A horas de una nueva marcha nacional por la Marihuana, un recorrido legal y político sobre la reciente sancionada que permite su uso medicinal.
Miércoles 6 de diciembre de 2017 17:04
La reciente ley 27350 sancionada por el congreso en Marzo abrió un precedente legal en la Argentina cuyo objeto es establecer un marco regulatorio para la investigación médica y científica del uso medicinal, terapéutico y/o paliativo del dolor de la planta de cannabis y sus derivados, garantizando y promoviendo el cuidado integral de la salud. Para ello crea un Programa Nacional destinado aquel fin que actualmente está en manos del Doctor platense Diego Sarasola.
Aquel tiene como finalidad propiciar la participación e incorporación voluntaria a los pacientes que presenten las patologías que puedan ser tratadas con cannabis y sus derivados. Las cuales serán determinadas por la autoridad de aplicación (Ministerio de Salud de la Nación) y/o el profesional médico de hospital público indique, y de sus familiares, quienes podrán aportar su experiencia, conocimiento empírico, vivencias y métodos utilizados para su autocuidado.
La ley federal de estupefacientes condena a quien siembre cultive o guarde semillas utilizables para producir, Ya partiendo desde esa base se sigue penalizando a la planta desde sus inicios. La tenencia también sigue siendo penada con el simple hecho de tener una cantidad insignificante de marihuana, un poco de aceite o cualquier derivado del cannabis por más inofensivo que sea para el estado es peligroso y te considera un delincuente. Aun si es por consumo personal. Es más, los usuarios de marihuana que se encuentren condenados por el sistema penal bajo esta ley están obligatoriamente sometidos a tratamientos de rehabilitación. Siendo este un tratamiento alternativo que actualmente está legalizado, se plasma una gran contradicción no dejando a presos por plantar suministrarse su propia de medicina. Otras legislaciones pioneras en este tema como la de Canadá, Israel y algunos estados de EEUU terminaron legalizando la planta en su totalidad, es decir, permitiendo su uso recreativo.
En los últimos tiempos, la demanda para comprar aceite de cannabis creció exponencialmente. La nueva ley prevé que el Estado debe garantizar el acceso gratuito al aceite de cannabis a las personas incorporadas al programa que establece la reglamentación. Pero mientras el Estado no provea el aceite, la única opción es la importación del mismo. Un tratamiento mensual con aceite importado tiene un costo estimativo de unos 15mil pesos mensuales. Mientras tanto, los usuarios seguirán dependiendo de sus cultivos , o de los "cultivadores solidarios", quienes siguen corriendo el riesgo de sufrir allanamientos, detenciones y arrestos siendo considerados narcotraficantes y criminales, cuando solo se busca palear el dolor y una alternativa frente a las respuestas sin resolver de la medicina tradicional. Pensamos que el auto cultivo no se puede parar porque es la única manera de empoderar la salud de cada persona que no quiere someterse a tratamientos convencionales, o que sometidos a estos, no le han dado resultados. Además es la manera de ser libre, frente a las decisiones que tomamos en torno a nuestro cuerpo y nuestra salud. El cultivador sabe y crea su propia medicina, teniendo plena conciencia de ello y de lo que se está suministrando.
Estar a favor no significa ir en contra de los controles de calidad que puedan surgir por parte del ANMAT, que serían sumamente necesarios para evitar estafas. Para quienes no puedan o quieran cultivar, sepan qué tipo de aceite están consumiendo. Pero si significa ir en contra de la medicina como negocio, la salud para pocos, y para el que la pueda pagar. Despenalizar el auto cultivo es el último paso a dar para la legalización del cannabis en su totalidad. Para que cada persona pueda tener su medicina de calidad al alcance de la mano, y a muy bajo costo, significa correr al mercado de la relación y realmente ‘’democratizar’’ el derecho a la salud.
La legalización de la marihuana es una demanda democrática de la juventud, principal afectada por su penalización en los últimos años. El gobierno, la Iglesia y las instituciones han satanizado durante décadas el uso recreativo de la marihuana en la juventud, acusándolos de vagos y delincuentes por ejercer este derecho. Para acabar con el flagelo de la “guerra al narco” y la criminalización de la juventud, no hay que confiar en las leyes e instituciones que se han beneficiado con su criminalización. Es necesario luchar en las calles por la legalización de la marihuana con fines recreativos, así como por la liberación de todos los presos por cultivar. Por eso creemos necesario convocar a la octava marcha nacional por la Marihuana que se llevara a cabo el día jueves 7 a las 15 horas Plaza de Mayo.