Su titular Daniel Pelegrina se reunió con los delegados de Lagarde en Buenos Aires. Un llanto patronal que oculta la condición de ganadores del modelo de devaluación brutal del peso.
Viernes 15 de febrero de 2019 11:35
Según informaron voceros de la Sociedad Rural Argentina (SRA), su presidente Daniel Pelegrina se reunió este jueves con la delegación del Fondo Monetario Internacional (FMI) que está en Buenos Aires desde el lunes.
La entidad, que nuclea a lo más granado del empresariado de los agronegocios, les transmitió a Roberto Cardarelli y Trevor Alleyne (representante del organismo multilateral en la Argentina) la “preocupación” patronal por “las retenciones, la presión impositiva y las altas tasas de interés”.
La reunión fue en el Palacio Duhau-Park Hyatt de la calle Alvear, en el barrio porteño de La Recoleta.
La Sociedad Rural ya se había reunido con el propio Cardarelli hace siete meses, en el marco de la edición 2018 de la Exposición Rural, y habían acordado mantener “encuentros periódicos” para analizar “la situación del sector”. Eran los tiempos de mayor impacto de la sequía que afectó a gran parte del territorio sojero, del que según afirman los propios “productores” lograron finalmente reponerse.
Pero ahora la Sociedad Rural dice, en boca de su presidente, que sufrió las consecuencias de algunas “novedades que impactaron negativamente en la producción”, como la suba algunas retenciones y las altas tasas de interés, además de la declamada “presión impositiva” de la que siempre se queja todo el empresariado.
“Las retenciones afectan negativamente la producción e impiden la consolidación del círculo virtuoso que necesita la economía para crecer y alcanzar el desarrollo”, justificó su llanto patronal Daniel Pelegrina en el marco de su encuentro con el FMI.
Y le transmitió a Cardarelli la “idea” de volver a contar con tasas de interés “razonables” que faciliten “el crédito y la inversión”.
De lo que no hablaron los “productores rurales” con los productores de hambre mundial, fue de todo lo que viene ganando desde hace años ese sector patronal gracias a la constante devaluación del peso, que les permite ganar cada vez más con las exportaciones.
Desde 2002 (con el fin de la convertibilidad) a la fecha el dólar pasó de valer $1 a $39. Cada una de las devaluaciones parciales que hubo (ejecutadas periódicamente por todos los gobiernos) tuvo como efecto directo el aumento exponencial de las ganancias del “campo” (que nunca ven, obviamente, los verdaderos hacedores de esa riqueza, los trabajadores y peones rurales).
Claramente, de eso no conversaron este jueves Pelegrina y Cardarelli. No hace falta, porque en eso no necesitan discutir nada.
Como se recordará, el año pasado, luego de que el Gobierno de Macri anunciara una modificación en el régimen impositivo a las exportaciones agropecuarias, la diputada Elisa Carrió festejó en nombre del sector. “Una vez, en 2007, dije que había que dejar en paz al campo. Pasaron muchos años, pero hoy no se tocó el programa de rebaja de retenciones. La soja bajó a 18 %. Todos van a pagar $ 4 por cada dólar, con lo cual la inflación te lo devalúa. Es transitorio”, dijo en septiembre Lilita.
Sin embargo, fieles a sus (voraces) principios de clase, la Sociedad Rural sigue quejándose de que no se les deja acaparar cada peso obtenido de las exportaciones.