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Decolonialismo. Edgardo Lander y la crítica decolonial a una caricatura del marxismo

Continuando con el diálogo crítico hacia el decolonialismo que venimos realizando en Ideas desde la Universidad, en este artículo discutimos la tesis de Edgardo Lander según la cual el marxismo es una teoría eurocentrista y colonialista. Abordamos críticamente la lectura que realiza Lander para problematizar las ideas que reproduce sobre Marx y el marxismo. Así como también para mostrar la vigencia de este pensamiento en el desarrollo de una política revolucionaria y emancipadora en los países latinoamericanos.

Viernes 16 de abril de 2021 00:26

Ilustración: Coke

Ilustración: Coke

Desde los años ´90 hasta la actualidad, los estudios decoloniales han ganado cada vez más peso en las universidades del país y en especial en los departamentos de Ciencias Sociales. La crítica decolonialista abunda en las publicaciones de CLACSO, comienza a presentarse en los programas de estudio de diferentes carreras universitarias, y parece perfilarse como una de las teorías sociales en ascenso. Si bien como toda corriente intelectual es heterogénea en su interior, el decolonialismo tiene como elementos comunes la crítica hacia un eurocentrismo en el conjunto de las Ciencias Sociales y la propuesta del desarrollo de un pensamiento latinoamericano, una epistemología otra o del sur.

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Es en este mismo sentido que Edgardo Lander, uno de los principales referentes de la teoría decolonial, sostiene en Marxismo, eurocentrismo y colonialismo la tesis de que: “el marxismo, la crítica más radical a la sociedad capitalista, no escapa del eurocentrismo y colonialismo característicos de los saberes modernos hegemónicos” [1]. Nos interesa en este artículo revisar y realizar una reflexión crítica alrededor de esta lectura del marxismo que aquí se nos presenta.

El autor se propone explorar un conjunto de problemas o nudos presentes en el pensamiento marxista, desde un punto de vista decolonial. Pero para ello aborda una serie de puntos que, explicita, no dan cuenta del conjunto de las vertientes marxistas. En sus palabras: “Las caracterizaciones que se realizan a continuación se refieren a las formas hegemónicas, intelectual y políticamente, de lo que ha sido el marxismo realmente existente” [2].

Analizar la lectura de Lander nos servirá, en primer lugar, para observar que su particular visión de Marx y del marxismo no puede sino caracterizarse como parcial y basada en las viejas críticas que en la época neoliberal se volvieron un lugar común en las grandes universidades a nivel global. Una visión a trazo grueso que tiende a caracterizar al marxismo identificandolo con el stalinismo. En segundo lugar, nos servirá para poner en discusión lo que entendemos como la vigencia del marxismo revolucionario no sólo como teoría para interpretar y comprender la realidad actual de Latinoamérica y el mundo, sino también como una guía práctica para resolver políticamente las grandes contradicciones y problemas estructurales que este sistema ofrece a las y los oprimidos del mundo.

El marxismo de Lander

Lander afirma el valor del marxismo para comprender la dinámica expansiva del Capitalismo mundial y con ello el proceso de globalización neoliberal, reconociendo también la compleja diversidad de la tradición marxista. Por ello apuntará su crítica a determinadas tensiones que encuentra en la obra de Marx y al ulterior desarrollo del "marxismo realmente existente" [2].

El origen de dichas tensiones lo encontrará Lander en la síntesis que hace Marx de lo que Lenin llamó las 3 fuentes fundamentales del materialismo histórico: la filosofía hegeliana, la economía política inglesa y el socialismo utópico, entendidas por el autor como diferentes modalidades europeas de aproximación al conocimiento. El problema para Lander radica en que estas corrientes coexisten (incómodamente) en la obra de Marx, parándose más o menos en cada una durante diferentes momentos, sin problematizar auto conscientemente las implicaciones teóricas de su coexistencia.

Aquí nos encontramos con un primer problema de la lectura de Lander: comprende como una síntesis conciliadora de diferentes corrientes teóricas en Marx lo que es en realidad una incorporación en profunda ruptura con cada una de ellas en sus aspectos más idealistas y en sus límites de clase para pensar la transformación social. Marx buscaba comprender el funcionamiento del capitalismo para superar las trabas que significa para la liberación de la humanidad y con ello aborda las categorías de la economía política en para superarlas; utiliza elementos de la dialéctica hegeliana superando idealismo que obstaculiza el análisis de la realidad material; y rompe con el socialismo utópico y sus normativas meramente morales y ahistóricas, mostrando una justificación material de la posibilidad del cambio histórico. Sin tener esto en cuenta Lander dirá:

La multiplicidad de interpretaciones y desarrollos históricos, la variedad de “marxismos”, tiene su raíz no sólo en esta diversidad de fundamentaciones epistemológicas, en esta particular síntesis de teorías y tradiciones culturales, sino también en la forma en que esta diversidad epistemológica se expresa en las tensiones existentes en las formulaciones teóricas de Marx en relación con problemas teóricos y políticos centrales planteados en su obra. Es tal la complejidad presente en la obra de Marx, que ha sido posible construir interpretaciones diferentes (y a veces radicalmente opuestas) de sus principales proposiciones teóricas, apelando en cada caso a la selección de determinados textos (y suprimiendo otros) [3]

El autor señala cuatro tensiones (voluntarismo/determinismo; crítica/reivindicación de la fuerzas productivas capitalistas; praxis como fundamento del conocimiento/teoría del reflejo; crítica al idealismo por unilateral/afirmación unilateral del materialismo). Según Lander, las tensiones que observa en la obra de Marx y Engels tienden a resolverse en favor de las segundas opciones, conformando con ello lo que serán los puntos principales que caracterizan al marxismo como eurocéntrico y colonialista: cientificismo, privilegio epistemológico del proletariado, productivismo que anula el análisis de la naturaleza, concepción lineal de la historia y determinismo economicista). A continuación abordaremos cada punto para analizar la caracterización de Lander.

Lander señala que, si bien Marx se propone una crítica a la economía política, en la medida en que lo realiza a través del desarrollo de una ciencia positiva, no logra superar los moldes epistemológicos de la sociedad burguesa. Los criterios científicos que asume Marx para validar su crítica al Capitalismo aparecen como un límite para la crítica misma en tanto no cuestiona las formas en la cual se construye conocimiento en la sociedad capitalista. Derivándose en un cientificismo presente en Marx y luego en el marxismo, cuyo carácter eurocéntrico radica en la dualidad sujeto/objeto, privilegio epistemológico de un sujeto histórico particular y la invalidación de formas alternativas de producir conocimiento.

Entonces, el Marx de Lander habría sintetizado, por ejemplo,. en su pensamiento la economía inglesa y la filosofía hegeliana sin hacer ningún cambio en su modo de concebir la ciencia. Sin embargo, es un grave error considerar que Marx realiza “ciencia positiva” y ya, sin observar la influencia en clave de ruptura materialista con Hegel en el desarrollo de su método [4]. En este sentido, Marx realiza una profunda crítica a la economía clásica inglesa partiendo de cuestionar el carácter transhistórico de sus categorías, que implican una naturalización de las relaciones sociales capitalistas como si fueran eternas y siempre dadas, en lugar de históricas y por lo tanto transitorias. De allí también demostrará como ocultan la explotación que está detrás de las relaciones aparentemente libres entre trabajadores y burgueses con el concepto de plusvalía.

Ahora bien, en Lander no sólo desaparecen esas “minucias” sino que se cuestiona la presencia misma de los elementos de ciencia normal dentro de la elaboración de Marx, tachandolo de cientificista y eurocéntrico por ello. Ahora bien, ¿el conocimiento científico, en sí y por sí, es eurocéntrico? Creemos que no. Los usos político-ideológicos que le dio la burguesía europea a partir de la modernidad y la colonización de pueblos no-europeos, invalidando el conocimiento de otras culturas y perfeccionando los mecanismos de dominación material y espiritual, no están inscriptos en la ciencia misma. La ciencia es básicamente un conocimiento elaborado con un método explícito, y por ello con pretensión de universalidad -en la medida en que es “reproducible” o “traducible” por otros-, y sobre todo que busca correspondencia con la realidad empírica. La fundamentación científica que hace Marx de su elaboración teórica es en función de obtener un conocimiento que se corresponda con aquella realidad a la que se propone transformar. Pues ese es el sentido que da Marx a su elaboración teórica basada en evidencias científicas: ser una herramienta política al servicio de la clase trabajadora y de la transformación radical del Capitalismo. Al calor de la Comuna de París en 1871 en donde por primera vez el proletariado le arranca el poder a la burguesía, dirá sobre la ciencia que: ”[..] la propia ciencia se redimía de las trabas a que la tenían sujeta los prejuicios de clase y el poder del gobierno.” [5]

Por otro lado Lander criticará la “base epistemológica” del materialismo histórico, la cual encuentra en Materialismo y empiriocriticismo de Lenin. Allí el revolucionario ruso expone lo que para nuestro intelectual decolonial se trata de la teoría leninista de la verdad, quel supone la existencia de la realidad objetiva, externa al sujeto que conoce, y sostendría la idea de que es posible acceder a la verdad absoluta mediante el análisis científico -propio del marxismo- en un “proceso de naturaleza evolutivo-acumulativa” [6]. Al mismo tiempo, para Lander, en Lenin aquella posibilidad de desentrañar la verdad absoluta sería sólo afirmada para el proletariado y su vanguardia, otorgándole un privilegio epistemológico:

Estas proposiciones leninistas reproducen (en forma radicalizada) las posturas coloniales eurocéntricas del conocimiento moderno hegemónico en su construcción de una escisión entre objeto y sujeto, y en la creación de la razón como sujeto abstracto del conocimiento objetivo y universal. Hay, sin embargo, una importante diferencia. La ciencia positiva postula la existencia de un sujeto abstracto (la razón), capaz de un conocimiento objetivo y universal. Se trata en realidad de un dispositivo epistemológico mediante el cual se oculta al sujeto del conocimiento dominante del mundo colonial-moderno; un sujeto europeo, blanco, masculino, de clase alta [...] En la radicalización que hace Lenin de esta postura colonial eurocéntrica de negación de todo Otro sujeto capaz de conocer, no aparece este dispositivo de ocultamiento. El sujeto privilegiado del conocimiento objetivo y universal es postulado abiertamente: la vanguardia del proletariado [7].

Resulta mínimamente paradójico plantear un Lenin eurocentrista ya que lejos de presuponer que Rusia seguía o debía seguir los mismos caminos que Europa, estudió largamente las especificidades socio-económicas del país y por ello luchó por la construcción de una alianza entre el proletariado naciente y el inmenso campesinado (la mayoría de la población) como una tarea principal para la revolución en Rusia y los países dependientes del Imperialismo. Pero volvamos a la crítica específica del autor. Aquí Lander realiza una descontextualización de los escritos filosóficos de Lenin. En Materialismo y empiriocriticismo Lenin utiliza un tono polémico en tanto discute contra la tendencia neo-kantiana hacia adentro del partido que representa Bogdanov en 1908, y se centra en la afirmación de la existencia de la realidad objetiva más allá del sujeto cognoscente y la posibilidad de conocer dicha realidad. Y si bien allí Lenin elabora lo que será luego formalizado por el stalinismo como la “teoría del reflejo”, durante 1914 en sus Cuadernos filosóficos -a partir del estudio de la Lógica de Hegel- realiza una serie de rupturas y continuidades con esta concepción: entendiendo el carácter dialéctico (contradictorio y no lineal) del reflejo de la materia en el conocimiento a través de la experiencia y manteniendo la afirmación de la realidad externa al sujeto [8]. Aun así no es posible observar en Materialismo y empiriocriticismo la afirmación de un privilegio epistemológico para el proletariado. Ni siquiera siguiendo las citas que Lander señala.

La teoría del privilegio epistemológico del proletariado fue desarrollada en Rusia y presentada bajo el mote de “ciencia proletaria” por autores como el biólogo Trofim Lysenko e impulsada por el régimen stalinista, con Lenin ya muerto. Pero el autor de esta crítica insiste en adjudicársela a este, a tal punto que hasta hace una comparación entre la Revolución Rusa y la conquista de América, el mayor genocidio en la historia de la humanidad hecha por los imperios europeos. Desde el punto de vista de que se habrían utilizado los mismos mecanismos de justificación de tales procesos históricos (posesión de una verdad absoluta que guía la dirección de la historia y se impone como política al conjunto). Una comparación que sólo se podría hacer al ignorar que la Revolución Rusa se trató del mayor proceso en donde las masas de explotados y oprimidos triunfaron sobre la clase dominante.

También Lander plantea una crítica alrededor de la tecnología y la visión del marxismo hacia la naturaleza. Sostiene que en la obra de Marx hay dos visiones contradictorias de las fuerzas productivas: una crítica y otra casi apologética. Esta última habría primado tanto en Marx como en el marxismo, dándole un carácter productivista. De manera que plantea:

El marxismo científico comparte los valores del progreso y la confianza infinita en las potencialidades beneficiosas del desarrollo de las fuerzas productivas, característicos del ambiente intelectual europeo del siglo XIX. Ve la tecnología como políticamente neutra, y considera que la base tecnológica del capitalismo avanzado y del socialismo es similar. Compartiendo el imaginario liberal de la posibilidad del crecimiento sin límite y de la felicidad y libertad humana sobre la base de una abundancia material siempre ascendente, el marxismo científico asume esta perspectiva de la dualidad radical entre cultura y naturaleza propia del pensamiento eurocéntrico, y construye a la naturaleza en un objeto externo a ser controlado y manipulado sin limitación alguna. [9]

La contradicción que observa Lander en la visión de Marx sobre las fuerzas productivas parte de no comprender la relación que éste estableció entre el desarrollo tecnológico y las formas de propiedad. El avance tecnológico de la sociedad capitalista va a ser comprendido como un problema siempre y cuando esté en manos de los capitalistas ya que se organiza en función de la explotación del proletariado y la expoliación de la naturaleza. Pero también Marx piensa desde esta base cómo superar esos límites que le impone la propiedad privada a las fuerzas productivas, ya que si la propiedad de la producción se socializa, no se organizaría en función de la ganancia del capital sino que se basaría en producir a partir las necesidades del conjunto de la población y la planificación de la relación entre la humanidad y la naturaleza.

Ciertamente la burocracia stalinista en la URSS promovió tanto en la teoría como en la práctica un productivismo sin límites que decantó en desastres como la reducción del Mar de Aral o el desastre de Chernobyl. Pero nada se opone más que ello a la concepción de Marx del comunismo como reconciliación de la humanidad no sólo consigo misma sino con la naturaleza [10]. Como también señala J. B. Foster, autor de La ecología de Marx, la perspectiva histórica del revolucionario alemán consistía en que:

[...] el hombre socializado, los productores asociados, gobiernen el metabolismo humano con la naturaleza de una manera racional […] llevando esta tarea a cabo con el menor gasto de energía y en las condiciones más dignas y adecuadas para su naturaleza humana [11].

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Otro aspecto que Lander problematiza es lo que entiende como una concepción lineal de la historia en el marxismo arrastrada por su herencia Hegeliana, desde la cual se plantearía como necesario el pasaje de todas las sociedades por una misma serie de etapas progresivas e inexorables, basadas en la historia europea. Esto suprime las particularidades histórico-culturales de las sociedades no-europeas.

El marxismo, en la medida en que asume una filosofía de la historia, construye un metarrelato de Historia Universal nítidamente eurocéntrico. La sucesión histórica de modos de producción (sociedad sin clases, sociedad esclavista, sociedad feudal, sociedad capitalista, sociedad socialista) postula una plantilla de Historia Universal, a partir de su interpretación de la historia parroquial europea [12].

El autor comete una parcialización del pensamiento de Marx. Es innegable que este fue en un principio deudor de una concepción progresiva de la historia posible de encontrar en la filosofía de la historia de Hegel. Cosa que lo llevó efectivamente a considerar progresivo algunos elementos del proceso de colonización de la India por parte de Inglaterra en 1853. Atribuyendo ese carácter progresivo al desarrollo de las fuerzas productivas y el lugar al surgimiento del proletariado en una sociedad dominada por el despotismo asiático, sin dejar de denunciar el carácter expoliador de la penetración británica ni de defender el derecho del pueblo indio a expulsar a los británicos.

Sin embargo esta concepción fue modificada en el ulterior desarrollo del pensamiento de Marx. Por un lado, en 1867-69 Marx retoma el problema colonial analizando la cuestión irlandesa y propone a la I Internacional, especialmente a su sección inglesa, la adopción de un programa anti-colonial. Comprendiendo que la colonización de Irlanda fortalecía económica y moralmente la dominación burguesa en Inglaterra y que la autonomía nacional de Irlanda era una condición de la emancipación del proletariado Inglés [13]. Por otro lado, hacia finales de la década de 1870 Marx aborda el problema de la comuna rural rusa (obshchina) donde queda más patente marcada la ruptura con cualquier concepción lineal de la historia. Podríamos citar la correspondencia con Vera Zasulich en 1881, donde Marx niega justamente la idea que le atribuían los supuestos marxistas rusos de que todos los países deben pasar necesariamente por las mismas fases que Europa y con ello que la obshchina estaría inevitablemente condenada a desaparecer [14]. Pero nos interesa citar otra carta de Marx fechada en 1877 y dirigida hacia la redacción de Anales de la Patria, revista rusa que había publicado una crítica de N. K. Mijailovski a Marx con una lectura similar a la de Lander. Allí Marx plantea:

A todo trance [Mijailovski] quiere convertir mi esbozo histórico sobre los orígenes del capitalismo en la Europa occidental en una teoría filosófico-histórica sobre la trayectoria general a que se hallan sometidos fatalmente todos los pueblos, cualesquiera que sean las circunstancias históricas que en ellos concurran[...] (Esto es hacerme demasiado honor y, al mismo tiempo, demasiado escarnio) [15].

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Aquí bien podría plantearse que dichos textos de Marx no fueron distribuidos ni leídos por los autores como Lenin y otros revolucionarios que posteriormente continuaron desarrollando la teoría marxista. Lo cual es en gran parte cierto. Sin embargo, estos autores llegaron a la misma ruptura con la concepción lineal y evolutiva de la historia. Lenin en su esbozo biográfico de Marx caracteriza la concepción de la historia del marxismo no como una línea recta sino como un espiral que opera mediante saltos e interrupciones [16] Trotsky elaboró a partir de la experiencia rusa la teoría desarrollo desigual y combinado, en discusión con el “etapismo” reformista de los mencheviques y luego contra las revisiones stalinistas [17]. Otro ejemplo son las Tesis sobre el concepto de la historia de Walter Benjamin, donde polemiza con la socialdemocracia alemana y su concepción del tiempo lineal, vacío y homogéneo [18]. Ni hablar de Mariátegui. Pero todas estas elaboraciones quedan opacadas frente al “marxismo realmente existente” con el cual discute Lander.

Por último el autor encuentra otro de los caracteres eurocentristas del marxismo en su determinismo economicista:

Esto está estrechamente asociado a los usos de la categoría de totalidad en la tradición marxista. Un concepto de totalidad con frecuencia extraordinariamente estructurado, homogeneizante y sintético [...] llevó en muchas posturas marxistas a un esencialismo dogmatizante que otorgó un privilegio a priori a determinados asuntos (la producción) y determinados sujetos sociales (burguesía y proletariado) sobre otros temas, otras preocupaciones, otros sujetos sociales. Esto contribuye tanto a la invisibilización de sujetos y experiencias de vida (por ejemplo, las poblaciones indias de América Latina), como a la invisibilización de temas y problemas tales como los asuntos de género, sexualidad, ambiente, lengua, imaginario, cultura, considerados, de alguna manera, como derivados de los temas y asuntos centrales, lo que en algunas vertientes marxistas, como los análisis de orientación maoísta, fue caracterizado como la contradicción principal. [19]

Podemos ver que Lander ignora completamente al materialismo histórico como concepción para pensar la realidad en base a las condiciones materiales y sociales de cada sujeto, para Marx esa relación es la manera de poder entender los problemas de los sujetos sociales ya que marx estudia las principales tendencias a partir de los principales procesos de la lucha de clases como la revolución y contrarrevolución alemana del ‘48 o la Comuna de París en 1871 y como se ven las condiciones materiales de los distintos sectores oprimidos como un factor importante para hacer lectura de los distintos fenómenos y que pueden ser determinante para el triunfo de la clase trabajadora. Tampoco es sólo Marx quien piensa estos problemas sino que dentro de la tradición marxista distintos autores lo han profundizan aún más, como Lenin, Trotsky, Rosa de Luxemburgo, Zentkin, Kollontai, entre otros, que Lander desconoce completamente. Negar este aspecto es un grave error ya que es una de las rupturas en el pensamiento crítico más importantes en el marxismo

Lo que oculta la caricatura y la necesidad del marxismo en la actual Latinoamérica

En la lectura de Lander sobre el Marx y el marxismo observamos dos operaciones teóricas diferentes y complementarias. La primera operación consiste en identificar marxismo con stalinismo. Como tratamos de mostrar en el punto anterior, Lander nos presenta una lectura parcial de Marx y de un “marxismo realmente existente”, acorde a su caracterización de ambos como eurocéntricos y colonialistas. Esto tiene su base real, pero un análisis más detallado del desarrollo y la evolución de la obra de Marx expresan lo contrario. Así como también, un análisis más detallado de los autores marxistas que discutieron contemporáneamente con la socialdemocracia y el stalinismo, no sólo relativizan la idea de un “marxismo realmente existente” sino que muestran las rupturas que hicieron los marxistas revolucionarios con las ideas que justamente Lander crítica por eurocéntricas.

Tal es la identificación del marxismo con el stalinismo que incluso Lander se preguntará en su texto lo siguiente:

¿Por qué la insistencia del marxismo latinoamericano –particularmente de los partidos comunistas de todo el continente– en la búsqueda de la burguesía nacional como aliada en la lucha antiimperialista? [20].

Es decir, ¿por qué el marxismo llevó adelante una estrategia frentepopulista (característica del stalinismo) en Latinoamérica?. De aquí la segunda operación: al presentarnos un marxismo eurocéntrico y colonialista, Lander ofrece un marxismo solamente útil para comprender y criticar los problemas generales del Capitalismo a nivel global pero incapaz de pensar una política emancipatoria para Latinoamérica y los países dependendientes

Marx, que fue contemporáneo a una época donde la clase burguesa ya había perdido todo tipo de posibilidad de cumplir un rol revolucionario y el proletariado había empezado a hacer sus primeras experiencias de pelear por la toma del poder como en la Comuna de París, ya tenía elementos para pensar no sólo el carácter contrarrevolucionario de las burguesías nacionales y la relación entre los países centrales y los dependientes. Llevando esta idea a la actualidad, frente a la política de injerencia de los países capitalistas, la relación con las burguesías nacionales y sus intereses de clase no son muy diferentes a los que Marx pensaba y discutía en ese momento. Estás reflexiones fueron ampliamente desarrolladas luego con la teoría del imperialismo en Lenin y las consecuencias de este cambio histórico para la estrategia revolucionaria en la teoría de la revolución permanente de Trotsky, que dedicó gran parte de su trabajo a analizar desde el marxismo la realidad de Latinoamérica, los regímenes populistas de su época, el proceso de estatización de los sindicatos, entre otros, y a construir un corriente política revolucionaria. [21]

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Por otro lado, el marxismo revolucionario mantiene un espíritu de internacionalismo y de unión de la clase obrera internacional que el autor anula por completo como una de las cuestiones estratégicas más importantes, una cuestión que los Partidos Comunistas stalinizados también han dejado de lado.

La lectura de Lander no es nada original. Repite, con nuevos elementos, como la crítica al eurocentrismo, los mismos lugares comunes con los que criticaron al marxismo las corrientes postmodernas, postestructuralistas o posmarxistas en Europa, a partir de la caída del Muro de Berlín y durante toda la época neoliberal. Luego de la decepción de lo que fue la experiencia de la URSS burocratizada, miles de intelectuales en el mundo dejaron de ver en la clase trabajadora una fuerza revolucionaria capaz de un cambio estructural del sistema. Buscaron entonces nuevos sujetos políticos con los que realizar transformaciones sociales.

Pero sin unir la potencialidad política de estos nuevos sujetos con la ubicación estratégica del proletariado respecto a los medios de producción, ni la comprensión de los fenómenos sociales y políticos dentro de la dinámica general de la lucha de clases, las perspectivas derivaron en críticas al Capitalismo y a grandes problemas sociales, pero sin plantear una estrategia capaz de disputar el poder al Estado y los capitalistas, naufragando en los límites que impone la democracia burguesa.

Hoy frente a la crisis capitalista producto de la recesión mundial arrastrada desde el 2008 y la actual pandemia global, que cada vez agudiza aún más el abismo social entre los capitalistas y el conjunto de la clase trabajadora y los sectores oprimidos, y la vuelta de la lucha de clases en diferentes países del mundo, es de una necesidad estratégica retomar toda la potencialidad política de la teoría marxista y despojarla de las tergiversaciones stalinistas o las caricaturizaciones en la que la academia busca reducirla.


[1Lander, Edgardo (2006). Marxismo, eurocentrismo y colonialismo. En: Borón, Atilio; Amadeo, Javier; Gonzáles, Sabrina (Comp.) La teoría marxista hoy. Problemas y perspectivas. Buenos Aires: CLACSO. (p, 216).

[2Op. cit., p. 210.

[3Op. cit., p. 220.

[4La más famosa es la de la “inversión” del método de Hegel que plantea en el Epílogo a la segunda edición de El Capital. Aunque también podemos enumerar el capítulo sobre el método en los Grundrisse.

[5Marx, Karl (2003). La guerra civil en Francia. Madrid: Fundación Federico Engels.

[6Lander, Edgardo (2006). Marxismo, eurocentrismo y colonialismo. En: Borón, Atilio; Amadeo, Javier; Gonzáles, Sabrina (Comp.) La teoría marxista hoy. Problemas y perspectivas. Buenos Aires: CLACSO (p. 224).

[7Op. cit, p. 226.

[8Díaz, Ariane (2014). Un amigo de la dialéctica en tiempos de guerra. Ideas de Izquierda n° 14. Disponible en: http://www.laizquierdadiario.com/ideasdeizquierda/un-amigo-de-la-dialectica-en-medio-de-la-guerra/

[9Lander, Edgardo (2006). Marxismo, eurocentrismo y colonialismo. En: Borón, Atilio; Amadeo, Javier; Gonzáles, Sabrina (Comp.) La teoría marxista hoy. Problemas y perspectivas. Buenos Aires: CLACSO (pp. 227-228).

[10Marx, Karl (2010). Manuscritos económico-filosóficos de 1844. Buenos Aires: Ediciones Colihue S.R.L.

[11Foster, J.B. (2000) La ecología de Marx. Materialismo y naturaleza. Barcelona: Ediciones El Viejo Topo (p. 246).

[12Lander, Edgardo (2006). Marxismo, eurocentrismo y colonialismo. En: Borón, Atilio; Amadeo, Javier; Gonzáles, Sabrina (Comp.) La teoría marxista hoy. Problemas y perspectivas. Buenos Aires: CLACSO (p. 228).

[13Marx, Karl (1970). Nota confidencial. En: Marx, Karl y Engels, Friedrich. Acerca del colonialismo (artículos y cartas). Moscú: Editorial Progreso (pp. 128-130).

[14Marx, Karl y Engels, Friedrich (1980). Escritos sobre Rusia II. El porvenir de la comuna rural rusa. México D.F.: Ediciones Pasado y Presente.

[15Op. cit., pp. 64-65.

[16.Lenin, Vladimir Ilich (2000). Carlos Marx (breve esbozo biográfico, con una exposición del marxismo). Marxist Internet Archive. Disponible en: https://www.marxists.org/espanol/lenin/obras/1910s/carlos_marx/carlosmarx.htm

[17Trotsky, León (2012). Historia de la revolución Rusa. Buenos Aires: Ediciones Razón y Revolución.

[18Benjamin, Walter (2019) Iluminaciones. Buenos Aires, Taurus (pp. 281-292).

[19Lander, Edgardo (2006). Marxismo, eurocentrismo y colonialismo. En: Borón, Atilio; Amadeo, Javier; Gonzáles, Sabrina (Comp.) La teoría marxista hoy. Problemas y perspectivas. Buenos Aires: CLACSO (p. 231).

[20Op. cit., p. 230.

[21Ver: Leon Trotsky (2013). Escritos latinoamericanos. Buenos Aires.Ediciones IPS

Ulices Candia

Estudiante de Sociología - Consejero Superior de la UNCo

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