Periodista y analista político, escribe en elDiarioAR y Letra P. Autor de “El peronismo de Cristina”. Hace “Fuera de tiempo”, un programa de entrevistas en radio.
Liliana O. Calo @LilianaOgCa
Martes 31 de agosto de 2021 00:04
¿Cuál es el contexto en el que se darán las próximas PASO?
El contexto de estas elecciones es de lo más delicado. A veces parece que nos acostumbramos a una realidad que es de lo más lacerante, con cifras que son escalofriantes de pobreza, de problemas de empleo, de caída de poder adquisitivo, un país con recesión, con todo lo que sabemos y con 20 millones de personas bajo la línea de pobreza. El contexto es grave porque Argentina ya antes de la pandemia venía de varios años muy duros, muy traumáticos, los últimos dos años de Macri sobre todo donde se disparó la inflación, la devaluación, el ajuste, la caída del poder adquisitivo. Y si uno mira más atrás, ya desde 2014 cuando devaluó Kicillof, se veía que había problemas en la economía, se había agotado el modelo kirchnerista. El contexto es muy delicado y sobre todo se inscribe en un proceso largo ya de decadencia, crisis y de problemas para que la Argentina logre resolver sus problemas estructurales y sacar de la pobreza a millones de personas. Lo que se da es un proceso acelerado de deterioro, de deterioro crónico.
En lo político este cuadro social se conjuga con una experiencia fallida del macrismo, que después de 12 años de kirchnerismo llegó al poder con una serie de promesas que se prendieron fuego rápido y en gran parte de la población hay una cierta desesperanza porque hay una franja de la población que se había cansado del kirchnerismo, que creyó en Macri. No hablo de los sectores más enfervorizados, ideologizados sino de los sectores que le permitieron a Macri llegar a 51% en 2015. De ese electorado hay una franja que se fue espantado, que llegó al macrismo creyendo en una situación mejor y terminó viendo cómo su situación personal y la situación general del país se deterioraba todavía más, de manera muy acelerada. Esos sectores, que tal vez volvieron a votar al Frente de Todos, van y vienen. Hay una parte de la población que no encuentra salida en los partidos tradicionales. Creo que a la crisis económica se le suma el agotamiento del modelo kirchnerista que llevó al 2015, del fracaso alevoso de Macri y de todas las dificultades que vemos que tiene el gobierno del Frente de Todos para lograr una mejora en las condiciones de vida.
Es un contexto delicado en lo social, de cansancio con respecto a los partidos tradicionales y no sabemos qué va a pasar, hasta qué punto la polarización le va a permitir a las dos grandes coaliciones retener adhesiones o si vamos a ver expresiones de descontento, como puede ser el Frente de Izquierda Unidad o descontento por derecha, a través de los nuevos candidatos mediáticos que aparecieron, o voto en blanco o escasa participación electoral. Todo eso me parece que está por verse pero por ejemplo las elecciones en Salta marcaron un voto en blanco del 12% y una participación del 64%. En estas PASO no se puede hacer un traslado mecánico pero el contexto social evidentemente algo tiene que afectar el resultado electoral.
En ese marco, ¿cómo pueden leerse las distintas alianzas y listas que finalmente se presentan?
Las alianzas y las listas que se presentan me parece que ratifican esta decisión de los dos bloques mayoritarios de seguir unidos pese a las diferencias que tienen, y que son evidentes, que expresan no solo mezquindades o proyectos personales sino la confusión y la dificultad que tienen para encontrar una salida. Si la Argentina estuviera creciendo, si la Argentina estuviera en un ciclo de auge, las diferencias tanto al interior del Frente de Todos como al interior de Juntos serían mucho menores. Pero hoy las diferencias están, son profundas y marcan esa desorientación.
En ese marco, lo único que es seguro, por lo menos hoy tanto en el Frente de Todos como en Juntos, es la decisión de mantener la cohesión de las alianzas electorales. En el Frente de Todos porque el peronismo dividido le dio la oportunidad a Macri de llegar al poder. Algo que no hubiera pasado, según muchos, de otra manera. La fuga de Massa en su momento o incluso sectores de los movimientos sociales como el Evita, que se había alejado de Cristina y que fueron parte de la gobernabilidad o facilitaron en parte la gobernabilidad durante el macrismo. Toda esa fragmentación del peronismo en sus distintas facetas permitió primero el triunfo de Macri y después, el gobierno de Macri, esa gobernabilidad amarilla.
Hoy el peronismo está en esa comunión que los aúna, y salvo Randazzo y un sector minoritario que hay que ver cuántos votos tienen, la mayor parte del peronismo está en el Frente de Todos en casi todo el país. Y en Juntos es lo mismo. Después de 12 años de haber padecido el auge del kirchnerismo, la decisión de ese bloque antiperonista es seguir unidos pase lo que pase. En todo caso se discute cómo jubilar a Macri, dónde reubicarlo, qué hacer con los duros que fueron los que condujeron el proceso de Juntos y de Cambiemos, 2015 y 2019. Larreta quiere ser jefe, Facundo Manes quiere una oportunidad y un milagro, todos quieren tomar la conducción de la alianza opositora. Ahora en cuanto a la salida económica, al proyecto de país, todavía parece muy poco claro cuál sería la salida que propone Cambiemos, si es distinta a la de Macri 2015-2019 o si son otros modales para ser lo mismo.
¿El clima político regional impacta y cómo en la agenda electoral argentina?
En cuanto al clima regional creo que en la agenda política argentina a veces pareciera no impactar demasiado, más allá de que todo el tiempo la derecha y desde Juntos o los sectores más duros de Juntos hablan de lo que sucede en Cuba, de lo que sucede en Nicaragua, de lo que sucede en Venezuela. La otra cara de la región, que es lo que sucede en Colombia, en Perú, Chile o incluso en Bolivia o en Ecuador, eso pareciera ser minimizado en la agenda pública por parte de la oposición, de la gran oposición de centro derecha o de derecha.
Y desde el Frente de Todos de alguna manera también se minimiza me parece el contexto regional. Hay una lectura que se hace desde el gobierno que es que Argentina es una isla de estabilidad en ese contexto, que es el garante de la estabilidad en la región. Y eso el gobierno intenta venderlo en su relación con Estados Unidos, que es una relación muy estrecha en estos primeros meses del gobierno de Biden, con funcionarios de primera línea que se han reunido con el gobierno argentino. El último fue Jake Sullivan, que vimos recientemente hablando de Afganistán. Es decir, un hombre clave de Biden se reunió con Alberto Fernández, luego hizo escala en Brasil convencido de que es Argentina el interlocutor preferencial del gobierno de Biden en la región. No solo porque los otros modelos de países aliados de la Alianza del Pacífico, Colombia, Perú y Chile hoy están en un momento de eclosión sino porque Bolsonaro sigue todavía rindiendo tributo a su alianza con Trump y habla de que existe la posibilidad de un fraude en las elecciones de Brasil. Todo eso hace que Argentina aparezca como el interlocutor predilecto o con grandes chances de convertirse en el interlocutor predilecto de Biden.
Creo que tanto Juntos como el Frente de Todos minimizan el escenario regional. Si Juntos le da la espalda al estallido y al fracaso de las experiencias neoliberales de la región, el peronismo y el Frente de Todos consideran que están exceptuados de esta crisis regional y que en Argentina no puede pasar nada, porque justamente el peronismo es el que garantiza la paz social. Habrá que ver en este punto cómo se desarrollan los acontecimientos pero, en principio, me parece que es como si Argentina o la dirigencia de los partidos mayoritarios viviera de espaldas a la crisis regional.
Luego de 2001 en nuestro país los jóvenes ganaron protagonismo como un actor de la vida política. Pasaron 20 años de esto, ¿Cómo te parece que viven el presente? ¿Qué esperan del futuro? ¿Cómo se vinculan con el sistema político?
En cuanto a cómo miran los jóvenes este proceso político me parece que es el gran interrogante. Obviamente me parece que depende del sector o clase social que consideremos pero en un país con millones de pobres y bajo la línea de pobreza es evidente que gran parte de la juventud está sin posibilidades, precarizada con trabajos que no ganan para estar por encima de la línea de pobreza. Es decir, es una situación difícil, creo que hay una rebeldía, sin dudas, un hartazgo y bronca con respecto a la situación que les toca vivir. Y muchos que quizás vivieron el ciclo de auge del kirchnerismo o sus padres lo vivieron, o sus hermanos, hoy están cruzados por una realidad antagónica a ese momento. Tengamos en cuenta que a la salida de la crisis de 2002-2003 se crearon 5 millones de puestos de trabajo y surgía una “aristocracia” obrera, una generación nueva de la clase obrera que accedía a derechos, sin temor a perder el empleo. La situación actual es antagónica, para muchos muy parecida a los noventa. Creo que los jóvenes perciben distanciados los discursos de los partidos políticos mayoritarios, y es probable que el kirchnerismo haya perdido parte de esa adhesión y hoy esa adhesión se haya transformado en desencanto o incluso en algunos casos que conozco, gente joven que apuesta por las expresiones de derecha. Creo que el Frente de Izquierda Unidad plantea, en reiteradas oportunidades, la realidad de la juventud precarizada que vive una realidad a años luz de los discursos del poder.
Yo creo que hay rebeldía sin duda e impotencia en esa juventud. Lo que no tengo claro, y la duda, es cómo se va a traducir eso finalmente a la hora de las elecciones. Esa rebeldía que a veces se traduce en militancia ambientalista, o en distintos tipos de militancias o feministas después a la hora de votar no tiene una traducción lineal. Hay que ver qué sucede. Creo que sí, que los jóvenes viven un momento muy difícil en cuanto a lo económico, y son en los barrios perseguidos por las fuerzas de seguridad, es un poco una olla a presión y no sé cómo va a evolucionar o en qué momento explotar.
Hoy la política ¿es un concepto o solo marketing y encuestas?
Si la política es solo encuestas o marketing creo que no, pero también creo que las encuestas y el marketing son parte esencial de la política tradicional. Hay políticos que toman decisiones mirando las encuestas, no es ninguna novedad, y hasta el regreso de Macri estos días se explica por eso. Larreta lo quiere jubilar pero lo necesita para retener el voto duro frente a expresiones como los Espert, Milei o incluso Lopez Murphy o Bullrich. Necesita retener al antikirchnerismo rabioso, por eso Macri sigue siendo esa expresión. Eso lo marcan algunas encuestas o algunos focus groups y eso es lo que decide a Larreta a convocar a Macri otra vez a la campaña, en algunos sectores Macri es digerible y en otros no; en otros sigue sumando el voto duro de la oposición. Creo que la política sigue siendo una actividad y un concepto noble pero son pocos los políticos tradicionales, al menos, que pueden prescindir del marketing y las encuestas. Es una cuestión de prioridades.
Frente al agotamiento de experiencias neoliberales, como ocurre en Chile, se está dando la emergencia de referentes independientes, o como en Perú figuras como la de Pedro Castillo. En el país se viene dando cierta continuidad en la expresión electoral de la izquierda radical, identificada con el trotskismo. ¿Cómo ves desde tu perspectiva esta cuestión? ¿Qué revela del actual momento político?
Evidentemente lo que se expresa en Perú a través de Pedro Castillo después de tres décadas de hegemonía neoliberal, después de un período largo que se inició con Fujimori, justamente es el hartazgo con un modelo expulsivo de sociedad. En Argentina sabemos que en 2001, que fue la mayor crisis desde el regreso de la democracia y del sistema de partidos, la institucionalidad fue reconstituida a partir del proceso del kirchnerismo. Rápidamente Kirchner absorbió esa vitalidad, la transformó en fuerza para su gobierno y le dio un cauce institucional a toda esa radicalidad que había surgido durante las jornadas de 2001.
En el momento actual la situación para el gobierno es complicada porque con la caída del salario real, que se hayan perdido 25 puntos de salario en los últimos 4 ó 5 años, la recesión y la precariedad del empleo y el desempleo, hacen a una realidad lacerante a la cual el gobierno no puede dar respuesta por más que culpe a Macri y a la pandemia. Lo cierto es que le toca gobernar y esa realidad de millones que viven por debajo de la línea de pobreza tiene que expresarse o debería expresarse en rechazo, ya no solo a Cambiemos sino a la realidad que el peronismo no sólo no pudo cambiar sino que se profundizó. ¿Cuál va a ser el cauce para eso? Hay que verlo. La izquierda sin duda mantiene una coherencia a través de los años y, como muchas veces dice Myriam Bregman, se sabe de qué lado está en cada oportunidad y eso no cambia. Y creo obviamente que es un valor que una parte de la sociedad reconoce. Entonces, creo que hay que aguardar a los próximos eventos porque Argentina siempre nos sorprende y lo que suponemos, muchas veces es desmentido por la realidad.
Tanto Juntos como el Frente de Todos minimizan el escenario regional. Si Juntos le da la espalda al estallido y al fracaso de las experiencias neoliberales de la región, el peronismo y el Frente de Todos consideran que están exceptuados de esta crisis regional y que en Argentina no puede pasar nada, porque justamente el peronismo es el que garantiza la paz social.
Acerca del entrevistado
Diego Genoud es periodista y analista político. Escribe en elDiarioAR y Letra P. Autor de Massa, la biografía no autorizada (Sudamericana); El peronismo de Cristina (Siglo XXI). Trabajó en Perfil, Crítica de la Argentina y El Canciller. Hace Fuera de tiempo, un programa de entrevistas en radio. En Twitter es @otro_periodista
Liliana O. Calo
Nació en la ciudad de Bs. As. Historiadora.