En un nuevo aniversario del asesinato de León Trotsky nos acercamos a los años de formación de la corriente trotskista en nuestro país.
Entrevistamos a Alicia Rojo, historiadora y docente de la UBA. Especializada en historia argentina, publicó Cien años de historia obrera en la Argentina, 1870-1969. Una visión marxista de los Orígenes a la Resistencia, de Ediciones IPS y diversos trabajos sobre sobre los orígenes de la corriente trotskista en el país. En este terreno. profundizó en las elaboraciones y los debates teórico-políticos que se desarrollaron entre los primeros años ‘30 y la década del ‘40, sus posicionamientos frente a la emergencia del peronismo y las políticas de intervención en el movimiento obrero. En esta entrevista nos ofrece un panorama de aquellos años originarios e indagamos acerca de los principales legados de los primeros grupos del trotskismo argentino.
El trotskismo tiene una larga historia en la Argentina, sin embargo, se ha profundizado poco en sus orígenes, estudiás este tema hace varios años, ¿cuáles fueron tus objetivos?
Desde el Centro de Estudios, Investigaciones y Publicaciones (CEIP) “León Trotsky” venimos estudiando esta etapa, profundizando alrededor de núcleos claves de los debates e intervenciones políticas desarrollados por los grupos trotskistas entre su surgimiento a fines de la década del ‘20 y los últimos años ‘40; nos propusimos el objetivo de elaborar una visión de conjunto de la etapa como parte del proyecto de publicaciones de Ediciones IPS para el próximo año [1].
Siendo el trotskismo una corriente de izquierda presente en la Argentina desde aquellos años y actuando en múltiples ámbitos de la vida nacional, se ha instalado la idea de que los primeros grupos trotskistas permanecieron ajenos a la realidad del país. Nos propusimos demostrar a través del estudio directo de la mayor parte de los materiales producidos por los núcleos originarios que, por el contrario, participaron activamente, en la medida de sus fuerzas, en los debates que se dieron en el espacio de la izquierda, se posicionaron frente a las principales problemáticas políticas y profundizaron en la caracterización de la estructura socioeconómica del país y su relación con el imperialismo.
También se insistió en que esa “ajenidad” explicaría su externalidad en relación con el movimiento obrero; nos proponemos demostrar que desde su origen y en lo sucesivo los distintos grupos procuraron establecer vínculos con la clase obrera y adoptaron posiciones ante las problemáticas o conflictos que atravesaban a los principales gremios en estos años. Si bien no alcanzaron peso de importancia en ningún sector, sí lograron conquistar tanto referentes como experiencias de militancia que actuaron como puntos de apoyo para el trabajo en el movimiento sindical para los sucesivos grupos trotskistas.
Por otro lado, profundizamos en un aspecto que consideramos central: las elaboraciones y los debates que se dieron en torno a la llamada cuestión nacional en los países semicoloniales, es decir, el papel que cumple en la revolución el enfrentamiento contra la dominación imperialista; esta problemática abrió toda una serie de controversias en torno a cuestiones como: ¿Cuál era el carácter del país y de la burguesía argentina? ¿Qué tipo de revolución debía hacerse? ¿Cuáles eran las tareas de la revolución? ¿Había resabios feudales que destruir? ¿Cuáles eran las relaciones con el imperialismo? ¿Podían surgir sectores burgueses que lo enfrentaran?
En el transcurso de estas polémicas se produjeron importantes análisis sobre la naturaleza del país y de sus clases dominantes que serán retomados más adelante, incluso serán la base de notables estudios como los de Milcíades Peña. Además nos parece relevante vincular las dificultades para alcanzar una síntesis superadora del debate en torno a la cuestión nacional con las dificultades para afrontar un fenómeno de tipo nacionalista como fue el peronismo.
¿Cómo fueron los primeros pasos de los trotskistas argentinos?
Hay que partir de las primeras expresiones de la Oposición de Izquierda Internacional en la Argentina en 1929, que inicia una etapa en la que incluimos la formación de los grupos dirigidos por Pedro Milesi y Antonio Gallo hacia 1933 hasta su unificación en un nuevo agrupamiento en 1935. Presentamos un primer panorama en el Boletín del CEIP hace varios años; hemos avanzado en el estudio de las elaboraciones y las políticas de aquellos primeros grupos.
Identificamos en esta etapa un primer momento inicial de ruptura y delimitación con las políticas de las organizaciones de izquierda dominantes en un contexto político represivo, enfrentando las posiciones del Partido Comunista en diversos terrenos. Distinguimos un segundo momento con la formación de la Liga Comunista Internacionalista bajo el liderazgo del joven militante Antonio Gallo y su publicación Nueva Etapa, y la aparición de Tribuna Leninista bajo la dirección de Pedro Milesi, un trabajador municipal de tradición ya en el movimiento sindical. Analizamos en nuestra investigación especialmente las elaboraciones de Gallo entre 1933 y 1935 debido a la influencia que estas ideas ejercen sobre los agrupamientos venideros.
Los grupos dirigidos por Gallo y Milesi se unifican a principios de 1935 y forman la Liga Comunista que publica IV Internacional, adhiriendo cada vez más abiertamente a los principios del trotskismo ya desde su propia denominación. De conjunto esta etapa es evaluada por la historiografía como el momento en que toman forma las concepciones sobre la cuestión nacional que marcarán el desarrollo posterior; los planteos acerca de esta problemática aparecen efectivamente desde las primeras publicaciones sobre todo en discusión con la visión etapista de planteada por el Partido Comunista, remarcando el carácter socialista y permanente de la revolución.
Aquí también nos interesa recorrer la presencia de los trotskistas en gremios como el de la madera, la construcción y ferroviarios; desde allí se instaló un debate fundamentalmente con el PC, pero también con las dirigencias sindicalistas, con propuestas de organización e intervención. La política general de los trotskistas continúa girando en torno a la unidad de las organizaciones obreras y el impulso de la democracia sindical, junto la propuesta de tácticas de organización en los lugares de trabajo.
En la segunda mitad de la década del ‘30 cobra importancia la puesta en práctica de una táctica de construcción activa de los trotskistas argentinos, siguiendo una propuesta del propio Trotsky para el grupo francés y que también se había llevado adelante en Estados Unidos, conocida como “entrismo” [2]. El grupo argentino la implementó entrando en un ala izquierda del Partido Socialista, el llamado Partido Socialista Obrero, el PSO, en 1937 y 1938 como un intento de influir sobre sus militantes y por esa vía proponer una línea de intervención en el movimiento obrero; esta, que continúa la establecida en IV Internacional, tiene ahora evidente relación con el acercamiento y la consolidación del vínculo con el dirigente obrero Mateo Fossa.
Estamos ya a fines de la década del ‘30 y se acerca la Segunda Guerra Mundial.
En esta etapa cobra mayor importancia lo que se conoció como el debate sobre la liberación nacional…
Sí, los grupos que se conformaron en 1939 avanzan y profundizan en este debate. Aquí se da el ingreso de Liborio Justo, Quebracho, hijo del presidente Justo, militante del PC que rompe con el estalinismo, adhiere al trotskismo y forma el Grupo Obrero Revolucionario (GOR); la mayoría del resto de los militantes funda a principios de 1940 la Liga Obrera Socialista (LOS) bajo la dirección, en un primer momento, de Antonio Gallo.
La polémica que se establece entre ambos grupos reconoce antecedentes en las elaboraciones previas, pero en este momento el debate irá definiendo sus contornos y su contenido. Aquí nos interesa demostrar que la polémica-y, en particular las posiciones de Gallo y la LOS por haber sido mucho menos estudiadas- tuvo un carácter más complejo del que se ha considerado y que es importante analizarla en su evolución sobre todo porque en el camino estalla la guerra mundial, que pone a prueba las posiciones. La controversia va a ir girando cada vez más en torno a la perspectiva del surgimiento de sectores burgueses antimperialistas y la posibilidad de la emergencia de fenómenos nacionalistas.
Simultáneamente, sigue siendo en esta etapa un interés central en los grupos la elaboración de una política hacia el movimiento obrero y la intervención en algunos de los gremios más importantes. Hemos escrito sobre el tema.
A comienzos de los ‘40, se formará el Partido Obrero de la Revolución Socialista, el PORS, una experiencia que ha sido muy poco investigada, de la que participan la mayor parte de los núcleos trotskistas existentes con la excepción del liderado por Quebracho. Estudiamos en profundidad las posiciones expresadas en su publicación Frente Obrero, que sintetizaron en buena medida las elaboraciones previas pero con nuevas respuestas a diversas coyunturas, en particular el impacto del peso de Estados Unidos en América Latina y la ubicación de Argentina frente a la Guerra Mundial. Aquí se tensa el debate con Quebracho y su grupo [3] y se rompe el propio PORS, dando lugar a un proceso prácticamente inexplorado que fue el surgimiento de una fracción en Frente Obrero, sector en el que militarán figuras como Jorge Abelardo Ramos que, en el mediano plazo, dará lugar a una vertiente de tinte nacionalista que romperá con el trotskismo y terminará subordinándose al peronismo.
Aquí comienzan a avizorarse nuevos fenómenos políticos. Resultan especialmente interesante los posicionamientos de los grupos trotskistas frente al surgimiento del peronismo, escribiste ya sobre esto, ¿qué conclusiones podés agregar?
Hicimos un primer análisis de los debates en torno a la caracterización del peronismo. Nos interesó establecer más profundamente las relaciones entre los planteos en torno a la cuestión nacional, los límites de esos debates y la falta de síntesis -que se expresó en la dispersión que sufrió el trotskismo tras el golpe de Estado de 1943- con las dificultades para afrontar un fenómeno político de la magnitud del que estaba emergiendo, e incluir al conjunto de los agrupamientos.
No podemos profundizar mucho aquí pero digamos que entre el golpe militar y el ascenso del peronismo se consolidan cinco agrupamientos. Los herederos directos del PORS formaron la Unión Obrera Revolucionaria (UOR) que analizó al peronismo como un intento bonapartista que dio lugar a un gobierno de tipo fascista. El sector que había roto con el PORS, conservando el nombre Frente Obrero, definió al nuevo gobierno como expresión de un “sector nacionalista proteccionista” representante de la burguesía industrial. También proveniente de la fracción del PORS, Jorge A. Ramos evolucionará hacia una visión similar a Frente Obrero con su publicación Octubre. Estos grupos expresaban en cierta forma los extremos del debate que recorrió los años previos.
Por otra parte, Homero Cristalli, Posadas, fundará el Grupo Cuarta Internacional (GCI); también provenía de la ruptura del PORS y recogió en buena medida las concepciones más críticas a las posturas oficiales del partido y analizó al peronismo como expresión de una burguesía industrial que resistía al imperialismo y a la oligarquía agropecuaria. Nahuel Moreno (quien había formado parte por breve lapso de las dos formaciones previas, el PORS y el grupo de Quebracho), fundó el Grupo Obrero Marxista (GOM) que caracterizaba el peronismo como un tipo de gobierno bonapartista alineado con los intereses del imperialismo inglés; mientras, avanzaba en el aprovechamiento de las elaboraciones previas para ahondar en el proceso de industrialización y el carácter de la burguesía industrial emergente así como en la consideración del nuevo escenario que las pujas interimperialistas implicaban para el país. Estos últimos dos grupos avanzarán constituyéndose en corrientes de peso en el trotskismo argentino, conocidas como posadismo y morenismo.
Nos interesó profundizar en los posicionamientos y debates entre los grupos frente a un fenómeno político que va tomando densidad y cuya consolidación no habían terminado de prever; se puso en juego aquí el bagaje teórico-político previo, que se expresó de forma diversa en los posicionamientos de cada grupo.
También aquí estudiamos el trabajo de los trotskistas en el movimiento obrero; resulta claro que el afianzamiento del peronismo en el poder multiplicó para los trotskistas las dificultades para el trabajo sindical; su inserción, en estas condiciones, fue débil. Sin embargo, las características que asumía la militancia de izquierda en la época permitían a los activistas insertos en una estructura obrera ejercer una influencia que superaba frecuentemente la cantidad de militantes efectivos a la vez que se ponían las bases de la construcción de pequeños grupos de revolucionarios al interior de la clase y sus organizaciones.
Enfocamos aquí en los grupos dirigidos por Posadas y Moreno, que se plantearon el trabajo en los sindicatos, la lucha por la independencia política del movimiento obrero y por la democracia sindical; analizamos aspectos de este proceso y diferenciamos las tácticas diseñadas en relación con los diferentes análisis que los grupos realizaron sobre el peronismo. El análisis de los documentos que abordamos demuestra una intervención destacada en los gremios textil y metalúrgico y en el caso del GOM también en el de la carne. Remarcamos aquí nuevamente la existencia de elementos de continuidad en el terreno de la intervención sindical, a través de los contactos y referentes obreros conquistados en los años precedentes, así como en los análisis en torno a los fenómenos de burocratización y las políticas tendientes al desarrollo de las formas de organización de la base obrera y de impulso de la democracia sindical.
Por último, nos propusimos indagar en las elaboraciones que se produjeron en los últimos años de la década del ‘40 en torno a la estructura social y económica del país, que supusieron notables aportes a la comprensión del proceso de formación de las clases dominantes y la relación del país con el imperialismo. Estos aportes mayoritariamente corrieron por cuenta de la corriente morenista, como hemos escrito Demostramos además que estos análisis se sustentan en buena medida en aspectos de las elaboraciones previas, que constituían ya el bagaje de la corriente permitiendo reforzar el punto de vista de la existencia de lazos de continuidad entre los aportes realizados por los grupos que recorrieron los años ‘30 y los primeros años ‘40 y que serán después retomadas y revitalizadas.
Creo que la investigación que estamos culminando nos acerca a unos años relevantes para la historia del trotskismo en Argentina, en los que se construyen, como mencionamos, puntos de apoyo tanto en el terreno de las elaboraciones teórico-políticas como de intervención en el movimiento obrero sobre los que se edifican los grupos en la etapa siguiente, cuando la ya clara consolidación del peronismo impuso nuevos desafíos; nos parece importante el rescate de estos hilos de continuidad que constituyen tradiciones de gran valor que la investigación y el conocimiento de la historia nos permiten recuperar.
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