“La clase de los obreros y la clase de los patrones no tienen nada en común” cita John Reed en Diez días que estremecieron al mundo, crónica que próximamente llegará a las librerías tras la publicación a cargo de Ediciones IPS “Karl Marx” y cuenta con palabras preliminares de Raúl Godoy. A su vez, esta novedosa publicación contará con el arte de los ilustradores de la Caja Roja que a lo largo del libro dibujan los contornos de la revolución, tal como ellos se inspiraron tras las lectura de este apasionante relato.
Domingo 5 de noviembre de 2017
En el marco del centenario de la primera revolución que llevó a los trabajadores al poder en Octubre de 1917, la Revolución rusa, Ediciones IPS edita y publica por primera vez esta emocionante crónica que fuera para el escritor “un trozo condensado de historia de los días en que los bolcheviques, al frente de los obreros y soldados, conquistaron el poder del Estado de Rusia y lo entregaron a los Soviets”.(Prefacio de 1919).
Esta edición contará con palabras preliminares del dirigente nacional del Partido de los Trabajadores Socialistas, diputado provincial neuquino por el FIT y obrero de la fábrica de cerámicos sin patrones FaSinPat, Raúl Godoy.
“Diez días que estremecieron el mundo llegó a mis manos a los 19 años, cuando me fui desde Neuquén a La Plata a estudiar medicina. Soy hijo de una familia obrera, trabajadores de la fruta. Cuando llegué a La Plata alquilamos una casa con varios estudiantes (…) Significó uno de los primeros acercamientos que tuve con la izquierda revolucionaria (…) cuenta Raúl Godoy.
Y continúa: “es un relato impresionante y, a su vez, tiene una rigurosidad histórica certificada por el propio Lenin que, en toda la narración de esos apasionados días, aparece permanentemente dando batallas fundamentales, palmo a palmo, día por día, hora por hora, tejiendo, rearmando en forma implacable junto a su camarada, León Trotsky”. “Quien lee el relato preciso de John Reed, ve su mirada atenta, comprometida e inmersa de lleno en los acontecimientos”.
Y así pasa de su primer acercamiento al texto a su propia interpretación del relato:“El relato intenso de un periodista militante que va descifrando día por día, hora por hora, los momentos más dramáticos de la revolución proletaria en plena explosión. Cada página emociona, atrapa, angustia, libera y llena de ansias de involucrarse y colaborar, aunque sea llevando algunos de los millones de folletos que regaban la Rusia revolucionaria, revolucionada. Soy uno de esos obreros que, cumpliendo con los deseos de Lenin, leyó este libro hace muchos años y vibró con: "Cuando un obrero va a la huelga por primera vez se siente diferente. Se eleva por encima de su máquina, de su sector, de su fábrica. Cruza las calles con su mirada firme, con su frente en alto. Piensa colectivamente, se siente fuerte. Cuando la huelga trasciende un paro ordinario y se transforma en activo, esto eleva las sensaciones. Y si se trata de una huelga con piquetes… Y si se trata de una huelga con piquetes y con ocupación de fábrica… Y si esa huelga con ocupación se transforma en tomar la propiedad privada capitalista…Y si esa huelga con ocupación se transforma en tomar la propiedad privada capitalista y ponerla a producir, y trabajar con la comunidad… Sobre esto puedo dar testimonio (…) El ejemplo de la cerámica Zanon de Neuquén bajo gestión obrera, de la que soy parte, demostró a una escala sumamente menor, la de una fábrica, pero en forma profunda, los cambios que pueden darse en la subjetividad de los trabajadores cuando se elevan por sobre la rutina gris que nos ofrece el sistema capitalista y sus embrutecedores ritmos de explotación”.
Con simples palabras cruza su experiencia como dirigente obrero con algunas anécdotas que cita de Reed: “En Jarkov treinta mil mineros se organizaron y aprobaron el punto del preámbulo de los estatutos de los ‘Obreros Industriales del Mundo’, que reza: ‘La clase de los obreros y la clase de los patrones no tienen nada en común’” (p. 69). “Expresión de este deseo es la idea del control obrero, surgida de modo natural en el ambiente de ruina económica, originada por la política criminal de las clases dominantes” (p. 70). ¡Un verdadero poema! ¿Puede haber una división más artificial, antinatural y criminal que la de dividir la vida misma de la clase obrera, sus padecimientos, de la política libertaria?”.
No puede menos que invitar a los jóvenes, trabajadores y mujeres que se acercan a la historia de la revolución mediante estas letras: “que este libro sea leído por millones de obreros de todo el mundo (…) Estoy absolutamente convencido de que esta historia abrirá las puertas a nuevas generaciones para que nuestras peleas no sean en vano. Cada pequeña batalla tiene que tener como horizonte acontecimientos de esta magnitud”.
Próximamente se encontrará a la venta esta maravillosa publicación.