La gobernadora de la provincia que lleva el nombre del río, Arabela Carreras, anunció convenios para mejorar el uso del recurso hídrico de la cuenca. Con un discurso de equilibrar la abundante disposición de agua provincial frente a la desértica Línea Sur, la gobernadora oculta un gran acuerdo interprovincial con Kicillof: que las aguas del Río Negro refrigeren los crackers petroquímicos de Bahía Blanca. Festejan las empresas imperialistas más dominantes del planeta.
Jueves 3 de noviembre de 2022 07:47
El anuncio de Carreras fue sobre una colaboración entre Provincia de Río Negro, la Embajada Israelí, la Cámara de Comercio que unifica intereses empresarios de ambos países y la empresa de aguas israelí Mekorot. El objetivo de dicho convenio es estudiar el cauce para la realización de nuevas obras que regulen las aguas de toda la cuenca, que afecta no solo al río Negro sino al Limay y el Neuquén. A decir de la gobernadora: “aprender a redistribuir el recurso y optimizar las áreas productivas”.
Ya en abril de este año diversos gobernadores habían visitado en el propio Israel las instalaciones de la empresa Mekorot. Esta empresa hace años se instaló como referencia en la planificación hídrica en la región, cuando Scioli como gobernador de la provincia de Buenos Aires comenzó a realizar convenios para mejorar la disposición de agua para ciudades y parques industriales bonaerenses. Se trata de la compañía sionista que drena los suelos palestinos, donde ya han desaparecido arroyos y manantiales subproducto de su avanzada tecnología de bombas; y que venden el servicio a los propios palestinos a un precio hasta cuatro veces más caro que a las colonias israelíes.
Pero lo que esconden los nuevos anuncios de Arabela Carreras es la verdadera finalidad de estos convenios. La Autoridad InterJurisdiccional de las Cuencas de los ríos Limay, Neuquén y Negro, órgano integrado por tres provincias: Neuquén, Río Negro y Buenos Aires; es la encargada de controlar y asegurar el caudal necesario para todas las actividades de las tres provincias. Y al parecer ya definió cuáles serán las nuevas prioridades. En una reunión conjunta entre Kicillof e intendentes del sudoeste bonaerense se anunció que unos 150m3/seg. del caudal del Río Negro, le corresponden a la Provincia de Buenos Aires. Toda una definición.
Ese anuncio nunca fue aclarado ni tampoco desmentido por Arabela Carreras. Por el contrario, en su discurso sobre el mejoramiento del uso del líquido, ocultó expresamente esa resolución. Esos 150m3/seg. de aguas del río Negro que la mandataria debería asegurar para la provincia bonaerense será destinada para nuevos proyectos industriales sobre el puerto bahiense de Ingeniero White; el agrobusiness cebollero del CORFO en la región del río Colorado, que es una cuenca con falta de agua potable para riego y uso humano; y para uso poblacional en Bahía Blanca, Punta Alta y otras localidades.
¿Quiénes pierden con este nuevo reparto?
Asegurar esa cantidad de agua para la provincia bonaerense implicará graves consecuencias ambientales y socio-económicas, sobre todo para la cuenca hídrica del valle inferior del río Negro, en la comarca Viedma y Patagones. En esa zona, durante el período de riego en las chacras del IDEVI de octubre a marzo de cada año, la línea histórica promedio del caudal de agua oscila entre 580 m3/seg a unos 450 m3/seg al finalizar la temporada. Estamos hablando de los niveles máximos del caudal, por el aporte anual del derretimiento de nieves en la cordillera.
Este registro promedio se estimó para los años 2013-2017. En el marco del calentamiento global, presenta una tendencia decreciente. El objetivo de Arabela Carreras parece ser mantener un caudal mínimo aguas arriba de las represas, ya muy por debajo del realmente necesario y que ni siquiera se cumple en determinadas semanas, datos que se esconden de las estadísticas de promedios anuales. La preocupación no sería el IDEVI en sí mismo (necesita 40m3/seg para la temporada de riego) sino que la propia provisión de agua potable en el conglomerado Viedma-Patagones estaría comprometida. Ni hablar de asegurar un caudal mínimo ecológico de las aguas para la reproducción de ecosistemas: diversos estudios señalan que sería necesario entre 400 y 600 m3/seg para toda la biodiversidad de la cuenca.
Esta situación explica las posturas diferenciadas en la propia coalición peronista gobernante. El Senador Nacional por Río Negro, el camporista Martín Doñate salió a criticar los anuncios del propio Kicillof desde las redes sociales. Lo mismo hicieron otros referentes peronistas de Viedma y Patagones. Pero, como dice el dicho, “donde manda capitán no manda marinero”. Las críticas de Doñate, un referente de los empresarios frutícolas de Valle Medio y asiduo visitante de las cámaras patronales frutícolas del Alto Valle, se contradicen no sólo con la línea extractivista de su propio gobierno nacional y bonaerense, sino también con su propia posición política de integrarse al oficialismo provincial rionegrino del partido de Arabela Carreras, Juntos Somos Río Negro. Su única preocupación real es que los negocios de sus representados sigan en pie.
La sed de los grandes pulpos imperialistas
La máquina devoradora de agua potable del Polo Petroquímico de Bahía Blanca proyecta ampliar su producción con nuevas plantas. A su vez, una mayor disposición de gas desde Vaca Muerta también aumenta la expectativa de aumentar la producción de los crackers, algo así como unos grandes hornos donde se somete a presión y calor el propio gas para descomponerlo y así poder fabricar diversos tipos de plásticos. Estamos hablando de empresas imperialistas como DOW Chemical, la creadora de la bomba napalm en la guerra de Vietnam; empresas como Profertil, Mega, Solvay Indupa, TGS: verdaderos gigantes de la energía y diversas ramas industriales. Estas empresas consumen el equivalente al 30% del consumo poblacional de la ciudad en la que está situada, Bahía Blanca. Y gozan de un contrato con aguas bonaerenses de la época kirchnerista donde explícitamente en un “anexo 0” aseguran que en caso de escasez del agua, la prioridad la tiene el polo petroquímico y no la población.
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Éstos son los verdaderos destinatarios de los nuevos 150 m3/seg del río Negro. El sobrante podrá ser destinado a mejoras en la provisión de agua potable en las localidades del sur bonaerense y podrían proyectar obras para fortalecer el riego en la zona del CORFO. Estamos hablando del valle inferior del Río Colorado donde se producía alrededor del 90% de toda la cebolla del país, aunque debido a la falta de agua en esa cuenca diversos pooles de siembra están mudando sus inversiones a los valles de Viedma, Gral. Conesa, sobre las aguas del río Negro.
En síntesis, la gobernadora Arabela Carreras celebra convenios con empresas ejemplares que del otro lado del mundo extraen agua a poblaciones enteras, con el fin de que uno de los ríos más importante del país termine desembocando en tuberías de enfriamiento para la producción petroquímica en Ingeniero White. En esto también existe un gran acuerdo nacional entre el oficialismo rionegrino, el gobierno de Kicillof y el gobierno nacional, cosa que Martín Doñate no puede ocultar por más críticas que realice desde sus redes sociales. Las nuevas medidas, a aplicarse en un futuro no muy lejano, pueden avivar disputas entre diversas cámaras patronales entre ambas provincias; pero sobre todo, son una nueva demostración de que en este período donde el país está atado a los mandamientos del FMI, es necesario enfrentar toda esta batería de medidas que saquean bienes naturales. Y hay que hacerlo de manera independiente de los grandes partidos patronales y de los que se dicen localistas defensores de la provincia y las ciudades, pero que son parte de este proyecto nacional. Porque en lo que hace al extractivismo para aumentar sus negocios, no tienen grietas.