A cara de piedra: aún con los Pandora Papers la agenda sigue copada por las proclamas de los grandes empresarios de la fuga y la evasión. La carrera hacia noviembre, la unidad del oficialismo y las sombras del FMI. ¿Cómo terminar con el espiral de la decadencia y la pobreza?
Jesica Calcagno @Jesi_mc
Domingo 10 de octubre de 2021
Entre dos tiempos
El 14 de noviembre, día de las elecciones generales, y los vencimientos de la deuda millonaria con el FMI, siguen ordenando la agenda pública. La política tradicional juega un partido que se define entre los mandatos de los grandes dueños del país y su propia supervivencia y cuotas de poder en la administración de la escasez.
“Es el estrés de gobernar la Argentina del empate tenso en tiempos de vacas flacas” dice Diego Genoud en El DiarioAr. Un estrés que hoy le toca conducir al peronismo en la Casa Rosada, y que también vivió el macrismo en su turno previo a la llegada de Alberto Fernández. Un juego de alternancias entre dos coaliciones que vienen gobernando la decadencia y la dependencia, que nos trajo hasta las casi 19 millones de personas en la pobreza. Ni en los años de vacas gordas se bajó el umbral del 25% de pobreza. Como en el día de la marmota, atrapados en el tiempo, con los mismos problemas estructurales. Poniendo por delante los intereses de esa caja de pandora de empresarios fugadores que siguen hundiendo el país.
Genoud grafica esta desazón: “entre los movimientos sociales alineados con el gobierno creen que hay una mala noticia que la política prefiere no dar: el regreso al pleno empleo y el trabajo genuino para todos es una fantasía que la economía argentina desmiente a gritos desde hace muchos años”.
Randy Stagnaro muestra en Tiempo Argentino la diferencia entre dos extremos que ejemplifican los anuncios del gobierno que apuntan al bolsillo de la clase trabajadora, y aquellas medidas que benefician a los grandes dueños del país. “Existe una diferencia sustancial entre las medidas que están dirigidas hacia un sector y hacia el otro. Por caso, el proyecto de ley de fomento de la producción de hidrocarburos promete medidas tributarias que mantendrían su vigencia por 20 años. En tanto, el salario mínimo superará a la inflación solo si la carestía no se dispara en el próximo verano, antes del próximo aumento previsto para marzo de 2022”. El proyecto de Ley de Hidrocarburos, básicamente, otorga beneficios impositivos (desde la baja de retenciones por exportación, hasta devolución del IVA) a las grandes empresas contaminantes y promotoras del fracking y el modelo extractivista que saquea también los recursos naturales.
Un esquema que podría resumirse en cambios de más largo plazo y alcance para beneficiar a las grandes empresas; y parches y paliativos para el pueblo trabajador que nunca revierten la caída acumulada del poder de compra, ni la desocupación, la pobreza ni la precarización laboral. Al revés, crece la desigualdad: los sectores más ricos ganan 17 veces más que los más pobres, según el INDEC. Sin embargo, el gobierno mantiene un esquema que pone más “platita” allí donde hay concentración de riquezas.
Así las cosas, los grandes dueños del país (nacionales y extranjeros), a cara de piedra se siguen quejando de las “altas cargas impositivas”, y por eso escalan con sus pedidos de mayor flexibilización laboral: poder despedir cuando quieran, sin tener que poner un peso, y que les bajen más impuestos.
La obscenidad de una clase empresaria, que se enriquece apropiándose del trabajo ajeno, se hace notar en tres postales recientes. Una, lo que salió a la luz nuevamente con los “Pandora Papers”: son medalla de bronce en el deporte de la evasión fiscal y la fuga. La segunda, con las declaraciones de la referente de Juntos por el Cambio, Elisa Carrió que justificó sus pedidos de reforma laboral afirmando: "Tuve que pagarle una fortuna a una chica que trabajó conmigo como empleada doméstica un mes y diez días". La ex diputada cobra una jubilación de $100.000. La tercera tiene que ver con el nuevo Coloquio del Instituto para el Desarrollo Empresarial de la Argentina (IDEA), que va a realizarse el próximo miércoles y jueves y tendrá como eje de su agenda también los pedidos de reforma laboral. Mientras en la Argentina el 60% de los trabajadores gana menos de $48.000 por mes, los señores y las señoras del poder económico más concentrado pagarán como “entrada” del evento entre $80.000 y $130.000.
Stagnaro cuenta que “los analistas cercanos al establishment aseguran que no habrá inversiones hasta que el gobierno acuerde con el FMI, libere el mercado cambiario y modifique las regulaciones laborales y tributarias”. Que el gobierno de Alberto Fernández garantice que el acuerdo con el FMI es un hecho, es una de las claves que le da rienda suelta a ese establishment para desplegar su programa que es convergente con los ajustes que pide el organismo internacional.
“El acuerdo está cerrado, falta que se oficialice la baja de la tasa”, fueron las palabras exactas del presidente sobre las negociaciones con el FMI, en una entrevista radial con El Destape. Marcelo Colombres actualiza las novedades sobre la deuda con el organismo internacional en Tiempo Argentino. Este lunes, el ministro de Economía, Martín Guzmán, inicia una nueva gira por Washington. Participará de la reunión anual más importante entre el FMI y el Banco Mundial. Lo central para Argentina es ir a debatir “la reducción de las sobretasas que el Fondo cobra a los países con los que mantiene una elevada exposición crediticia. (…) De concretarse la quita de los sobrecargos, los intereses que paga el país bajarían cerca de U$S 900 millones por cada uno de los diez años que duraría el acuerdo de facilidades extendidas (EFF) que se está negociando”. Pero aun logrando esa quita de intereses, la hipoteca que significa la deuda de U$S 43.000 millones más intereses, mantendrá un intenso saqueo de recursos.
Algo que es reconocido por el propio Máximo Kirchner, que esta semana hizo varias apariciones públicas, donde repitió que "cada dólar que se destine al pago de la deuda con el FMI, es un dólar menos para el pueblo". La sobreactuación pública del jefe del bloque del Frente de Todos en la cámara de Diputados, no borra el hecho de que este gobierno en menos de dos años lleva pagando U$S 4.216 millones al FMI. ¿Ahí no aplica eso de que se paga a costa del pueblo? Porque, efectivamente, con esos recursos se podrían haber pagado 6.412.976 jubilaciones de $ 64.000 en vez de votar el cambio de la movilidad del Frente de Todos que los ajustó. O se podrían haber construido 117.337 viviendas en vez de reprimir y desalojar a las familias de Guernica en la provincia de su compañero Axel Kicillof. El Frente de Todos ya viene eligiendo, y con el aval de todas sus alas. Con la derrota electoral, aparecen declaraciones públicas con un ataque de “claridad” sobre el ajuste que son sorprendentes.
Donde no está claro es en los hechos: ahí no aportan ninguna solución de fondo para los padecimientos de las mayorías. La única fuerza política que sí plantea una serie de medidas que apuntan dar vuelta los problemas estructurales de trabajo, salario y precarización es el Frente de Izquierda Unidad. Pablo Anino profundiza en el Semanario Ideas de Izquierda qué pasa si aplica la reducción de la jornada laboral en las grandes empresas. Como contracara, Lucho Aguilar le pone caras y da voz a los trabajadores y las trabajadoras que vivieron (y viven) las consecuencias de las reformas laborales del menemismo. En esas historias está lo que pasa si siguen aplicando las viejas recetas que hoy se reeditan como si fueran una novedad en la historia nuestro país.
Pagar impuestos no es cosa de ricos
Los “Pandora Papers” vuelven a poner sobre la mesa una práctica sistemática de los grandes empresarios. Evasión fiscal, negocios ilegales y fuga que, varios estudios, calculan que alcanza una cifra de alrededor de U$S 400.000 millones. Se fugaron un PBI.
Pablo Anino mostró la sistematicidad de esta práctica con números: U$S 86.000 millones se fugaron durante el macrismo, y parte de esa fuga se financió con deuda, como la del FMI. Antes, bajo los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández se fugaron otros U$S 102.000 millones.
A las grandes empresas que conocimos del ranking de fugadores bajo el gobierno de Mauricio Macri (Telefónica, Pampa Energía, General Motors, Shell, Quilmes, Monsanto, Arcor), los Pandora Papers suman nuevos nombres ubicando a la Argentina como el tercer país con más beneficiarios de firmas offshore en estas guaridas fiscales. Como Hugo Sigman, involucrado en el negocio de la vacuna AstraZeneca, y Marcelo Figueiras del Laboratorio Richmond. Pero también se suman personajes ligados a la política tradicional: desde el ex secretario de Nestor Kirchner (Daniel Muñoz), el ex asesor de Macri (Jaime Durán Barba), y hasta el hermano del ex presidente.
Declaradas o no, las firmas offshore, coinciden en el sujeto y sus objetivos. Son mecanismos utilizados por los más millonarios, para pagar menos impuestos por sus gigantescas fortunas.
Alejandro Rebossio en El DiarioAr, se propuso contrastar las opiniones de distintos candidatos sobre los resultados de la investigación “Pandora Papers”. Las respuestas de Juntos por el Cambio son las previsibles. Martín Tetaz, que acompaña en la fórmula a María Eugenia Vidal en la Ciudad, dice que “la forma de resolverlo no es combatir la offshore sino simplificar la regulación”. Desde el espacio de Javier Milei directamente aplauden la evasión y promueven que los países compitan por ofrecer las mejores guaridas fiscales.
Del lado de enfrente, Nicolás del Caño dijo esta semana “grandes empresas y millonarios se llevan fortunas a paraísos fiscales para evadir impuestos mientras que las casi 19 millones de personas que son pobres pagan IVA para comer”. En esta nueva ostentación de los privilegios de clase, la conclusión parece ser que pagar impuestos no es cosa de ricos, pero sí del pueblo trabajador que tiene que pagar el IVA hasta para acceder a alimentos básicos.
En la nota de Rebossio, también da voz a Myriam Bregman del Frente de Izquierda. "Los datos que salen a la luz son escandalosos, pero más aún en un país como la Argentina donde los más ricos siempre están llorando por ayudas del Estado, exenciones impositivas, blanqueos", dice. La pregunta es ¿qué vamos a hacer con toda esta información que reconfirma la fuga y el saqueo de una minoría? Bregman propone “establecer mecanismos para implementar el cobro inmediato de los impuestos evadidos y la repatriación de los fondos fugados, o en su defecto tasas impositivas punitorias o expropiación sobre activos en el país". Porque no alcanza con la indignación. ¿El gobierno tomará alguna medida? ¿O seguirá cediendo a los pedidos de los grandes empresarios y el FMI?
Mientras el debate público siga copado por la agenda de esos grandes empresarios, nada bueno habrá para el pueblo trabajador. Así llegamos a donde estamos. Como dijo Fernando Rosso en El Círculo Rojo, “el problema es la concentración de la riqueza, los fugadores seriales, sus representantes políticos y su impunidad judicial. En todo, caso los trabajadores, trabajadoras y las mayorías populares son la solución”.
Cinco semanas
El Frente de Todos sigue en gira de anuncios que muestren gestión, reuniones con grandes empresarios y actos para movilizar a la militancia como el de este jueves en el estadio de Nueva Chicago convocado por el Movimiento Evita y Somos Barrios de Pie.
Brenda Struminger analiza el juego a dos puntas de Alberto Fernández: “la fluctuación entre la moderación y los embates contra la oposición en los discursos del Presidente quedó en evidencia más que nunca esta semana”. A cada cual lo que quiere escuchar: en el foro empresario de la Cámara Argentina de la Construcción habló de acuerdos y el fin de la “confrontación”; en Nueva Chicago apuntó contra Macri con una arenga para que los movimientos sociales militen el voto al Frente de Todos en los barrios.
En La Nación, Santiago Dapelo afirma que detrás de los esfuerzos por mostrar unidad en la coalición de gobierno, “cada una de las tribus que lo componen solo trabaja por su preservación ante lo que asoma como una inevitable derrota en noviembre”. Las distintas alas del Frente de Todos parece que se mostrarán unidas hasta el 14 de noviembre, pero ninguno descansa en preparar a los propios para lo que venga después, que dependerá del resultado electoral. En ese juego caben las nuevas apariciones de Máximo Kirchner. Y también los cambios que siguieron en el gabinete. Esta semana fue el cambiazo en la Secretaría de Comercio Interior: salió Paula Español (más ligada al kirchnerismo) y entró Roberto Feletti. “Hay quienes ven en la llegada de Feletti un ´logro de los intendentes´, porque viene de trabajar bajo la órbita de Espinoza”, dicen en La Nación. Struminger suma a esta lista el rol de Sergio Massa, a la caza de consensos con la oposición de Juntos por el Cambio: “en su entorno dijeron que después de la derrota mantiene una ´excelente y fluida relación política y personal´ con referentes de la oposición”. Nombraron a Gerardo Morales, Horacio Rodríguez Larreta, y Emilio Monzó. Es sabido que el punto nodal de consensos entre el oficialismo y Juntos es el acuerdo con el FMI. Los únicos que rechazan el pago de esa deuda ilegítima y fraudulenta son las y los candidatos del Frente de Izquierda.
Las especulaciones sobre lo que dirán las urnas el próximo 14 de noviembre son diversas. En el equipo de campaña de Juntos por el Cambio “hablan de una recuperación de cuatro puntos para la lista del Frente de Todos, que obtuvo el 33,64% de los sufragios en las primarias” según Tiempo Argentino. Pero agregan que la dupla Santilli – Manes también estaría creciendo. En Clarín, Eduardo Van Der Kooy, dice que dos consultoras que asesoran al gobierno hicieron las primeras encuestas en la provincia de Buenos Aires post PASO y arrojaron “un fluir de desencantados hacia las fuerzas de izquierda. Poquísimos retornos al Frente de Todos”.
En la política y la economía que siguen a dos tiempos, lo que está en juego es terminar con este espiral del día de la marmota conducido por la clase social privilegiada y su personal político que aparecen en los Pandora Papers. En esa dirección están las propuestas del Frente de Izquierda. Una bancada más fuerte de la izquierda en el Congreso, para que la agenda y la movilización del pueblo trabajador le hagan frente al ajuste.
Jesica Calcagno
Nació en Buenos Aires en 1984. Licenciada y profesora en Sociología (UBA). Acreditada en el Congreso.