La portavoz oficial del Gobierno, Gabriela Cerruti, repudió los comentarios del embajador norteamericano Marc Stanley, quién “apuró” a la dirigencia política argentina al plantearles la necesidad de conformar una amplia coalición en una clara muestra de la injerencia imperialista en la política Argentina.
Viernes 19 de agosto de 2022 19:12
El discurso del embajador Marc Stanley del pasado jueves sigue dando que hablar. Fue el turno de la vocera oficial del Gobierno, Gabriela Cerruti, quién respondió a las palabras del embajador norteamericano al contestarle: “Con Trump no les está yendo tan bien allá no les, empecemos por casa para armar coaliciones” y aclarando que “la situación de cada país sabe cada uno como la maneja”.
Recordemos que el embajador había aprovechado la ocasión de su discurso en el Council of the Americas para llamar a armar una amplia coalición de la mayoría del arco político. ¿El objetivo? Avanzar en un ajuste aún más feroz sobre las grandes mayorías de los trabajadores y los sectores populares. Se trata de una injerencia sin filtro del representante de la mayor potencia mundial en la política Argentina.
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La respuesta de Cerruti a esta actitud claramente injerencista por parte del embajador llega en momentos en que el Gobierno de Alberto Fernández se desespera por el próximo viaje del Presidente a los Estados Unidos para avanzar en concretar la (postergada) reunión con Biden, buscando un aval para el ajuste en curso y mayor flexibilidad de parte del FMI para cumplir con el programa de ajuste. En ese sentido también será el próximo viaje del ministro Sergio Massa para reunirse con las autoridades del Fondo. Hasta el ministro del Interior Eduardo “Wado” de Pedro anunció un próximo viaje junto a los gobernadores del Norte Grande para buscar inversiones y la misma Cristina Fernandez viene de reunirse con el embajador, así como con la jefa del Comando Sur, Laura Richardson. Es decir, mientras “retan” al embajador yankie por meterse en los asuntos internos de la Argentina, la política de Gobierno está fuertemente dirigida a cultivar las buenas relaciones con el imperialismo norteamericano y a conseguir su respaldo político y económico.
Mientras cruzan al embajador, la política de subordinación al FMI y la voluntad de pagar la odiosa deuda externa acorta cualquier margen para cualquier política independiente que exceda una suave retórica. Lejos de eso, la llegada de Sergio Massa al “superministerio” de Economía, dispuesto a acelerar el ritmo del ajuste, es una nueva señal de la voluntad de profundizar la dependencia.