Publicamos a continuación un artículo de polémica de la Corriente Comunista Revolucionaria (CCR) con la fracción l’Étincelle del Nuevo Partido Anticapitalista como parte del debate iniciado con las diferentes corrientes de la ex-izquierda ante la crisis que atraviesa el partido.
Jueves 3 de junio de 2021 15:39
Podes leer aquí todos los artículos: Crisis en el NPA: un debate urgente en la "extrema izquierda" francesa e internacional
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¿Pequeño error o alianza política y programática con los reformistas?
En la carta de respuesta que nos enviaron [1] en vísperas del último Comité Político Nacional (CPN), los camaradas de l’Etincelle insisten en que las alianzas electorales con La France Insoumise [LFI, de Jean Luc Mélenchon, NdeT] en las elecciones regionales de Occitania y Nueva Aquitania no serían más que una "confusión". Para minimizar la importancia de esta línea roja que acaba de cruzar la ex-PfU [Plataforma U, ex mayoría del NPA, NdeT], los compañeros de l’Étincelle pretenden establecer una simple continuidad entre la lista para las elecciones municipales "Bordeaux en Luttes" [2] y las listas actuales del NPA/LFI para las elecciones regionales en Occitania y Nueva Aquitania, al tiempo que afirman que esta concepción de "un ’frente único’ duradero y electoral, al contrario de lo que ustedes dicen, no es nueva para el NPA".
Sin embargo, en una contribución de abril que nos mandaron los compañeros de l’Étincelle no dijeron lo mismo sobre este tema. En su momento, indicaron claramente el punto de inflexión que estas listas para las elecciones regionales significaban para el NPA: "¿La bandera anticapitalista y revolucionaria que el NPA ha levantado hasta ahora, con cierto orgullo y eficacia, podría de repente ser guardada en el bolsillo a cambio de la promesa de unos cuantos escaños ganados por una alianza con un partido cuyos excesos autoritarios y nacionalistas conocemos demasiado bien, tanto en el ámbito económico (¡produzcamos y relocalicemos!) como en el social (¡que los inmigrantes vuelvan contentos a su casa!)". Y después de referirse a las derivas oportunistas de ciertos sectores del Secretariado Unificado-Cuarta Internacional en el Estado español con Podemos o en Grecia con Syriza, afirmaban: "Hasta ahora la ex-LCR y luego el NPA ha escapado a esto, aunque la tentación existe desde hace mucho tiempo, como lo recuerda la historia de la ’Agrupación 3 y 4 de Octubre’ en uno de sus textos recientes. Pero, ¿no ha comenzado ya el punto de inflexión? Los compañeros que inician, alientan o aceptan esas alianzas electorales están en proceso de aglutinar políticamente a ’la izquierda de la izquierda’, que a su vez se prepara para aglutinar a ’la izquierda’ para las próximas elecciones presidenciales (según un cóctel que aún se discute amargamente, pero que nos importa). ¿No es este el verdadero sentido de esta extraña condena a las ’fracciones y tendencias’ señaladas con el dedo, que la dirección sabe que no están de acuerdo con este giro a la derecha?".
Pero hoy ustedes han cambiado notablemente de opinión y, por el contrario, trazan una simple continuidad entre "Bordeaux en Luttes" y las listas del NPA/LFI para las elecciones regionales. Considerar todo esto como una simple "confusión", los lleva a ponerse del lado de un candidato de la ex mayoría para las elecciones presidenciales, que llevará, les guste o no, el signo de la "apertura" y la voluntad de formar una alianza política y electoral duradera con los reformistas, de la cual ustedes esperaban, hace solo un mes, que el NPA lograra escapar. En efecto, después de haber escrito ya en su plataforma que están a favor de una candidatura de la ex mayoría encarnada por Olivier Besancenot (quien, hay que decirlo, comparte de la A a la Z la política llevada por la ex mayoría en estas elecciones regionales y más en general, como lo demuestra su participación en la reunión de la lista NPA-LFI en Saintes en Nueva Aquitania el próximo 5 de junio), ustedes se inclinan cada vez más por apoyar una candidatura de Poutou... Aquí, no es cuestión de oponernos a una candidatura de Poutou en cualquier momento y en cualquier lugar, sino de oponernos a esta candidatura en el mismo momento en que se produce este giro a la derecha y del que no se ha hecho ningún balance autocrítico. De hecho, esta candidatura llevará el signo de esta línea roja que acaba de ser cruzada, y no es una tribuna en el periódico l’Anticapitaliste dando su posición al respecto lo que cambiará esta realidad [3].
Una candidatura consensuada dentro del NPA, pero ¿a qué precio?
En su respuesta dicen que el hecho de afirmar que no puede haber una candidatura consensuada de todo el NPA es una forma de renuncia a luchar por "transformar el partido en el sentido que nos parece correcto", o incluso que el hecho de constituir un bloque de la izquierda del partido frente al giro a la derecha de la vieja mayoría, o de proponer a Anasse como precandidato, sería una forma de bloqueo y divisionismo de nuestra parte. Nos acusan, por ejemplo, de querer discutir un "candidato dentro de un ’bloque’ de nuestras 4 corrientes con la condición de reconocer a priori que no es posible el consenso con el resto del NPA". Según su carta, una vez más, esto sería la prueba de un "método escisionista si lo hay, que le viene de maravillas a todos los que, en el NPA, quisieran excluir a los camaradas de la Corriente Comunista Revolucionaria (CCR)". Estas afirmaciones son más bien la demostración de su propia renuncia a la lucha por "transformar el partido", cuya conclusión lógica es su apoyo a la candidatura de Poutou, tras el chantaje de la exclusión y el llamado a "unirse a las filas" por parte de la vieja mayoría, del que este Comité Político Nacional (CPN) ha sido la expresión más reciente y grave.
En primer lugar, ycomo explicamos en la carta a la que ustedes responden, solo en el contexto del importante giro a la derecha de la vieja mayoría, cuya definición compartimos hace poco más de un mes, "se puede comprender nuestra iniciativa de lanzar la pre-candidatura de Anasse Kazib, de la cual informamos a los camaradas de la izquierda del partido antes de introducirla en los debates del Consejo Político Nacional del NPA, y después hacerla pública. En un partido donde el conjunto de debates internos se encuentran profundamente estancados; donde nadie puede afirmar hoy si habrá y cuando tendrá lugar el congreso; y donde la antigua mayoría hace su política de forma pública, sirviéndose de la totalidad de las herramientas del partido ( como atestigua el caso del préstamo por valor de 150.000 euros contraído para financiar las listas con la LFI, sin que nadie en la dirección haya sido informado), era para nosotros la única manera de hacer una política alternativa a la antigua mayoría y de imponer que el debate tenga lugar”.
Precisamente ante el surgimiento de este debate, y ante el eco favorable que la precandidatura de Anasse pudo encontrar dentro y fuera del partido, la vieja mayoría tomó definitivamente la decisión de cambiar su discurso y apuntar a la CCR como el principal “monstruo”, ahorrándose temporalmente su deseo de "separarse" de las demás tendencias de la izquierda, como afirmaban hace un año. En el contexto de una voluntad y una determinación declaradas por parte de la ex mayoría de "separarse de la CCR" (en otras palabras, una exclusión burocrática que no se la llama por su nombre), era obvio que el último CPN tenía que condenar estos métodos y hacer un acta con algunas garantías contra nuestra exclusión de facto y sobre nuestra plena participación en la Conferencia Nacional (CN). Su actitud en esta situación fue lamentablemente vergonzosa. Para ilustrarlo rápidamente, después de haberse negado ante el CPN y en varias instancias (comités, Asambleas Generales, coordinaciones regionales...) a "jugar al juego de las mociones y contramociones", nos propusieron en este CPN una... moción para lamentar que nos hayan excluido de la regional 75 [París, NdeT] (¡sin pedir siquiera nuestra reincorporación!), mientras se negaban a votar la moción que habíamos presentado y cuyo contenido era simplemente reafirmar los derechos de los militantes de la CCR a participar plenamente en el Conferencia Nacional (CN). Una forma bastante caricaturesca de cubrirse cuando es evidente que esta ofensiva para expulsar a la CCR tiene un alcance nacional y no local. El problema está hacia delante, concierne en particular a las condiciones de participación en la Conferencia Nacional.
Además, y en función del resultado de una Conferencia Nacional que en estas condiciones será una auténtica farsa, esto los llevará probablemente a ser los "ayudantes" de la candidatura de Poutou, que no solo tendrá dificultad para surgir (se habrá entendido que no era el proyecto inicial ni de la vieja mayoría ni del propio Poutou), sino que sobre todo estará al servicio de otro proyecto político que el del "NPA". Un NPA que seguramente tendrá que discutir en un futuro congreso la cuestión de las "fracciones y tendencias" (¡porque a pesar de que la ex mayoría ahora apela a ustedes, no les perdonarán esta cuestión!) en un contexto en el que después de la exclusión de la CCR, como principal oposición a la política a la ex mayoría, ustedes serán probablemente los siguientes en la lista, a menos que acaben aceptando las condiciones draconianas que la ex mayoría pretende imponerles.
En consecuencia, si, como dicen, es muy posible tener un candidato consensuado de todo el NPA, será al precio de la exclusión de la CCR que ustedes habrán permitido que se produzca, después de haber tomado algunos de los argumentos de la vieja mayoría contra nosotros, y de su alineamiento con un candidato que llevará el signo de otro proyecto que el del NPA. Nos preguntamos entonces, ¿quién abandona realmente la lucha por "transformar el partido en el sentido que creemos correcto"?
La experiencia en la lucha de clases y la construcción en la clase obrera
En resumen, dicen que "formar un bloque no sirve para nada" o incluso discutir cuestiones de programa y estrategia, y que, en cambio, se trataría de "confrontar nuestras intervenciones en las luchas". En lugar de "¿Qué hacer?", los compañeros de l´Étincelle nos proponen debatir "¿Qué estás haciendo?". Aunque evidentemente compartimos la necesidad de confrontar la intervención y las posiciones de unos y otros en los principales fenómenos de la lucha de clases, nos parece bastante problemático, para una corriente que se reclama trotskista y leninista, despreciar tanto las cuestiones de estrategia y de programa cuando en realidad estas cuestiones están estrechamente ligadas a nuestras prácticas políticas y a nuestra intervención en la lucha de clases.
Volvamos a los dos ejemplos que citan en su respuesta. Respecto a la huelga contra la reforma de las jubilaciones del invierno de 2019-2020, empiezan diciendo que sus "compañeros ferroviarios participaron en el trabajo de contactos, antes de la propia huelga, con militantes de la RATP [empresa que opera el transporte parisino, NdeT]". Efectivamente, los compañeros ferroviarios de l’Étincelle acudieron a estas reuniones antes de la huelga, que iniciamos con un grupo de maquinistas del depósito de Lagny en particular, aunque al principio fue para decir que "no pasaba gran cosa", como habían defendido en el CPN de octubre de 2019, cuando dijeron, en respuesta a nuestra propuesta de hoja de ruta común, que "la mejor manera de garantizar que no hubiera un 5 de diciembre era prepararlo". Esa fue su lectura de la situación en aquel momento, cuando vieron la convocatoria de huelga del 5 de diciembre como una simple maniobra de las direcciones sindicales, y no como una imposición decidida de la base de la RATP. Afortunadamente, cambiaron de opinión bastante rápido y buscaron, a su manera y a pesar de nuestras diferencias, construir este marco para coordinar a los huelguistas de la RATP y la SNCF [empresa de ferrocarril, NdeT] junto a nosotros. En lo que a nosotros respecta, y al contrario de lo que ustedes dicen, en los lugares de la región parisina donde los militantes de Révolution Permanente estaban presentes en ese momento, como en la SNCF en Bourget o en Châtillon, buscamos construir la autoorganización, con asambleas generales, fondos de huelga militados por los huelguistas como en Bourget (¡donde recaudamos 80.000 euros!), y más en general, haciéndolos participar en esta rica experiencia que fue la Coordinación RATP-SNCF. Esto no solo hizo surgir verdaderos militantes de la huelga, sino que también nos permitió, a través de las manifestaciones que pudimos hacer, ganar para las ideas revolucionarias a un cierto número de compañeros de la RATP, empresa en la que hasta ahora no había militantes del NPA.
En segundo lugar, en el contexto de la lucha contra los despidos y los recortes de puestos de trabajo en el último período, ustedes hablan de la huelga de Grandpuits, que ya habían mencionada antes en nuestros debates, no sin cierto desprecio. Su apreciación de esa huelga, y más en general del debate que hemos querido plantear en el marco de las reuniones de coordinación llamadas por los trabajadores de TUI [cadena de agencias de turismo dónde hubo un enorme plan de despidos, NdeT], nos parece que condensa una serie de problemas relativos al desprecio que tienen por las cuestiones estratégicas y programáticas. En contra de la caricatura que intentan hacer, cuando se habla de una "huelga ejemplar" no es porque sea una huelga liderada por la CCR, sino por el programa y las consignas que se defienden (en el caso de Grandpuits era el mantenimiento de los puestos de trabajo en un momento en el que llueven los planes sociales, y muchos piden solo mejores indemnizaciones aceptando los recortes de puestos de trabajo), por el método utilizado para luchar contra la patronal (huelga y autoorganización versus diálogo social o cuestionamiento a los ataques solo en el marco de la justicia burguesa), o también por ciertas demostraciones que permiten explicar elementos importantes de nuestra estrategia a través de una lucha parcial (en el caso de la huelga de Grandpuits, esto se cristalizó en la alianza con los ecologistas, afirmando que la transición ecológica no podía hacerse de la mano de los patrones y, por lo tanto, la necesidad del control obrero y, a la larga, de transformar la sociedad en su conjunto, permitiendo elevar una lucha parcial a una lucha con una política hegemónica, enfrentándose por este medio también a la política de las direcciones sindicales). Por eso nos permitimos hablar de una "huelga ejemplar", incluso más allá del resultado del propio conflicto. Para nosotros, las contribuciones que los militantes revolucionarios pueden hacer en las luchas parciales en las que intervenimos, como en el caso de una huelga, van más allá del resultado del conflicto y sobre todo se miden por las lecciones que dejan para el conjunto de la clase. En otras palabras, la cuestión es saber si la experiencia dentro de estas huelgas permite o no a los trabajadores avanzar en su nivel de conciencia y prepararse mejor para los enfrentamientos entre las clases, mucho más decisivos, que no tardarán en llegar.
En algunas ocasiones estas lecciones y enseñanzas se dan sobre la base de las derrotas de las reivindicaciones, pero esta también es "nuestra profesión" como revolucionarios. Así que, volviendo a la discusión original, opinamos que no todos los programas y estrategias valen. Y el papel de los revolucionarios no puede reducirse al hecho de constatar que "los trabajadores están luchando", sino que debemos tratar de influir a la clase en la dirección que nos parece correcta, desde el punto de vista de los métodos, el programa y la estrategia.
Es con este estado de ánimo que llevamos adelante y construimos un diario online como Révolution Permanente. Esta herramienta, entre otras cosas, nos permite poder reflejar las luchas y abrir debates sobre el programa y la estrategia con todo un sector de nuestra clase que sigue nuestro periódico, muchos de los cuales nos solicitan que reflejemos lo que ocurre en su sector, pero también a veces que nos pongamos en contacto, discutamos, incluso nos organicemos y militemos con ellos. Una forma de "organizador colectivo", como decía Lenin. Aunque evidentemente esto no sustituye las discusiones individuales y en profundidad, que también mantenemos con nuestro entorno, puede permitirnos llegar a un sector mucho más amplio de nuestra clase que los métodos "tradicionales" de boletines, folletos en papel, etc. Y si por periodismo "sin fronteras", ustedes se refieren a la red internacional "La Izquierda Diario" presente en 15 países y publicada en 7 idiomas, impulsada por las diferentes organizaciones que forman parte de la Fracción Trotskista por la Cuarta Internacional, estamos bien orgullosos de ese periodismo. Creemos que esta política hace justicia a la audacia e importancia que Lenin dio a la cuestión del periódico y que sus resultados prácticos ya no tienen que demostrarse. Lo concebimos, además, como una modesta contribución a los debates en la extrema izquierda, en el marco de nuestra lucha por la reconstrucción de una internacional para la revolución socialista, tarea que, a nuestro juicio, es indispensable para cualquier organización que se pretenda revolucionaria.
Por último, estamos convencidos de que tenemos cosas que aprender de todos los militantes y organizaciones que se reclaman del movimiento revolucionario, y hemos aprendido de la de ustedes, especialmente a través de los apasionantes intercambios que mantuvimos con un camarada como Jacques, antes de su muerte. Pero pensamos, con toda modestia, que también tenemos cosas que aportar, que tal vez puedan servirles, sobre todo en un momento en que, como dijeron en su propia conferencia, están encontrando serias dificultades para construirse en el movimiento obrero, más allá de sus militantes de larga data, y cuando con sus boletines no necesariamente obtienen los resultados esperados en términos de construcción.
Avanzar en la construcción de un partido revolucionario: una necesidad para nuestra clase
Nos gustaría terminar esta contribución con el debate que para nosotros sigue siendo el más importante y sobre el que algunas de sus recientes definiciones nos han interpelado. Es el debate sobre el tipo de partido que intentamos construir y las tareas de los revolucionarios de hoy.
Previamente, nos gustaría responder a los argumentos que ustedes retoman de la ex mayoría, al decir que estamos llamando a la construcción de una nueva organización y calificando nuestro método como divisionista. Más allá de que retomar el discurso de la ex mayoría no es seguramente la mejor manera de "defendernos" ante las amenazas de exclusión, basta con mirar todas las plataformas que hemos presentado a los distintos congresos del NPA desde 2011, así como la totalidad de los textos públicos que hemos elaborado a lo largo de los años, para ver que nuestras posiciones sobre las necesarias clarificaciones acerca del proyecto de partido no son nuevas. La necesidad de hacer un balance de la experiencia de partidos amplios, en Francia y en otras partes del mundo, la batalla por una clarificación programática y estratégica del proyecto de partido, la necesidad de avanzar en la construcción de un partido revolucionario de la clase obrera, teniendo como centro de gravedad la lucha de clases, no es en absoluto algo que hayamos "sacado de la galera" para "justificar nuestra escisión y nuestro llamamiento a construir una nueva organización". Los militantes de la CCR hemos defendido esta necesidad y esta perspectiva desde el inicio del NPA, como lo demuestra nuestra propuesta de trabajar en una refundación revolucionaria del partido, y la reivindicamos. Nos negamos a pretender que sea normal que el NPA haya pasado de 10.000 militantes a poco más de 1.000 en 10 años. Sí, esto se llama fracaso, crisis... y hacer un balance, buscar clarificar las delimitaciones del partido que nuestra clase necesita, a la luz de nuestras respectivas experiencias y de la lucha de clases de los últimos años, nos parece el método más sano a seguir, e incluso indispensable para prepararnos para lo que viene.
En su respuesta, ustedes dicen que "a pesar del triunfalismo un tanto absurdo de sus publicaciones, ninguna corriente puede pretender demostrarse capaz de ponerse de acuerdo con todas las demás. Hay militantes revolucionarios en este país, pero no hay una dirección reconocida y experimentada que construya consensos entre las corrientes y sea capaz de trazar orientaciones y perspectivas comunes". Es evidente que, desde un punto de vista histórico, ninguna corriente puede pretender haber superado la prueba de una revolución. Pero esta afirmación los lleva sobre todo a no distinguir entre corrientes como la del SU-CI, que, internacionalmente, tiene una larga lista de capitulaciones, en Grecia, en el Estado español, en Portugal, en Italia, en Brasil, como ustedes mismos dijeron en su contribución de abril anteriormente citada, y otras corrientes que han mantenido posiciones correctas desde el punto de vista de los principios de los revolucionarios. Diluir el papel de la estrategia y las posiciones concretas de cada corriente en una declaración tan general solo puede servir para justificar su adaptación de hecho a la estrategia y al giro a la derecha de la dirección histórica del NPA.
En segundo lugar, explican que "aún no se han dado las condiciones para la creación de un verdadero partido revolucionario", lo que justificaría, si seguimos su razonamiento, conformarse con esa "cohabitación de diversas tendencias y fracciones dentro del partido" que es el NPA. Nos parece que en esta discusión radica uno de nuestros principales desacuerdos y que constituye un paso atrás respecto a lo que han podido defender, al menos "teóricamente" hasta ahora. De hecho, ustedes consideran que, en el período actual, los revolucionarios solo pueden construir "partidos amplios" con vagas delimitaciones estratégicas y programáticas, ya que no existen las condiciones para la creación de un partido revolucionario. Porque si bien es obvio que nadie pretende estar en condiciones de construir un partido revolucionario con influencia de masas, la teorización que hacen ustedes lleva a la conclusión de que no se debe construir una organización revolucionaria independiente casi hasta la víspera de la revolución (¡Lenin debe estar revolviéndose en su tumba!) y, por lo tanto, a una justificación de facto de la política del Secretariado Unificado, en un momento en que el balance de su estrepitoso fracaso está más claro que nunca.
Desde nuestro punto de vista, después de varios años de lucha de clases y de la emergencia de una nueva generación de trabajadores, en gran parte jóvenes que no cargan en sus hombros las derrotas del pasado, creemos que en Francia hay un espacio para la construcción de una organización revolucionaria que se proponga reagrupar lo mejor de esta vanguardia en torno a un proyecto político revolucionario claro y ofensivo. Su afirmación de que aún no existen las condiciones para la construcción de un partido revolucionario, además de ser antileninista, sobre todo permite dejar de lado cualquier valoración de los últimos años de la lucha de clases y de las experiencias de construcción de los distintos partidos. No es en absoluto autoproclamación decir que no fue una fatalidad pasar por alto todos estos fenómenos, desde la ley del trabajo hasta los chalecos amarillos, pasando por la huelga contra la reforma de las jubilaciones, o las movilizaciones antirracistas de la juventud. El fortalecimiento de la CCR, que en 2016 era un pequeño núcleo de activistas esencialmente estudiantiles, es para nosotros la demostración, por cierto modesta e insuficiente frente a los desafíos que nos tocan, de que no era imposible lograr organizar a algunos sectores de esta vanguardia, siempre y cuando tengamos un proyecto político revolucionario y claramente delimitado. Desde nuestro punto de vista, si el NPA en su conjunto hubiera tenido esta estrategia y esta política, la realidad de la extrema izquierda hoy podría ser muy diferente de la situación actual.
La rutina de volantear en las puertas de las fábricas y de las discusiones con los compañeros alrededor de la máquina de café, que ustedes reivindican como una habilidad milenaria, no es afortunadamente la única forma de militancia, y la clase trabajadora merece más audacia y creatividad de los revolucionarios en un momento en que la crisis capitalista es muy probable que dé lugar a explosiones sociales aún mayores que las que hemos podido presenciar desde 2016. También merece una organización política que sea algo más que una rama vagamente anticapitalista de LFI, o incluso un paraguas común (cada vez más pequeño) que se supone que protege a varias pequeñas capillas trotskistas de la intemperie de la realidad.
Laura, trabajadora ferroviaria, comité NPA de transportes de la región parisina/miembro del CPN
Notas:
[1] Carta de la fracción l’Etincelle a la CCR / Revolución Permanente enviada el 20 de mayo de 2021 (en francés y castellano)
[2] En cuanto a las notables diferencias entre ambos planteamientos, el programa inicial de "Bordeaux en Luttes" no tiene nada que ver con los de las listas del NPA/LFI en las elecciones regionales. ¡En lo que respecta a "Bordeaux en Luttes", era un programa de independencia de clase, lo que no ocurre con las listas "Occitanie Populaire" o "On est là!", como hemos podido desarrollar en varios artículos de nuestra web. Por otro lado, la lista "Bordeaux en Luttes" era más bien una lista surgida de los movimientos sociales, con Philippe Poutou, figura de la lucha de Ford contra el cierre de la fábrica encabezando la lista, seguido por un chaleco amarillo mutilado por la policía. Esta lista fue apoyada por el NPA y la LFI, pero no fue un acuerdo de aparato entre las dos organizaciones, como es el caso de las listas para las elecciones regionales. Estas últimas también prevén un posible acuerdo en la 2ª vuelta con EELV (los verdes) y el Partido Socialista (PS), lo que no ocurrió en las elecciones municipales de Burdeos. Por nuestra parte, nos retiramos de "Bordeaux en Luttes" cuando se convirtió en algo diferente de lo que era inicialmente, especialmente con las declaraciones de Philippe Poutou que manifestó que "Bordeaux en Luttes" se había convertido para él y para un pequeño sector del NPA de Burdeos en un laboratorio a escala local de una política de reagrupamiento durable entre un sector del NPA y la LFI.
[3] Del mismo modo, y aunque esto no sea el núcleo de la discusión entre nosotros hoy, en su respuesta hacen la amalgama entre una posición de principio frente a los reformistas durante las elecciones y la cuestión de la relación de los revolucionarios con las burocracias sindicales. Al respecto, insinúan los desacuerdos que tenemos, sin explicarlos. Pero, una vez más, actuar como si las burocracias sindicales no existieran y decir que no tiene sentido cuestionarlas es, de hecho, evitar cualquier crítica hacia ellas, y no garantizar que los sectores de vanguardia puedan hacer una experiencia concreta de su papel en la lucha de clases. Esta cuestión ya la habíamos debatido durante la huelga contra la reforma ferroviaria, e incluso la vivimos en varias votaciones en el seno de la coordinación Intergare (coordinación de trabajadores de distintas estaciones) en las que sistemáticamente estuvieron casi solos votando en contra de estas interpelaciones (con los compañeros de LO que comparten su posición) frente a la enorme mayoría de ferroviarios para los que esta interpelación tenía sentido y era necesaria para avanzar en su nivel de conciencia y en su comprensión del papel de las burocracias sindicales.