Documentos públicos revelan que la refinería Dos Bocas en Tabasco, proyecto apoyado por el presidente Andrés Manuel López Obrador, se está construyendo en una zona que la petrolera estatal PEMEX había prometido proteger.
Jueves 29 de julio de 2021 11:43
Foto: Alejandro Cegarra/Bloomberg
Entre 2006 y 2007, la petrolera mexicana Pemex se comprometió a no tocar el bosque de manglares en Dos Bocas, Tabasco, a cambio del derecho a perforar cerca de la zona para desarrollar reservas de petróleo y gas durante 20 años.
Sin embargo, documentos públicos revelan que la refinería Dos Bocas, apoyada por el presidente Andrés Manuel López Obrador, se está construyendo de todas maneras en la zona protegida.
La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) le otorgó a Pemex el permiso en el área que alberga cuatro tipos de manglares protegidos, un tipo de árbol costero que absorbe más carbono que la mayoría de los otros árboles y protege contra las inundaciones, así como 23 especies de animales en peligro de extinción.
En la evaluación de impacto ambiental, Pemex prometió que todos los manglares estarían en una “zona de uso restringido” donde no construiría ni realizaría actividades que no tuvieran que ver con el mantenimiento de las instalaciones existentes, y declaró que, la conservación de la vegetación en la costa “debe considerarse una prioridad”.
Sin embargo, ya el 6 de marzo de 2019, se difundió un video en redes sociales en donde se veía la destrucción de un aproximado de 300 hectáreas de manglares para destinar ese territorio a una de las 1600 obras que componen la refinería, lo que causó una reacción masiva en contra del proyecto. Aunque en ese momento la Agencia de Seguridad, Energía y Ambiente (ASEA), multó a la empresa, los planes de construcción continuaron.
La construcción de la refinería Dos Bocas es un ejemplo más de la contradicción del gobierno en su declarado compromiso con el cuidado del medio ambiente
No sólo es el problema de la conservación de los manglares: en tema de gases de efecto invernadero el gobierno mexicano se comprometió a reducir hasta un 50 % la producción de este tipo de gases para 2050, como parte del Acuerdo de París; mientras que, en los hechos, la construcción de las refinerías prometidas por AMLO significarían el aumento de producción de gases invernadero, con lo que la organización Climate Action Tracker (CAT) califica como “muy insuficiente” al plan de reducción de emisiones del país.
Otra situación comprometida es la de los manglares que ayudan a mantener el agua a raya e impedir inundaciones, sin embargo, su tala se llevó a cabo afectando a poblaciones indígenas de escasos recursos, así como sucedió en noviembre del año pasado cuando el gobierno priorizó desviar el agua hacia zonas bajas en detrimento de las poblaciones chontales con el argumento de que protegió la ciudad de Villahermosa, lo que se puso duramente en cuestión por parte de la población en relación a que silo que se salvó en realidad no fue el proyecto de Dos Bocas.
El otro momento comprometido fue cuando, a principios de julio del corriente año, Pemex acaparó la mirada internacional por el incendio en la plataforma Ku-C en el Golfo de México, aunque la compañía dijo que no causó daños ambientales.
Los trabajadores pueden dar la respuesta necesaria
Ante esta situación, la reducción de la contaminación que vendría de una producción sustentable, es el gran reto de los trabajadores de Pemex que, en unión con los campesinos e indígenas pobres de la región, podrían tomar en sus manos el control de la empresa para que, con el asesoramiento de especialistas y científicos, se logre realmente una planificación racional que proteja a la población y al medio ambiente. Y que logre garantizar el suministro de energía para las mayorías minimizando el impacto ambiental y los riesgos de accidentes industriales que afectan a los trabajadores y contaminan los mares.