que encarnarían esta “nueva representación”. A partir de ahí, surgen diferentes problemas. El primero es precisamente el balance sobre Syriza y Podemos y la rapidez con que estas organizaciones han renunciado a su propio programa, en la medida en que la gestión de las instituciones se convertía en una perspectiva real.
Después de la capitulación de Tsipras, parece que le ha llegado la hora de las renuncias importantes a Podemos. Tras haber encarnado durante muchos meses el rechazo de lo que ellos llamaron la “casta” (de la que el PSOE es uno de sus pilares), resulta que Pablo Iglesias acaba de lanzar la proposición de constitución de un gobierno… con el PSOE y en el que él sería el vicepresidente. Una bella imagen de como las supuestas “nuevas representaciones”, a falta de ser realmente controladas por los explotados y las explotadas y en ausencia de una estrategia de independencia de clase y anticapitalista, acaban por transformarse rápidamente en mediaciones contra los intereses que se supone representaban.
Por otro lado, tanto en el caso de Syriza como de Podemos, los lazos existentes entre estas organizaciones y la clase obrera son más que superficiales y débiles. En el caso de Syriza, estos lazos pasaban centralmente por la vía electoral y por la relación con ciertas direcciones sindicales. En el caso de Podemos ha habido desde el inicio una voluntad de diluir el movimiento obrero- que sin embargo ha llevado a cabo luchas importantes estos últimos años- en la masa de “los de abajo”, los “ciudadanos”, los “indignados” en general. Todo esto está bastante alejado de las experiencias de emergencia de un “partido de clase” que hemos conocido en el pasado, como aquella del PT brasileño, nacido de las grandes huelgas de la metalurgia de 1978-1981.
Además, no estamos hoy en Francia -y los camaradas de la plataforma C son en general los primeros en recordarlo-, en una situación de incremento de la lucha de clases. No tenemos ni un movimiento como los indignados, ni las huelgas de los suburbios de São Paulo. En este contexto, la política de estos camaradas de hacer de la campaña presidencial una primera expresión de la perspectiva de una “nueva representación”, dirigiéndose a la “izquierda de la izquierda” y a los movimientos sociales, no puede tener otra consecuencia que situaciones como el episodio dramático en el que los camaradas de esta plataforma, sin el acuerdo del Comité Ejecutivo del NPA, participaron en una reunión con Pierre Laurent y Mélenchon del partido reformista Front de Gauche para discutir una candidatura para el 2017.
Más que continuar fantaseando sobre el surgimiento de un “Podemos a la francesa”, nuestro partido debería interesarse por contribuir desde ahora a un reagrupamiento de los anticapitalistas y revolucionarios sobre bases estratégicas claras, para reconstruir una extrema izquierda con un auditorio amplio e implantada en la clase trabajadora cuando ésta retome la ofensiva. Para aportar a la construcción de una “representación política” de los y las explotados y en defensa de sus propios intereses.
Traducción: Leire Izargorri
Para conocer más sobre los debates en el NPA de Francia se pude leer:
La izquierda del Nuevo Partido Anticapitalista se unió en la Plataforma A
Daniela Cobet
Integrante de la Dirección Ejecutiva del Nuevo Partido Anticapitalista (Francia) y del comité de redacción de Révolution Permanente. Escribe sobre política y luchas sociales en Francia.