Carl Schmitt nació en 1888 en una pequeña ciudad del oeste de Alemania llamada Plettenberg y murió allí mismo –con 97 años de edad– en 1985. Esos casi 100 años de vida despertaron admiración en las más profundas discrepancias. Éstas, lejos de implicar rechazo o negación, no dejaron de ser una forma de relacionamiento particular, un vínculo con aquello extraño, impropio, que merece ser observado con atención.
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