Presentamos una investigación inédita sobre la producción y la circulación en el Área Metropolitana de Buenos Aires. Radiografía de sectores estratégicos de la economía en su dimensión geográfica. Posiciones determinantes para la lucha de las y los trabajadores.
Presentamos una investigación inédita sobre la producción y la circulación en el Área Metropolitana de Buenos Aires. Radiografía de sectores estratégicos de la economía en su dimensión geográfica. Posiciones determinantes para la lucha de las y los trabajadores.
El Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) [1], que recorre una superficie aproximada de 13.000 kilómetros, es el mayor conglomerado urbano de Argentina. A pesar de no constituir formalmente una unidad administrativa, tiene gran peso nacional por su unidad geográfica, económica y social. Entre la CABA y los 40 municipios de PBA que la componen, viven cerca de 15 millones de habitantes que representan el 37 % del total del país. Se trata de una concentración poblacional que supera en porcentaje a la región metropolitana de San Pablo, que congrega el 10 % de los habitantes de ese país y al 16 % de la Ciudad de México.
En este informe nos proponemos hacer una aproximación a los puntos que sobresalen en su complejo entramado y hacen al funcionamiento de la economía. Intentaremos definir algunas de las ramas y actividades que resultan fundamentales para la realización de la acumulación capitalista en el territorio, buscando explicar la interconexión de su movimiento cotidiano. Vamos a seleccionar aspectos de la estructura productiva de las principales industrias, arterias de circulación económica y las redes comunicantes que se ponen en juego, como el transporte. Resaltarán los lugares estratégicos, las aglomeraciones productoras de valor [2] con sus puntos de estrangulamiento (concepto de la estrategia militar para referirse a los sitios geográficos que estrechan el paso de las fuerzas y por lo tanto hacen más vulnerable al enemigo) donde las y los trabajadores pueden golpear a los capitalistas.
Como consecuencia de la búsqueda llegamos a identificar el trazo de algunas de las principales cadenas de valor de Argentina, contornos que ensayamos en este “Anexo” que recomendamos leer.
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El objetivo que empuja la investigación es contribuir a que las y los trabajadores –quienes colaboraron con su saber a afianzar los cimientos de este informe– conozcan la verdadera dimensión de su fuerza. En esta etapa de revueltas y levantamientos en América Latina y en mundo, queremos demostrar la vigencia de la clase obrera como actor central para afectar el funcionamiento de este sistema.
La producción
La estructura económica argentina se caracteriza por ser dependiente y atrasada. Existe un peso importante del capital extranjero, principalmente en ramas estratégicas que cuentan con cierto grado tecnológico y ligadas a la exportación o al consumo masivo. Basta mirar el peso de las empresas trasnacionales en la industria automotriz, en las exportadoras o en las alimenticias.
Este patrón se reproduce en el AMBA, donde se genera casi la mitad del PBI nacional (48 %). Esto explica que aglutine a la mayor cantidad de población asalariada, casi el 50 % del trabajo privado registrado y también del trabajo informal. Además, el 70 % de la producción industrial de la provincia de Buenos Aires es realizada por el 37 % de las empresas del país.
Dentro de los sectores que se destacan se encuentra el automotriz. A nivel nacional el parque productivo automotriz se compone por 12 empresas terminales (Volkswagen, Toyota, General Motors, Fiat, Ford, PSA Peugeot, Mercedes Benz, Honda, Renault, Nissan, Iveco y Scania) y alrededor de 200 empresas autopartistas. El 50 % de las terminales están localizadas en el AMBA. A partir de los cambios introducidos en los noventa la organización de la producción automotriz –conocido como global sourcing– profundizaron la dependencia comercial con Brasil, plasmada en los acuerdos bilaterales a partir del Mercosur, siendo el país vecino el principal destino de las exportaciones del sector y el proveedor de piezas necesarias para la producción local.
Otros sectores que se destacan son el siderúrgico (concentrado en Tenaris y Ternium, dos empresas del Grupo Techint y Acindar de ArcelorMittal); maquinarias y equipos y metales, producción textil, combustibles y plástico.
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La constante demanda de insumos importados para garantizar la producción local es otro aspecto que se confirma en el AMBA, que tensiona la restricción externa en momentos de crecimiento económico, combinado con pagos de deuda externa y constante fuga de capitales, entre otros.
Mapeo de la configuración productiva
La reestructuración territorial organizada en parques industriales es una forma clave de la configuración productiva. Los más importantes en el AMBA de acuerdo al Registro Nacional de Parques Industriales (RENPI) son: CIPO (Escobar), Pilar, PIP Tortuguitas (Malvinas Argentinas), Zárate y Campana17, CIR-2 (Centro Industrial Ruta 2), Parque Industrial Burzaco y La Cantábrica (Morón).
En CABA se destaca el Distrito Tecnológico localizado en Parque Patricios, que funciona como un centro de promoción para empresas de tecnologías de la información por el que se obtienen incentivos financieros.
Las empresas eligen donde radicarse en gran parte por las exenciones impositivas. Pero también por el mantenimiento de áreas comunes y sinergias productivas que reducen costos –como la articulación entre firmas en cada parque, muchas de abastecimiento mutuo–, constituyendo de esta forma eslabones de una larga cadena de valor que empieza con la optimización del espacio y de su ubicación geográfica ligada a la cercanía con las vías de circulación rápida y localización estratégica en rutas de exportación.
El mejor ejemplo es la zona norte, que reúne la mayor superficie de parques industriales y concentra gran parte de las inversiones privadas. Esto se debe, entre otras razones, a que el Acceso Norte (tanto en su eje troncal a Campana como en sus ramales a Tigre y a Pilar) posee el mejor acondicionamiento en infraestructura de circulación –sobre los accesos y la red de autopistas nos extenderemos más abajo–.
Si nos referimos al transporte fluvial, las principales plantas siderúrgicas se localizan en el eje urbano industrial del frente fluvial del Paraná, en función de la cercanía a las actividades demandantes (automotrices, autopartistas y siderúrgicas) y del acceso a la materia prima por vía fluvial (mineral de hierro importado desde Brasil).
Sin embargo, estas concentraciones no explican toda la configuración productiva, ya que existen múltiples fábricas por todo el territorio. Particularmente en la zona oeste y sur existe una dominante dispersión de pequeñas y medianas empresas, con presencia de algunos “clústers” productivos. Se trata de un modelo que combina empresas aglomeradas, territorialización y articulaciones de agregado de valor entre firmas. Una muestra de este tipo se da en el distrito de La Matanza, la zona de Lomas del Mirador-Tablada que, como se desarrolla acá, combina grupos asociativos que nuclean a Pymes y cooperativas en una combinación para el abastecimiento y manipulación de stocks.
Circulación de pasajeros
Desde el punto de vista de la circulación de pasajeros, el AMBA está atravesado por un patrón de líneas de colectivo y del ferrocarril que junto a la orientación de las principales vías de comunicación (red de autopistas, rutas y avenidas) convergen hacia el centro de la Ciudad de Buenos Aires. Por esta red metropolitana del transporte a diario se movilizan en promedio más de 4 millones de pasajeros en transporte público.
Está compuesta por tres medios principales.
• La flota de colectivos, que cuenta con 137 líneas de jurisdicción nacional, 131 líneas bajo regulación y gestión provincial y 119 líneas de jurisdicción municipal. Esta red vial utilizada por colectivos –de casi 8.000 km– incluye recorridos en la Ciudad, otros con cabeceras y terminales claves en el Conurbano, y un número minoritario con cabeceras en provincia de Buenos Aires.
• La red ferroviaria tiene una extensión de 800 kilómetros de superficie. Las siete líneas que ingresan desde distintos puntos de la región a la Ciudad trasladan a 1,4 millones de personas a diario: Roca, Sarmiento, Mitre, San Martín, Belgrano Sur, Belgrano Norte y Urquiza.
• Una red de subterráneos que recorre 61 kilómetros en la Ciudad. Las seis líneas del subte en CABA transportaron en 2021 alrededor de 140 millones de pasajeros, se trata de una cifra un 50 % menor a la de años anteriores, presumiblemente por el impacto de las medidas adoptadas en la pandemia que redujeron la movilidad, muchos trabajadorxs de servicios tuvieron acceso a trabajo remoto durante gran parte del año.
El cruce de la General Paz es un momento característico del movimiento en el AMBA en el horario de entrada al trabajo y la vuelta a casa de millones de personas que cruzan esta avenida, generalmente teniendo que abrirse paso en una irritante congestión, una odisea cotidiana.
Un informe de la Universidad de Tres de Febrero confirma que con 3,5 millones de viajes diarios, la Ciudad de Buenos Aires es el destino principal de la circulación de pasajeros del AMBA. Lomas de Zamora, La Matanza, Morón y Tigre, destacan originando el 25 % del flujo. Siguiendo el relevamiento del informe encontramos que el 40 % de los viajes se hacen en colectivo, dejando en claro cuál es la modalidad central del transporte de pasajeros, seguido por un considerable 20 % que lo hace en automóvil particular. El transporte público se ha tornado el medio indispensable para acceder al lugar al trabajo (e incluso también a la salud y los espacios recreativos).
El urbanista Sebastián Anapolsky realizó una investigación sobre la movilidad en el AMBA y en ella destaca que “En la Encuesta Permanente de Hogares (2019) se puede observar que el 47 % de las personas empleadas en la Ciudad de Buenos Aires viajan desde el Conurbano; en cambio, para el Conurbano, la población que trabaja en CABA representa un 24 %”.
El diseño y su configuración están pensados en términos capitalistas, de modo que todo el sistema confluye con más rapidez hacia y desde CABA, con menos conexiones de las distintas áreas del conurbano entre sí. Dada esta configuración, los Centros de Transbordo son nodos centrales de la red de transporte debido a que es allí donde se producen las principales conexiones intermodales de transporte, que vinculan los distintos medios de transporte entre sí y la movilidad intrametropolitana.
Los aeropuertos metropolitanos de Aeroparque y Ezeiza son parte del transporte de pasajeros hacia el interior y exterior del país. Además del transporte de pasajeros, se realizan vuelos de cargas para productos de alto valor, livianos, perecederos o de urgente necesidad, como las vacunas durante la pandemia.
Logística y transporte de cargas
Es un sector que tiene un rol destacado tanto en lo relativo a la producción como al consumo. ¿En qué viajan las mercancías? En el transporte de cargas y su infraestructura es donde mejor se percibe la tendencia del comercio global y su fisonomía intermodal. Esto implica la capacidad de mover rápidamente mercancías, principalmente a través de barcos y camiones. La implementación del contenedor y su adaptabilidad es un reflejo de esta dinámica. El 93 % de las cargas internas de Argentina se transportan por camión.
Por este motivo la importancia de la red de autopistas metropolitanas: el Acceso Norte que continúa en la Autopista Lugones; el Acceso Oeste que continúa en la autopista Perito Moreno; la Autopista Ricchieri, que se une con la Avenida Dellepiane; y finalmente la Autopista Buenos Aires-La Plata, que conecta con la autopista 25 de Mayo, donde desembocan la autopista Perito Moreno y la avenida Dellepiane. Mientras, la Avenida General Paz rodea la Capital Federal y el Paseo del Bajo conecta la zona sur con el corredor norte.
Es preciso remarcar que el Corredor Norte constituye un tramo central del corredor industrial portuario. Este último se despliega a lo largo de 370 kilómetros de costa de los ríos Paraná y de la Plata, entre el norte del aglomerado de Rosario y la región de La Plata. Concentra más del 70 % de los recursos del país y sus puertos exportan más del 70 % del total de las ventas al exterior.
Puertos, los titanes ocultos: el 88 % del comercio exterior se transporta por agua y de ese modo los puertos argentinos se han convertido en centros neurálgicos cuya actividad es poco conocida públicamente. Conectados a la cadena de suministro internacional (como en la industria automotriz, de la carne y granos) atraen a los “nodos” o puntos logísticos del AMBA. Esta región concentra alrededor del 90 % del movimiento portuario de contenedores del país desde los puertos de Buenos Aires, Dock Sud y Zárate. En los puertos metropolitanos termina el canal comercial llamado Hidrovía. En el recorrido de esta autopista fluvial se encuentran 29 terminales portuarias, por donde pasa el 80 % de las exportaciones y el 75 % de las importaciones.
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Industria del almacenamiento y la distribución: son aproximadamente 2 millones de metros cuadrados de superficie los destinados a 69 centros logísticos. Entre ellos podemos encontrar al Correo Argentino (principal servicio postal), Andreani y Cruz del Sur (tres dominantes en la logística hacia el interior del país), Oca, Ocasa, entre otras. Hay que destacar la plataforma logística del Mercado Central –ubicado en La Matanza– que abastece el 60 % de las frutas y verduras que se consumen en el AMBA. También en La Matanza se localiza el principal centro de distribución de Mercado Libre, que vincula los productos de 4.000 Pymes (según anuncia en sus redes sociales) y emplea entre 1.200 y 2.000 jóvenes cada temporada.
No olvidemos el último tramo que es la distribución “capilar” o logística de cercanía, donde miles de repartidores en camionetas, motos y bicicletas recorren las calles para entregar pedidos a domicilio, vitales para asegurar el tramo final del e-commerce, ámbito en que han crecido las empresas de comercio online (como Mercado Libre) y las aplicaciones de reparto (como Rappi o Pedidos Ya) a la par de la precarización y el fraude laboral.
En esta investigación quedarán pendientes de analizar servicios esenciales como el eléctrico, donde desde subestaciones, obradores y cuadrillas los trabajadores de la energía proveen el suministro de la red eléctrica asegurando tanto el funcionamiento industrial como el consumo residencial. O las telecomunicaciones, que son cada vez más importantes no solo por el acceso individual a la conectividad sino también por el valor del flujo de la información en la economía, ya que tanto internet como la telefonía son utilizados para acelerar las comunicaciones internas y externas de las empresas. El sistema financiero y bancario, altamente concentrado, cuenta con oficinas de las empresas y casas centrales de los grandes bancos públicos y privados en la “city porteña”, acercando geográficamente el “mundo” de las finanzas, cada vez más tecnologizado.
Apuntes para la lucha de clases urbana
El AMBA –o RMBA– es la principal metrópolis de Argentina, donde se concentran millones de asalariados (3 millones son solo los registrados en el sector privado), precarizados y desocupados. Encabeza la actividad económica por su volumen de producción, circulación y consumo. Es el centro del poder político e incluye la capital del país. Esto la convierte en una de las zonas estratégicas para el funcionamiento de las relaciones de producción capitalista en el país y la obtención de ganancias para la burguesía nacional y extranjera.
Vale aclarar que no es la única zona estratégica del país. Existen otros importantes centros de concentración productiva. Algunos de estos son el complejo sojero del Litoral (ej. Hidrovía), de hidrocarburos en la Patagonia (ej. Vaca Muerta) o el sector industrial en Córdoba.
En este artículo sobre el AMBA nos aproximamos a mostrar los principales “puntos de estrangulamiento” o “choke points” y sus potencialidades. Se trata de un concepto usado actualmente para describir situaciones de cuellos de botella en las rutas marítimas (la crisis del bloqueo al Canal de Suez en 2021 evidenció su importancia). Como podemos ver, el propio desarrollo desigual del capitalismo en el territorio también ofrece una serie de puntos débiles. Teniendo en cuenta que la organización de la producción predominante es la del “justo a tiempo”, la fluidez de los bienes producidos, insumos y maquinarias es vital. Una obstrucción sobre sus eslabones más vulnerables puede devenir en un daño considerable frenando la producción en poco tiempo. Sus primeras consecuencias van desde el desabastecimiento hasta la suba de precios en momentos de alta demanda. Estos son algunos de los efectos que se reflejaron a la salida de la pandemia, agravados por la guerra entre Ucrania y Rusia, que atraviesa la economía global.
Entonces, si se trata de pensar ¿dónde golpear al capitalismo?, en esta geografía en particular destacan el rol de los puertos de un país exportador de materias primas y ciertas manufacturas (y por la importación de insumos de los que depende el complejo industrial). También los centros de trasbordo donde coinciden los circuitos de trenes y colectivos. El bloqueo de los centros industriales y de distribución, así como de las autopistas vecinas, actuaría igualmente sobre puntos vulnerables. Finalmente pudimos identificar eslabones de algunas cadenas de valor importantes donde se podría afectar la ganancia capitalista.
Luego de haber definido dónde golpear más “eficientemente” al capitalismo, también es importante incorporar otro aspecto nodal: los trabajadores son la verdadera clase productora, los que hacen funcionar la economía. Tienen el poder de parar la producción y la capacidad técnica y creativa para pensar cómo reorganizarla sobre nuevas bases. Empezar a delinear cómo sería una planificación industrial que ponga por delante las necesidades sociales se vuelve una tarea de primer orden en estos momentos de profunda crisis social y económica.
Actualmente vemos una conflictividad social latente en los núcleos urbanos y las configuraciones de las grandes metrópolis [3] donde conviven enormes desigualdades y demandas elementales como el trabajo y el salario, el acceso a la vivienda, la salud y la educación, acceso a los servicios básicos de agua, luz, gas y cloacas, la violencia de género, la destrucción ambiental, etc. El desafío entonces sería unificar en una misma ecuación a trabajadores de los sectores estratégicos con los distintos sectores y movimientos y sus reclamos –los mismos precarizados muchas veces también trabajan en los sectores estratégicos–. Con el personal de los hospitales y las escuelas, junto a los trabajadores precarizados y desocupados (agrupados activamente en los movimientos sociales), las familias sin techo y los migrantes, la juventud trabajadora y estudiantil, forjando una coordinación para la acción, liderada por los trabajadores, que supere la fragmentación de la clase obrera, muchas veces impulsada por las burocracias sindicales.
Con intención de aportar este ángulo a una estrategia socialista [4], creemos que la combinación de un movimiento de lucha unificado con la posibilidad de afectar los puntos de estrangulamiento del capital puede coincidir con una hipótesis de huelga general política. La misma tiene como antecedente la idea de huelga de masas de Rosa Luxemburgo [5], como un crecimiento de la actividad y la organización que apunte a cuestionar el poder de la clase dominante. Tal como evidencia esta investigación, el “campo de batalla” económico y geográfico ofrece múltiples posibilidades para ubicar las propias fuerzas de forma tal que actúen sobre los puntos débiles que pueden desequilibrar al enemigo. En definitiva, algunas de las potencialidades de la lucha de clases urbana del siglo XXI.
Hacemos un especial agradecimiento a Liliana Caló quién colaboró con está investigación desde sus inicios.
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