×
×
Red Internacional
lid bot

Catalunya. Destituido Pérez de los Cobos, el enemigo número uno del pueblo catalán

Diego Pérez de los Cobos ha sido destituido por no informar al ministerio de una investigación sobre la manifestación del 8-M. Nada que ver con la represión del 1-O de la que fue el principal responsable o las declaraciones durante el juicio farsa contra los líderes soberanistas que desembocó en las manifestaciones del otoño catalán.

Lunes 25 de mayo de 2020

Diego Pérez de los Cobos ha sido destituido este lunes por parte del ministro del Interior Fernando Grande-Marlaska. Según fuentes del ministerio, el motivo seria por la ‘pérdida de confianza’ después de que se hiciera público que el coronel De los Cobos entregara un informe sobre la convocatoria de la manifestación feminista del 8-M.

Según la misma fuente, De los Cobos habría remitido un informe sin dar constancia al ministerio de Grande-Marlaska a petición de la jueza Rodriguez-Medel. La magistrada habría pedido este informe por la supuesta responsabilidad legal del delegado del Gobierno a Madrid para dar el visto bueno a la concentración del 8-M.

La Guardia Civil, el abogado Valladares, Pablo Iglesias o Irene Montero, e incluso Fernando Simón están involucrados en esta causa, al que se le atribuyen delitos sobre que ya disponía de documentos de la gravedad de la pandemia tres días antes incluso de la manifestación.

Sin embargo, nada tiene que ver la destitución del coronel con que Diego Pérez de los Cobos fuera el principal dirigente y coordinador del operativo policial contra el 1-O en Catalunya.

De los Cobos fue el encargado de coordinar el operativo policial entre la Policía Nacional, la Guardia Civil y los Mossos d’Esquadra durante la jornada del 1 de octubre de 2017.

Hay que recordar que durante el 1-O se consigue votar en muchos colegios a pesar de la represión estatal y el cierre de 450 centros de votación por parte de los Mossos d’Esquadra. Las escenas de la brutal intervención de la Policía Nacional y la Guardia Civil contra ciudadanos indefensos, ancianos y mujeres y niños, defendiendo los colegios electorales, recorrieron las portadas de los diarios y las redes sociales de todo el mundo. Más de mil heridos de diferente consideración en más de 50 cargas policiales repartidas por toda Catalunya. Tan solo en la ciudad de Barcelona la cifra asciende a más de 340. Además, en los días posteriores se producen numerosas detenciones de personas que participaron del referéndum y se abre una escalada represiva contra el movimiento independentista sin precedentes que, todavía hoy, tiene continuidad.

Te puede interesar: Del 1-O hasta hoy: toda la represión en Catalunya al golpe de "a por ellos"

Pero, por si fuera poco, durante el juicio farsa en el que, sistemáticamente, Fiscalía y abogacía del Estado intentaron meter con calzador las acusaciones de rebelión y sedición durante el 1-O, Pérez de los Cobos contribuyó con vehemencia al relato ideado por el Régimen español frente la amenaza de secesión.

Te puede interesar: Un juicio visto para sentencia desde el inicio y contra todo un pueblo

Pérez de los Cobos mantuvo que durante el 1O ni la Guardia Civil ni la Policía Nacional "no hicieron actuaciones contra ningún votante pacífico" y tampoco contra "niños, gente mayor ni personas con discapacidad". "Solo contra las personas que miraban de impedir el acceso al local", sentenció. Además, defendió "el uso de la proporcionalidad de los agentes de la Guardia Civil y la policía española frente las personas que defendían los colegios" y describió un escenario de "situaciones de violencia muy graves contra los agentes con "murallas humanas".

Todo en un juicio a los líderes soberanistas que, por otro lado, si algo dejó en evidencia, es la cruzada vía judicial y sin contemplaciones que se abrió no solo contra las aspiraciones democráticas por el derecho a a decidir de millones de catalanes, sino frente a los derechos y las libertades por parte del Régimen del 78 hacia todos los sectores populares del conjunto del Estado español que vienen cuestionando el sistema, y más en tiempo de Estado de alarma donde la militarización de las calles y el control policial es una constante.