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Red Internacional
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Rugby. El club San Cirano suspendió a los agresores del hombre en situación de calle

El rugbier Julián Cirigliano se transformó en noticia cuando se viralizó un video en el que agrede a un hombre en situación de calle. Su club anunció su suspensión. ¿Tiene relación el Rugby con esa conducta?

Miércoles 14 de septiembre de 2016

Anoche salió un comunicado oficial de la Comisión Directiva de San Cirano anunciando la decisión a la que llegaron con respecto a los jugadores de rugby del club que se filmaron agrediendo a una persona en plena calle. En horas de la mañana habían avisado que se juntarían para tomar cartas en el asunto. La resolución, finalmente, fue la de suspender (en principio, por tiempo indeterminado) a Julián Cirigliano y compañía, además de incitarlos a realizar tareas comunitarias con “Amigos en el camino” y “Frío Cero”, dos fundaciones con las que el club, contaron, suele colaborar.

Este episodio nefasto tuvo lugar, naturalmente, fuera del ámbito del club, por ende es para destacar que la CD de San Cirano haya decidido hacerse cargo de sus jóvenes socios y tomar esta decisión. Más allá del repudio generalizado de todo el mundo en redes sociales (felizmente no se ha visto nadie que les “festeje” la broma de mal gusto), era importante que desde el propio club se metan para hacerles ver que estuvieron totalmente fuera de lugar. Ahora habrá que estarse atento a que estos castigos que les fueron impuestos se cumplan, y que la suspensión para que vuelvan a ponerse la camiseta verde y azul sea de una duración importante, porqué no de por vida, incluso.

Como es común cuando sucede alguna situación del estilo, las redes sociales se llenaron de comentarios en contra de “todos los rugbiers” o del rugby en general. De esa lógica, los medios son parte. El rugby no está entre los tres o cuatro deportes más populares de Argentina, así que difícilmente tenga que ver con situaciones violentas o delictivas que se ven día a día, es una minoría esporádica. ¿Por qué no se dice “eran dos futbolistas” ante una pelea en una discusión de tránsito? ¿O “cuatro ingenieros”?

El rugby es un deporte, en su dinámica de juego, plenamente agresivo y de impacto. Por ende, sería inviable si quienes lo practican no hicieran un culto a valores tales como el respeto por el rival, por el árbitro, por el reglamento. Para eso existe y se cumple a rajatabla el ritual del Tercer Tiempo, por caso. Para nada es un deporte violento. Del repudio a esta agresión también fue parte el mundo del rugby, como era de esperar: desde jugadores de otros clubes o periodistas, hasta cuentas especializadas, nadie eludió el tema. Está claro, estas cuestiones no tienen lugar. Ni en el rugby ni en otro ámbito.