La laguna de Santa Olalla (Huelva), la más grande de las permanentes, se ha secado dejando sin agua dulce natural a Doñana. Tras la terrible sequía que ha sufrido este año, pero también por las políticas de agricultura intensiva de la fresa y el consumo de la macrourbanización de Matalascañas.
Roberto Bordón @RobertoBordon13
Martes 6 de septiembre de 2022
Estación biológica de Doñana (CSIC)
Ya no queda agua dulce natural en el Parque Nacional de Doñana (Huelva), espacio protegido y Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. La noticia ha sido confirmada por los investigadores de la Estación Biológica de Doñana, quienes destacan no sólo la falta de lluvias de este año, sino también la acción humana: las políticas agrarias intensivas de cultivo de fresas alrededor de la zona con pozos ilegales durante años y el consumo de la macrourbanización de Matalascañas, zona de turismo en verano donde se siguen regando los campos de golf (la gran preocupación de Juanma Moreno, presidente de la Junta de Andalucía por el PP).
La aclamada biodiversidad de Doñana está en riesgo, especies protegidas como el lince ibérico, el águila imperial o la tortuga mora sufren debido a la sequía y de forma amplia centenares de especies de fauna y vegetación podrían desaparecer. Las especies acuáticas que residían en la zona afectada por la sequía habrían muerto, y las plantas y anfibios no durarán mucho más en esta situación. La laguna de Santa Olalla se habría convertido en un barrizal mortal para aves que buscan agua y quedan atrapadas, sin contar el aumento de la salinización.
Como destacan los investigadores, el cambio climático esta provocando una menor disponibilidad del agua, mientras las autoridades parecen negarse a la reconversión de la industria y la agricultura en términos ecológicos. Como muestra, las mediciones marcan que el pasado año se midió 282 litros por metro cuadrado de agua de lluvia en la zona, la mitad de la media anual de los últimos 40 años (540 litros).
La respuesta a esta catástrofe ecológica por parte del gobierno de Juanmna Moreno, presidente de la Junta de Andalucía por el PP, parece ser simplemente dejarlo estar e incluso profundizar en la barbarie si es necesario para los beneficios de la patronal. No sólo no mueve un dedo para evitar los pozos ilegales o para revertir el modelo turístico que estaría destrozando el medioambiente (de hecho, lo avala), sino que pretende aumentar el regadío de frutos rojos en 1.460 hectáreas al borde de Doñana a través de una proposición de ley que solo el adelanto electoral impidió. En contra del criterio de la Comisión Europea, la Unesco, el Ministerio de Transición ecológica y el criterio científico, pero del lado de la patronal del campo y del turismo, Juanma Moreno sigue adelante con sus planes de destrucción ecológica.
Si bien, aún no queda claro cuándo sacará adelante la ley, con la que parece buscar el despiste quizás sabiendo el rechazo social que podría levantarse, sí entra dentro de sus planes de la legislatura en la que cuenta con mayoría absoluta. Cabe destacar la hipocresía y teatrillo del PSOE andaluz que ha pasado de abstenerse a afirmar que votará en contra de la propuesta de ley, aireado por las imágenes de Doñana. Una gran bravuconada de quienes saben que sus votos no importan para que salga adelante la ley, y de quienes han construido en mayor medida el modelo productivo que el PP ahora pretende profundizar hasta sus últimas consecuencias.
Hay que recordar que estos desastres no se dan necesariamente de un día para otro, los efectos negativos de lugares como Matalascañas y de sus campos de golf llevan siendo señalados desde 1988 por los científicos, por lo que varias décadas de gobierno del PSOE han avalado esta destrucción. Como en muchos otros puntos, aparentemente en lo de priorizar los campos de golf por encima del medioambiente llevan muchos años de acuerdo tanto el PP como el PSOE.
Queda por discernir que plan de lucha puede levantarse para combatir este desastre al que nos ha llevado el capitalismo y sus gerentes políticos. Ello requiere dejarse de acuerdos con quienes nos arrastran a estas catástrofes y organizarse de forma independiente para luchar por construir un nuevo modelo socioeconómico donde nuestras vidas y el medioambiente estén por encima de los privilegios y beneficios de una minoría de señoritos, aristócratas y demás calaña explotadora.
Roberto Bordón
Andalucía